Vie 15.09.2006

EL PAíS  › LAS ABUELAS ENCONTRARON AL NIETO NUMERO 84

Otra identidad recuperada

Un pelo, un cepillo de dientes con restos de saliva, elementos tan mínimos como éstos sirvieron a las Abuelas para encontrar al nieto número 84. Se trata de Alejandro, hijo de Liliana Fontana y Pedro Sandoval, un matrimonio secuestrado y desaparecido en 1977. El joven se había negado a hacerse la extracción de sangre, por lo que la Justicia ordenó recoger elementos personales de su domicilio para extraer las muestras de ADN. Luego de conocer el resultado de los exámenes –que confirmaron en un 99,9 por ciento su filiación–, Alejandro quiso conocer a su familia biológica. Fuentes del caso dijeron que se siente bien y está contento con el reencuentro.

El joven tiene 28 años, vive solo y pidió preservar la intimidad del encuentro. Por eso esta vez no hubo en Abuelas una conferencia de prensa, sino un comunicado confirmando la noticia, que ya había anticipado el juzgado de María Romilda Servini de Cubría. En tribunales añadieron que el apropiador, que pertenece a las Fuerzas Armadas o de seguridad, está preso hace casi un año.

En 1977, cuando la secuestraron, Liliana tenía veinte años y era estudiante de peluquería; estaba embarazada de dos meses y medio. Pedro tenía treinta y tres y era albañil. Fueron secuestrados mientras compartían una cena en la casa de Caseros, donde vivían con los padres de ella. “Querían un mundo mejor. Pedro tenía dos hijos de un matrimonio anterior. Se estaban construyendo una casita donde recibir al primer hijo que esperaban con alegría. El día del secuestro habían comprado lana para tejerle al bebé”, contó en una entrevista publicada por este diario en 1988 Silvia Fontana, hermana de Liliana.

Por testimonios de sobrevivientes se supo que los llevaron al centro clandestino de detención Club Atlético, en Paseo Colón y Garay, y que Liliana fue sacada de allí para dar a luz.

Las familias Fontana y Sandoval buscaron al niño desde entonces. Pero incluso después de encontrada la primera pista buena, cuando la Justicia detuvo al apropiador, tuvieron que esperar porque el joven se negaba a hacerse los exámenes de ADN. El nuevo método, que consiste en utilizar muestras no hemáticas, es para las Abuelas “un herramienta válida para aliviar a los jóvenes del peso de la decisión de someterse a la extracción de sangre e igualmente respetar el derecho de los familiares a conocer su identidad”.

En este caso, como ya había ocurrido con otro anterior, la Justicia ordenó el allanamiento del domicilio del joven para secuestrar objetos personales. Los análisis estuvieron terminados el 14 de julio pasado y le fueron comunicados a Alejandro el 7 de agosto. El estudio había sido repetido dos veces para moverse con absoluta seguridad.

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