EL PAíS › JUAN MANUEL PALACIOS DEJA LA CONDUCCION DE LA UTA
Es la mano derecha del líder de la CGT, Hugo Moyano. Dice que deja la conducción de su gremio porque cumplió “un ciclo”. Fue involucrado en la compra de una costosa estancia.
“Cumplí un ciclo.” No habló de la madre, como Juan Román Riquelme al renunciar a la Selección. Tampoco dio demasiadas pistas sobre los motivos de su alejamiento. El secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Juan Manuel Palacios, anunció ayer que a fin de año dejará la conducción del gremio de transporte. Para explicar su decisión, el Bocha, como lo llama todo el mundo sindical y político, se refugió en el latiguillo de los cambios generacionales. “Tiene que comenzar la renovación y hay que oxigenar las conducciones. Esta decisión la tomé en el 2002, pero no me fui porque en esa época se vino la crisis económica en el país y no podía abandonar a mis compañeros”, dijo. Dos semanas atrás, una nota periodística lo había involucrado, junto a su hijo Gabriel Adrián y el secretario adjunto de la UTA, Roberto Fernández, en la compra de una costosa estancia en la localidad agropecuaria de Henderson.
El mandato de Palacios al frente del sindicato vence el 2 de enero de 2007. Hasta que anunció la decisión de retirarse a fin de año, nadie se atrevía a cuestionar su liderazgo. Su poder quedaba claro a partir de una simple enumeración de antecedentes. Desde 1985 mantiene el cargo de secretario general del gremio, como jefe de la agrupación Celeste y Blanca. Con los años se convirtió en un actor muy influyente de la vida gremial. En los ’90, el alineamiento incondicional de Rodolfo Daer con el ex presidente Carlos Menem terminó de catapultarlo: entonces fundó el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) junto con Hugo Moyano, el embrión de lo que luego sería la CGT rebelde. “Es el más inteligente de todos”, supo elogiarlo el ex ministro del Interior Enrique Nosiglia.
El ascenso parecía no detenerse con la asunción de Néstor Kirchner. El santacruceño, tras coquetear inicialmente con la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), decidió recostarse en el poder del sindicalismo tradicional. Y el acercamiento se expresó en el nombramiento de Moyano como único secretario general de la CGT, una decisión que fue posible tras una larga negociación entre “gordos” y “moyanistas”. Palacios tenía un espacio garantizado en la nueva estructura. En el ámbito sindical y político lo consideran la “mano derecha” del líder de Camioneros. Nada hacía suponer que estaba pensando en jubilarse. Aunque en lo legal, cumplía con todos los requisitos: Palacios supera los 55 años que exige la Ley de Transporte para iniciar los trámites jubilatorios.
Los planes comenzaron a cambiar hace dos semanas, cuando un semanario publicó una investigación sobre la compra de una estancia en Henderson, una localidad del oeste de la provincia de Buenos Aires que hasta ahora sólo había sido noticia como la patria chica del velocísimo Claudio Paul Cannigia. Pero los vecinos de la zona contaron a la prensa que un conocido sindicalista había comprado la estancia San Ignacio, al sur de Henderson, que abarca 380 hectáreas de tierra ideal tanto para la agricultura como la ganadería. Durante muchos años ese lugar fue propiedad de la familia Naón Pirovano. La propiedad cambió de manos en octubre de 2005. La compró la empresa Calema SA, una sociedad creada en 1992. En el directorio de la compañía figuran tres personas. Dos de ellas son el hijo de Palacios y su segundo en la UTA, Roberto Fernández, presidente de la sociedad.
Aunque los mencionados intentaron despegarse del secretario general del transporte, otra revelación pareció dar más crédito a la denuncia periodística. En la rendición de cuentas ante la Justicia de los gastos electorales de la campaña de Adolfo Rodríguez Saá, cuya candidatura apoyaron Moyano y Palacios, figuraban donaciones y aportes de Calema SA. La revelación ganó más impacto con otro dato, presuntamente difundido de uno de los hermanos Naón, de que el costo de la operación de compra-venta habría superado el millón de dólares. Aunque la información sobre la compra de la estancia se publicó hace quince días, los compañeros de Palacios en la CGT no esperaban que decidiera dejar su cargo en el sindicato. “Para mí es una sorpresa”, comentó a Página/12 un miembro del consejo directivo de la central obrera.
Para discutir las novedades, los principales dirigentes de la CGT se encontraron anoche en el salón Palais Rouge, en Salguero y Honduras, Palermo. En la cena estaba previsto que se encontraran los miembros del consejo directivo de la central sindical, entre ellos Palacios. Los invitados descartaban que el histórico líder de los colectiveros aprovecharía la ocasión para explicar sus próximos pasos. Se sabe que dejará la conducción de la lista Celeste y Blanca –que ganó todas las elecciones del gremio desde el ’85 en adelante, muchas veces sin competencia– en manos de su segundo y el secretario de Interior del gremio, Ricardo Cheik Alí.
Ayer, cuando le preguntaron por los eventuales logros de su carrera gremial, Palacios enumeró “la desaparición de la multiplicidad de tareas, la implementación de las seis horas como jornada de trabajo y la extensión del mismo a todos los sectores de la actividad, incluidos los subterráneos”.
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