Todo parecía indicar que el proyecto de ley para llevar las prácticas anticonceptivas quirúrgicas a los hospitales públicos iba a ser tratado en la sesión de hoy de la Cámara de Diputados. Así lo aseguró el presidente del bloque kirchnerista, Agustín Rossi, la semana pasada cuando describió el temario que llegaría al recinto. Sin embargo, ayer la luz verde se transformó en amarilla y la iniciativa quedó congelada.

El dictamen que sintetizó el consenso de seis proyectos de diferentes fuerzas políticas, que apunta a habilitar la práctica de ligadura de trompas y la vasectomía como método anticonceptivo en el sistema público de salud y las obras sociales, estaba a punto de obtener media sanción en el Congreso. En el propio bloque oficialista surgieron diferencias, e incluso algunos legisladores se adelantaron pidiendo libertad de conciencia al momento de votar. Otros, más pragmáticos, entre quienes estuvo la mendocina Patricia Fadel, consideraron que los asuntos a tratar previstos para esta sesión insumirán mucho debate y que convenía postergar el tratamiento de la iniciativa.

Pero las autoridades de la bancada K decidieron bajarlo del temario de hoy ante un pedido concreto de sus aliados, los diputados duhaldistas residuales del Peronismo Federal y los opositores de la Unión Cívica Radical. Ambas fuerzas coincidieron en argumentar que un proyecto de esta naturaleza merecía “más tiempo de estudio”.

Las fuentes consultadas por Página/12 descartaron que el freno al proyecto de Juliana Marino, Marcela Rodríguez y otras diputadas haya tenido que ver con alguna presión de la Iglesia o de la Casa Rosada. Quien había hecho explícito su rechazo fue la activista castrense Cecilia Pando, durante las reuniones en comisión, como portavoz de los diputados del represor Luis Patti. Y el PRO también expresó su oposición en la voz de la diputada Paula Bertol, quien afirmó que “con este proyecto va a ser tan fácil ligarse las trompas como ir a la peluquería”.