Raúl Rebaynera, uno de los mayores torturadores de la Unidad 9 de La Plata durante la última dictadura, quedó detenido por orden del juez Blanco tras negarse a declarar.
“Cada vez que lloviznaba, el guardiacárcel Raúl Rebaynera ponía música clásica (Beethoven o Bach) y salía a ‘cazar’, como él decía. Nos sacaba de las celdas y nos llevaba a los calabozos de castigo para golpearnos. ‘Si te doy 15 trompadas y no gritás, te volvés a la celda. Si no te quedás 15 días’, te decía”, relató a Página/12 el ex preso político Julio Mogordoy. El ex guardia de la cárcel de La Plata en la dictadura, que se encontraba prófugo de la Justicia, fue finalmente detenido. Se negó a declarar ante el juez Manuel Blanco, quien investiga las torturas a cerca de veinte presos políticos en la Unidad 9, entre los que estaba el premio Nobel de La Paz, Adolfo Pérez Esquivel. También analiza su participación en el centro clandestino de detención La Cacha. Rebaynera está imputado por tormentos y por el presunto asesinato de Marcos Ibáñez Gatica. “Cayó uno de los mayores torturadores de la U9”, sostuvo Mogordoy.
El juez Blanco había pedido el 28 de abril la captura de 18 penitenciarios, pero se dieron a la fuga tanto Rebaynera como Catalino Morel y Pedro Guerrero. La policía bonaerense, que mantenía vigilada su casa y había intervenido los teléfonos, lo siguió cuando regresó a su hogar, en Melchor Romero, en las afueras de La Plata. Allí lo detuvo y lo trasladó a la comisaría segunda de La Plata. Luego de negarse a declarar ante el juez, quedó detenido en la cárcel de Marcos Paz. Además de Rebaynera, que actualmente tiene 53 años, se encuentran detenidos otros 14 penitenciarios, entre los que está el ex director Abel Dupuy, que inauguró en enero de 1977 los llamados pabellones de la muerte.
Rebaynera fue celador en ese penal desde el 28 de febrero de 1977 hasta el 4 de diciembre de 1978, un período que coincide con el que funcionaron los pabellones. Luego continuó como oficial de guardia hasta 1979. “El es el que me verdugueó permanentemente. Cuando me torturaban a mí, venían con Dupuy y me tocaba con su bastón de mando en las heridas. Y me decía: ‘¿Le duele aquí?’ Y yo era un grito permanente”, recordó Pérez Esquivel, en diálogo con este diario. “El ultimo día, cuando me vienen a buscar, me rompe la foto de mi mujer y mi pibe en la cara. Alguna vez va a llegar la justicia para que se acabe la impunidad de estos represores”, destacó el premio Nobel de La Paz.
El represor también está imputado por el presunto homicidio de Ibáñez Gatica, que era un preso político de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) de San Juan. El 24 de julio de 1977 fue sancionado por no “apurar su paso” en la fila y fue enviado a los calabozos de castigo, por orden de Rebaynera. Apareció colgado el 25 de julio. Según las declaraciones de los ex presos políticos –como el diputado Francisco “Barba” Gutiérrez– “luego de tanta golpiza lo mataron e intentaron pasarlo por un suicidio”. Los ex presos destacaron que no tenía elementos para suicidarse en el calabozo. Ibáñez Gatica murió el 10 de septiembre en el Hospital de Olmos.
Rebaynera actuó también en los pabellones 1 y 2 de esa cárcel, desde donde se trasladaba a los presos para fusilarlos en falsos enfrentamientos o se los secuestraba en la puerta del penal. Mogordoy estuvo en el pabellón dos, donde se encontraban los militantes del PRT-ERP, mientras que en el uno estaban los montoneros. “Le decían El Nazi porque era rubio, alto, con pinta de alemán. Y por lo sádico que era en las torturas. Se ensañaba especialmente con los judíos”, explicó Mogordoy. “Te metían bajo la ducha con agua helada hasta gastar el jabón”, recordó.
“A un preso le hacía poner el ojo en la mirilla de la celda y lo pinchaba con una birome. Si no iba al calabozo”, destacó Mogordoy, quien aseguró que “han muerto compañeros como Alberto Pinto, por los golpes. A Rafael La Sala lo indujeron al suicidio porque no soportaba más el dolor.” “A Rafael lo torturaron mucho. Una noche se escuchó un tumulto, abrieron su celda y estaba colgado con una camisa. Yo no sé si se suicidó. Estábamos en 1977 y no hubo investigación”, detalló Alberto Elizalde, otro ex preso político que fue torturado en esa cárcel.
Los testimonios que existen contra Rebaynera provienen de los Juicios de La Verdad de La Plata, a partir de los que se abrió la causa sobre la U9. Entre ellos, se encuentra el de Carlos Marín Bettiol, quien fue secuestrado el 29 de junio de 1977 en Olivos y pasó al menos por tres centros clandestinos de detención. “La Plata era la continuación de los centros clandestinos, ya que los recibieron con una tremenda golpiza, los tiraban en el piso y los golpeaban con las zapatillas en la planta de los pies”, dijo. Otro de los que sufrió esos castigos fue el ex preso Luis Aníbal Rivadeneira, al que el represor le decía “pariente” mientras lo golpeaba con una tabla de madera. “Estuve diez días sin poder calzarme, no me olvido más. Después, esto lo vi en Expreso de Medianoche, pero este tipo era un innovador”, afirmó Rivadeneira.
Informe: Werner Pertot.
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