EL PAíS › MARCOS SUAREZ Y UNA LLAMATIVA COINCIDENCIA
El día en que se hizo el análisis de ADN para conocer su identidad, se sentó a ver la novela para relajarse. Y ahí vio su foto de bebé en una escena en la sede de Abuelas.
› Por Emanuel Respighi
El 22 de junio, Marcos Suárez estaba visiblemente ansioso y expectante porque a la mañana se había hecho los exámenes de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos del Hospital Durand. Quería comprobar si era hijo de Hugo Suárez y María Rosa Vedoya, desaparecidos el 10 de diciembre de 1976. De vuelta en casa, a la noche prendió la televisión para distraerse un poco de tanta tensión acumulada en su camino por conocer la verdad de su historia. Se puso a ver Montecristo, la telenovela que Telefé emite de lunes a jueves a las 23 y cuya trama indaga en el derecho a la identidad y la expropiación de bebés durante la dictadura militar. Fue en ese momento cuando Suárez no pudo creer lo que veía en la pantalla: en una escena de la trama que transcurría en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo, el muchacho se reconoció en una foto de un bebé que la cámara tomaba en primer plano. Creer o no creer, pero la realidad y la ficción televisiva se combinaron, como nunca, con asombrosa coincidencia.
La historia del nieto número 85 recuperado por las Abuelas, esta semana, llama la atención por las coincidencias que se sumaron para derivar finalmente en la comprobación de que Suárez fue secuestrado junto a sus padres cuando era un bebé de casi un año y luego fue criado por una enfermera que lo anotó como propio. En primer lugar, porque Suárez nunca había sospechado que su padre podía ser uno más de los 30 mil desaparecidos. De hecho, se había acercado al organismo con el único fin de que lo guiaran sobre los pasos que podía dar para conocer el nombre y el paradero de su padre, del que nada sabía. Y en segundo lugar porque nunca se hubiese imaginado reconocerse en la TV, mediante una foto suya de bebé, en el marco de una telenovela.
Claro que más allá de esta casualidad temporal, el reconocimiento a través de una foto aparecida en Montecristo forma parte de una estrategia implementada por Abuelas. La organización intenta capitalizar la buena audiencia del programa, que es uno de los dos ciclos más vistos en lo que va del año, para informar a la sociedad sobre su incesante búsqueda. En tal sentido, la telenovela suele mechar en su trama distintas imágenes de los nietos buscados por la institución que encabeza Estela de Carlotto, como forma de difusión. Según le informaron a Página/12 en Abuelas, las dos fotos de bebés secuestrados que aparecieron en pantalla en el envío del 22 de junio –en el que se reconoció Suárez– fueron elegidas al azar. De hecho, aparecieron fundamentalmente porque reflejaban rostros nítidos, a contraposición de muchas de las imágenes de otros chicos que poseen en la institución y que, en su mayoría, se encuentran en peor estado de conservación. Desde el comienzo del ciclo, los guionistas de Montecristo, Adriana Lorenzón y Marcelo Camaño, consultan frecuentemente a Abuelas sobre la manera en que abordan, desde la ficción, los temas relacionados a la recuperación de la identidad y el lenguaje utilizado con ese fin. Un extraño vínculo que, finalmente, dio sus frutos.
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