Omar Rombolá, un técnico de Coca Cola-Femsa que había sido separado de su lugar de trabajo por la empresa en represalia por su participación gremial, fue reincorporado en su puesto. La embotelladora debió reintegrarlo por orden de la Justicia y tras una serie de protestas contra la discriminación que hicieron sus compañeros. Los operarios de la planta de Pompeya, que no tienen el apoyo del sindicato del sector (el Sutiaga), apelaron para esto a modos de reclamo novedosos, como ir a trabajar con una escarapela. El episodio de discriminación se había originado luego de que Rombolá ayudara a organizar sindicalmente la fábrica, que no tenía delegados desde hacía diez años.