EL PAíS › TELERMAN E IBARRA EXPUSIERON SUS DIFERENCIAS
› Por Santiago Rodríguez
Aníbal Ibarra y Jorge Telerman dejaron de lado las apariencias y exhibieron en público que de la relación que los unía ya casi nada queda. No polemizaron entre sí, pero mandaron al cruce a sus escuderos: de un lado, dos de los ministros de confianza del actual jefe de Gobierno, Gabriela Cerruti y Juan Pablo Schiavi, vincularon a Ibarra con la toma del edificio del Fonavi del Bajo Flores; del otro, los ibarristas encabezados por el ex secretario de Cultura Gustavo López salieron a replicar la denuncia y acusaron a Telerman de “tratar de desprestigiar” a su destituido antecesor “por temor a que la Justicia lo reponga en su cargo”. En medio de la discusión, los kirchneristas porteños se mostraron más amigables con Ibarra que con Telerman.
El ex jefe de Gobierno y su sucesor siempre fingieron llevarse mejor de lo que se llevaban, pero el juicio político y la destitución de Ibarra deterioró una relación que ahora parece encaminada a la ruptura.
Ibarra entiende que, cuanto menos, Telerman no hizo todo lo posible para evitar su caída. No lo dice públicamente, pero sí le han escuchado quejas en ese sentido quienes gozan de su confianza. También mostró signos de malestar con su sucesor en el lanzamiento de su nuevo espacio político.
En el gobierno porteño hace tiempo que evalúan que la relación entre ambos difícilmente tenga retorno. Ya hace un mes, cuando los vecinos del Barrio Rivadavia I tomaron por primera vez el edificio de Esteban Bonorino al 1800 adjudicado a los habitantes de la villa 1-11-14, los funcionarios de la ciudad deslizaron que detrás estaba la mano del ibarrismo.
La nueva ocupación de esas viviendas anteayer se convirtió en un cóctel explosivo, cuya mecha encendió también el propio Ibarra al criticar el nombramiento de Schiavi en Planeamiento. “Que una persona que viene del grossismo y fue jefe de campaña de Macri sea el ministro más importante de la ciudad no es lo que la gente votó”, remarcó en declaraciones por su sobreseimiento en la causa por la tragedia de República Cromañón.
Lo que Schiavi dijo fue que la toma del monoblock del Bajo Flores tuvo que ver “con lo que fue el movimiento interno del IVC (Instituto de Vivienda), de mucha gente que se fue y está vinculada al ex jefe de Gobierno” y remató: “Resulta muy sospechoso que en el día en que el ex jefe de Gobierno se dedicó a criticarme porque tuve un paso por el macrismo, diez personas entren por la ventana de un edificio que tenía custodia”.
Schiavi recaló en la administración porteña tras ser repatriado al kirchnerismo por el jefe de Gabinete nacional, Alberto Fernández. Su reacción contó con un guiño de Telerman, a quien le cayó mal que de todos los llamados que recibió por su sobreseimiento, Ibarra sólo haya revelado el suyo y contado, encima, que le había manifestado que “estaba muy contento”. “Convirtió el fallo a su favor en un acto de campaña y nos involucró inútilmente”, se quejaba anoche un operador suyo.
En ese contexto, también habló Cerruti. “Esto responde a un modo de hacer política de dirigentes que bajo el matiz del progresismo escondían prácticas del clientelismo político de la peor estofa”, dijo la ministra de Derechos Humanos y Sociales y afirmó que “desde que asumió Telerman se pasó de los planes clientelísticos a los planes sociales”.
“Telerman estuvo cinco años y medio con Ibarra; dos y medio fue su vice y uno y medio estuvo dirigiendo las políticas sociales como secretario de Desarrollo Social, y Cerruti era su jefa de Gabinete”, recordó López. Denunció también que “Telerman se acercó al macrismo” y remarcó otro detalle: “La gestión en el IVC que ahora se critica la conducía Ernesto Selzer, a quien Telerman nombró primero como ministro de Planeamiento y después como vicepresidente del Banco Ciudad”.
Lo mismo recordaron desde el bloque K en la Legislatura y le pidieron a Telerman que se definiera “de qué lado está” y “si comparte las declaraciones de Schiavi”. A eso se sumó el desdén con que los kirchneristas porteños lo trataron en el lanzamiento del Instituto para la Victoria, donde Fernández ni siquiera lo mencionó al enumerar los candidatos en la ciudad para el año próximo y calificó a Ibarra como “un dirigente muy importante de la ciudad”. El destituido jefe de Gobierno recibió también allí el respaldo del vicepresidente Daniel Scioli.
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