Jue 21.09.2006

EL PAíS  › RESTITUYEN EL CUERPO DE UNA DESAPARECIDA DE LUJAN

“La memoria siempre gana”

Los restos de Hilda Zulema Vergara, secuestrada en Paso de los Libres en 1976, fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Fue enterrada ayer en Luján.

El funeral de Hilda Zulema Vergara podría haber sido uno como cualquier otro. La diferencia residió en que fue secuestrada por una patota militar en Paso de los Libres, Corrientes, el 10 de julio de 1976. Y que sus restos fueron encontrados en el 2001 con otros NN en el cementerio de San Martín. Y que su identidad fue restituida definitivamente hace unos días por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

El cementerio municipal de Luján está situado a una cuadra de la Basílica. Setenta personas estaban presentes ayer entre familiares, amigos, compañeros y funcionarios. Cerca de la entrada se podía ver una placa que la E.N.E.T. Nº 1 colocó en memoria del personal y los alumnos desaparecidos que pasaron por el claustro. Frente al nicho donde se colocaron los restos, la familia le cedió las primeras palabras a la representante de las Madres de Plaza de Mayo de Luján, Rosa Palazo, quien nombró a los desaparecidos de la zona. Cada nombre tuvo el grito de ¡Presente! como respuesta. “Uno en nombre de todos”, destacó una de las hermanas de Hilda, Graciela, que estuvo detenida en el centro clandestino de detención conocido como Automotores Orletti en octubre de 1976, aclarando que el entierro era en nombre de todos los desaparecidos todavía sin identidad restituida. Luego leyó un poema que escribió para Hilda.

Hilda Vergara vivió en Luján la mayor parte de su vida. Era estudiante en la Escuela de Artes, pero le atraía principalmente la pintura. Junto a su marido, Arnaldo Harold Buffa, eran activos militantes del Partido Socialista de los Trabajadores, del que llegaron a ser candidatos regionales en las elecciones de 1973. En noviembre de 1975 un grupo de civiles encapuchados secuestró a su esposo, pero lo liberó un tiempo más tarde. Fue cuando tomaron la decisión de irse. Paso de los Libres, Corrientes, fue el lugar elegido porque tenían un compañero, Vicente Omar Pascarelli, que los recibiría sin problemas. En julio del ’76 fueron secuestrados los tres y enviados al centro clandestino de detención La Polaca, en Corrientes. Luego los trasladaron hasta la localidad bonaerense de José León Suárez, donde fueron acribillados. Los militares argumentaron frente a su padre, ex oficial de policía, que habían muerto en un enfrentamiento y le advirtieron que no siguiera haciendo preguntas.

“Este es el esfuerzo de tantos años de lucha de las Madres, de los organismos de derechos humanos, de los antropólogos y de todos los que siguen peleando por construir una sociedad más justa. Porque ése es el mejor homenaje que podemos hacerles a ellos”, improvisó a su turno el secretario de Derechos Humanos bonaerense, Edgardo Binstock.

“Tarde o temprano la memoria siempre gana. Porque nos podrán robar todas las flores, pero no podrán robar la primavera”, destacó unos momentos después el intendente lujanense Miguel Angel Prince, quien estableció el día como duelo municipal mediante una ordenanza.

Media hora más tarde, el acto siguió en un centro de jubilados ubicado a cincuenta metros del cementerio, barrio en el que crecieron los hermanos Vergara. El antropólogo Carlos Somigliana, del EAAF –que ya recuperó casi trescientas identidades en todo el país– explicó que “la restitución de la identidad es un proceso lento, y la llave está en el aporte de datos que nos llega. Cualquier dato, por pequeño que parezca, sirve para ser entrelazado con otros y así acercarnos cada vez más a la identificación completa del desaparecido”. Graciela, David y Mabel Vergara, todos hermanos de Hilda, coincidieron en que “ahora la comunidad de Luján tiene un lugar donde homenajearla. Porque hoy asistimos a su funeral después de treinta años de su desaparición”.

David recordó que “con Gabriela estábamos en la Juventud Trabajadora Peronista. Cuando el comando Jordán Bruno Genta nos sentenció a muerte nos mudamos a Paso del Rey. Por ahí pasó Hilda antes de irse a Corrientes”.

Sobre el final una vecina presente, también ex detenida-desaparecida, pidió la palabra. “El que deja huellas no desaparece”, afirmó.

Informe: Julián Bruschtein.

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