EL PAíS › LA SECRETARIA DE AMBIENTE ADVIRTIO QUE BOTNIA DEBE RELOCALIZARSE
Tras el anuncio de la mudanza de Ence, Romina Picolotti le dijo a Página/12 que el ahogo financiero, la movilización social y el fallo de La Haya serán decisivos para que la papelera finlandesa siga el mismo camino. Anunció un proyecto para exigir licencia social a las empresas.
› Por Irina Hauser
Había pasado la tarde del sábado en la Cancillería en una reunión con el equipo que representa a la Argentina en la Corte de La Haya. De ahí, la secretaria de Ambiente, Romina Picolotti, salió envalentonada: “Ahora nuestro objetivo es Botnia”, dijo. La funcionaria se mostró complacida con la noticia del traslado de la papelera Ence pero cree que no arregla el problema. La mayor amenaza de contaminación, sostuvo en diálogo con Página/12, está en la pastera finlandesa. El Gobierno, anunció Picolotti, jugará todas sus cartas para que esa empresa relocalice su planta. Hay tres factores, explicó, que serán determinantes: la movilización social, la decisión pendiente del Banco Mundial de financiar o no el proyecto, y el fallo, en 2007, del tribunal internacional.
–¿La mudanza o salida de Ence es una solución?
–No, de ninguna manera. Nosotros seguimos sosteniendo que Botnia no puede quedarse en ese lugar, por el impacto que va a tener en la calidad de las aguas, debe relocalizarse. Las empresas tienen que acompañar los procedimientos de desarrollo de los pueblos, no ir en contra de eso. Por eso es muy buena la decisión de Ence. Demuestra que Argentina tenía razón y legitima el reclamo de la gente de Gualeguaychú. En Europa hay una cuestión clave que es la licencia social. En la Secretaría de Ambiente estamos trabajando en un proyecto de legislación que la contemple.
–¿Qué es la licencia social?
–Es el permiso que le da la sociedad a un emprendimiento que va a afectar rotundamente sus usos y costumbres. Estamos trabajando en un proyecto que lo relacione con el impacto ambiental. La participación pública tiene un valor fundamental. No puede ser que venga una empresa y diga: me voy a instalar acá y éste va a ser el impacto. Antes de que el Estado autorice debe haber una instancia de intervención de la sociedad. En realidad, hay dos proyectos, uno en el Senado y otro Diputados y nosotros estamos haciendo un dictamen. Es un tema muy importante también para las empresas en cuanto a su seguridad jurídica. Mire lo que le pasó a Ence después de haber hecho una inversión tan importante.
–¿Qué factores pesaron en la decisión de Ence? ¿La protesta, la negociación con el gobierno argentino o los créditos que el Banco Mundial mantiene en suspenso desde hace un año?
–Cuando un presidente se une al pueblo en un reclamo, es muy difícil que las empresas puedan sostener una postura omnipotente como han pretendido Botnia y Ence. Pero existe una conjunción de factores. Hay un hecho importantísimo, que yo viví cuando no estaba en el Estado sino en el movimiento social de Gualeguaychú. Vi la importancia de que el gobernador (Jorge) Busti tomara el caso como gobierno e impulsara la lucha, y que luego lo tomara el Presidente. Esto fortaleció el reclamo de un modo impresionante. Me refiero a la estrategia jurídica, ya que nunca podíamos haber ido a La Haya sin el Estado, y la estrategia financiera, ya que no es lo mismo que se pare la gente sola frente al Banco Mundial que lo haga con un Estado que es accionista. En la decisión de Ence, entonces, se juntan varias cuestiones: la falta de licencia social, el reclamo ante La Haya, el ahogo financiero. Para la empresa, así, no es un buen negocio.
–¿Botnia no sale fortalecida con el nuevo escenario?
–No, creo que la debilita enormemente. ¿Por qué va a ser un buen negocio para Botnia lo que no es un buen negocio para Ence? Se dedican a lo mismo, en el mismo lugar. En la página web de la Corporación Financiera Internacional (CFI), dice que uno de sus objetivos es promover negocios en lugares donde haya una situación social amigable para los emprendimientos. ¿Usted invertiría un centavo en Botnia y Ence con una sentencia de la Corte de La Haya que dice que la pueden desmantelar si el Estado argentino prueba determinado daño? ¿O donde hace tres meses hay una protesta de cien mil personas en un puente quejándose por su instalación? Yo no invierto un centavo. El mercado también reacciona, de hecho hubo impacto en las acciones de Botnia y la empresa ahora está parada por los sindicatos. No es un buen lugar para hacer negocios.
–¿El gobierno argentino sabe dónde se muda Ence o si directamente se va?
–No sabemos. Ni siquiera tenemos una notificación oficial de la decisión de la empresa. Hay versiones contradictores sobre si se queda o si se va.
–¿Si se relocalizara, da lo mismo que sea en Paysandú, Soriano o Rocha, que son los lugares que se mencionan?
–Es lo mismo en cuanto al marco jurídico, que establece cómo Argentina y Uruguay han decidido compartir el uso del río Uruguay. Ante cualquier emprendimiento sobre ese río (podría ocurrir en Paysandú y Soriano) se debe implementar el proceso previsto en el estatuto, de consulta e información entre los países. Además, la empresa tendrá que gestionar otra vez los créditos. Todo el proceso vuelve a foja cero, cualquiera sea el traslado, si es sobre el río Uruguay o dentro su ecosistema.
–¿Cuántos kilómetros abarca ese ecosistema?
–En la secretaría utilizamos el concepto de cuenca, como en el Riachuelo. El río no es el hilo de agua que se ve. Son los afluentes y todo lo que hace que ese río sea como es. En este caso se puede hablar de unos 40 kilómetros, que es lo que declaró Botnia como radio de impacto ambiental directo. Es curioso que esto abarca, del lado uruguayo, un sitio protegido por su importancia en cuanto a un humedal.
–¿Qué va a hacer el Gobierno en relación a Botnia?
–Seguimos con la misma posición: se tiene que trasladar. El impacto de Botnia es el más importante, es la planta más grande.
–¿Hay alguna conversación con la empresa?
–Cuando yo aún no estaba en la secretaría recibí varias invitaciones para conocer sus plantas. Cortésmente le contesté que no tenía problema en conocer una planta en un país en vías de desarrollo y con la misma capacidad de producción. No me interesaba ver una pastera en Finlandia. Y hace una semana Botnia envió una invitación a la asamblea de Gualeguaychú y al Centro de Derechos Humanos y Ambiente (Cedha) para la inauguración de la nueva planta. Da la sensación de que o tienen muy mala gente a cargo de las relaciones institucionales o no entienden la gravedad del conflicto.
–¿Desde el Gobierno prevén algún contacto con la empresa o con el gobierno finlandés?
–A través de Cedha y la asamblea de Gualeguaychú se hizo una demanda contra el Estado finlandés ante la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que tuvo apoyo del Gobierno. La demanda fue aceptada. Pero no conozco si hubo conversaciones o si habrá.
–¿El futuro de Botnia de qué depende?
–De la Corporación Financiera, de La Haya y también de la movilización social. Son los tres pilares de la defensa del río Uruguay. Lo que estamos tratando de defender los argentinos desde el primer momento es un bien que nos pertenece a todos. Es de interés público, es un río que usamos ambos países, que usa nuestra gente, mientras el Uruguay está empecinado en defender intereses europeos. Si Argentina sale airosa en este caso, ganamos todos, argentinos y uruguayos, nuestros hijos nuestros nietos.
–¿Cuándo resolverá la CFI si otorgará financiamiento a Botnia?
–La CFI contrató tres consultoras y estaría terminando un nuevo informe sobre el impacto ambiental esta semana. Va a ser revisado por la consultora Hatfield. Luego la CFI tiene que decidir si eleva el caso ante el directorio para que vote si frena o no los créditos. Quizá para diciembre haya una definición.
–Botnia dice que los créditos le representan sólo el ocho por ciento del dinero que necesita para construir la planta. ¿Igual es decisivo lo que diga el Banco Mundial?
–Botnia dice muchas cosas. Pero lo que diga el Banco Mundial tiene una gran importancia. Botnia ha solicitado créditos también a bancos europeos, incluso a la agencia de exportación de Finlandia, y desde que nosotros obstaculizamos el financiamiento Botnia no recibió ni un euro ni un dólar. El Banco, desde el punto de vista financiero, es como el César. Lo que diga tiene una enorme repercusión en el resto del sistema bancario. La Corte de La Haya ha sido muy clara al establecer que no se puede realizar ningún tipo de acción que agrave la controversia. El Banco Mundial tiene una gran responsabilidad en ese sentido.
–¿La mudanza de Ence no debilita la estrategia argentina en la Corte Internacional de La Haya?
–De ninguna manera. Nuestra argumentación ante La Haya tiene dos ejes. Por un lado, las violaciones al procedimiento previsto en el Estatuto del Río Uruguay. Eso no cambia si hay una o dos plantas, las violaciones existieron igual. El hecho de que una empresa, pese a la autorización que le dio Uruguay, haya decidido no instalarse, no implica que no se haya violado el procedimiento que fija el estatuto. El otro eje es la afectación de la calidad del río. Esto tampoco consideramos que se modifique de manera sustancial, porque la planta que se traslada es la más pequeña en cuanto al impacto. Y donde está Botnia el río tiene características muy particulares.
–¿Qué características? ¿Es más vulnerable?
–El río Uruguay es particular en todo su cauce, y en esa zona tiene características específicas de sedimentación, profundidad y de fauna ictícola (peces). Pero no puedo entrar en detalles porque es parte de la prueba que vamos a presentar en La Haya.
–Usted hablaba de la importancia de la protesta. ¿Cómo ve la caravana que se hará mañana (por hoy) al puente internacional?
–Me parece muy bien que la gente se movilice y que exprese su rechazo a estos proyectos. A lo que me opongo es a los cortes. La asamblea de Gualeguaychú tiene que pensar la movilización social como una herramienta dentro de la estrategia de defensa del río. En ese sentido tiene que evaluar con mucha serenidad cuál va a ser la modalidad que va a tener la movilización social. Un corte de ruta perjudica la estrategia jurídica. Como representante legal que fui de la asamblea, tengo la obligación de ser sincera. Ningún tribunal del mundo ve con buenos ojos los cortes de ruta. Y nosotros estamos intentando convencer a una corte internacional de que Argentina tiene derecho y su reclamo es legal. El corte favorece a Botnia y al Uruguay.
–¿Teme que vuelvan los cortes en el verano?
–No me gusta manejarme con pálpitos. Espero que Botnia tome la misma actitud que tomó Ence, que tenga sensibilidad social y colabore con la solución del conflicto.
–¿Tiene algún indicio de que eso puede ocurrir? La empresa está anunciado su inauguración en 2007.
–Cuando empezamos con este caso creíamos que estábamos luchando contra los molinos de viento. Nadie creía, como ahora nadie cree lo del Riachuelo. Pero son reclamos justos y nos asiste la razón. Ahora uno puede pensar, como se trasladará Ence ¿por qué no podría hacerlo Botnia? Lo más importante es que Argentina y Uruguay se paren con dignidad frente al mundo, unidos en protección de su gente, con un proyecto de desarrollo sustentable en ese lugar del río. Que ese lugar que hoy se ve horrible con esa chimenea, sea un lugar turístico, que de igual cantidad de puestos de trabajo que Botnia. Hay alternativas. No es esto o la nada.
–¿Buscarán volver a dialogar con el gobierno uruguayo?
–La verdad es que el Estado argentino y el uruguayo habían llegado a un acuerdo de paralización de obras, que se cayó por la intransigencia de Botnia. En ese momento el Estado uruguayo notificó expresamente que daba por terminadas las negociaciones bilaterales. Quien debe reabrir el diálogo es el gobierno uruguayo. No creo que lo haga salvo que esté dispuesto a discutir la relocalización. Ojalá.
–Ultimamente algunos integrantes de la asamblea decían que no se sentían apoyados por el Gobierno, que no hay control aduanero y Botnia sigue recibiendo insumos.
–Lo hablé mucho con la asamblea. No creo que el gobierno argentino haya sido condescendiente con Botnia. Si no pasan mercadería por un lado, la pasan por otro. Nuestra fuerza radica en que el Estado esté unido con el pueblo. Las estrategias, ante La Haya y la financiera, están funcionando muy bien. Yo tuve reuniones con el nuevo director por Argentina en el Banco Mundial, hemos mandado cartas a (Paul) Wolfowitz, hemos ido al Banco. Ahora nuestro objetivo es Botnia, apuntemos al objetivo.
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