EL PAíS › ALBERTO FERNANDEZ POSICIONA A MIGUEL BONASSO EN LA INTERNA PORTEÑA
› Por Diego Schurman
La excusa es la inauguración de un predio deportivo. Pero el verdadero objetivo del acto que este domingo encabezará Alberto Fernández en Villa Lugano es posicionar a Miguel Bonasso. El diputado aspira a ser el candidato a jefe de Gobierno porteño del kirchnerismo. Y el jefe de Gabinete ve con buenos ojos el fortalecimiento de “un ala izquierda” en el Frente de la Victoria de la ciudad.
Desde hace días Fernández y Bonasso se muestran como “carne y uña”, según reconoce una voz autorizada de la Casa Rosada. Se reúnen y conversan más a menudo de lo que se cree. Y diagraman el armado de un “espacio progresista” del que no es ajeno Aníbal Ibarra.
Este domingo el jefe de Gabinete y el diputado compartirán un acto donde se presentará la nueva sede del Club Social y Deportivo Albariño. Son 12.500 metros cuadrados cedidos por el gobierno nacional a través del Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado (Onabe).
En la foto aparecerán previsiblemente el titular de ese organismo público, Fernando Suárez, y el secretario de club, Antonio Nicolino. Pero también figurará el titular de Cascos Blancos, Gabriel Fuks. No se trata de un dato menor. Hasta hace un tiempo, Fuks se mostraba tan distante de Fernández como entusiasta de una candidatura de Jorge Telerman. La aparición de Bonasso en escena modificó los planes de Fuks, quien ahora se sumará decidido al proyecto de Fernández. Ambos mantuvieron numerosas reuniones antes de que el jefe de Gabinete viajara a Nueva York.
En la ingeniería electoral de la Casa Rosada ven de buena manera la conformación, con Bonasso a la cabeza, de un “ala izquierda” del Frente para la Victoria porteño. En la lógica de Fernández eso permitirá contener una porción del electorado que no se ve representado por Daniel Scioli, el otro candidato para la ciudad que apuntala el jefe de Gabinete.
El plan que por estas horas prima en el Gobierno es el de fogonear indistintamente a Scioli y a Bonasso. Incluso podrían dejar que ambos participen de la competencia reivindicando las políticas de Kirchner. Y aquí entra a jugar la inquina de Fernández con Telerman, otro de los que se anotaron para la carrera electoral con loas al Presidente.
Gracias al sistema de ballottage, en derredor del jefe de Gabinete creen factible producir una suerte de ley de lemas en el kirchnerismo porteño. Así, se piensa dejar que Scioli, Bonasso y Telerman salgan al ruedo para después apoyar a quien logre ingresar en la segunda vuelta contra –-estiman– el candidato de PRO, sea éste Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta o Ricardo López Murphy.
En ese esquema, Bonasso sería una competencia directa con Telerman por los votos de centroizquierda, más aún si en su lista termina figurando Ibarra como candidato a primer diputado. Se sabe, desde la destitución, Ibarra no se lleva nada bien con su ex vice y sucesor en la ciudad. Tanto que le negó el saludo la última semana en el Hotel Alvear.
Apostar todo al ballottage no es descabellado: es improbable que algún candidato saque de entrada la mitad más uno de los votos necesarios para que no haya segunda vuelta. De todos modos, la estrategia de Fernández es riesgosa ya que el kirchnerismo podría dispersar sus votos entre tres candidatos y quedarse fuera de la segunda vuelta a costa del aspirante de otro partido, como el ARI, que ha salido segundo en la última elección. El tiempo dirá.
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