EL PAíS › NUEVO ROUND DE KIRCHNER EN EL ENFRENTAMIENTO CON LA IGLESIA
El vocero del arzobispo Jorge Bergoglio, que criticó a Kirchner, habría presentado la renuncia, pero por ahora seguirá en su puesto.
“El diablo llega a todos, a los que llevamos pantalones y a los que llevan sotana.” Lejos de bajar los decibeles de la pelea con la Iglesia, Néstor Kirchner utilizó ayer la tribuna de un acto bonaerense para volver a la carga. Esta vez el blanco de sus palabras fue el portavoz del Arzobispado, Guillermo Marcó, quien recientemente lo había calificado como el “presidente de la discordia”. Ayer se habló del posible desplazamiento del cura de su cargo de director de prensa, pero desde el Arzobispado aseguraron que “por ahora” segirá en su puesto.
“¿Por qué soy un presidente de la discordia? ¿Porque peleo por la justicia, la equidad, porque no haya impunidad, por los pobres, por el trabajo y por la Patria? ¿Esto es ser un presidente de la discordia? Entonces, soy un presidente de la discordia, yo no vine a renunciar a mis convicciones”, se quejó el mandatario.
La Iglesia había desautorizado a Marcó al considerar que sus expresiones habían sido a “título personal”. Sin embargo, Kirchner no cesó en su embestida contra el vocero del cardenal Jorge Bergoglio. La polémica frase de Marcó que alborotó a la Casa Rosada fue: “Si un presidente fomenta alguna cierta división, termina siendo peligroso para todos. Hay que dejar de alentar los odios y de levantar el dedo acusador”.
En un acto de entrega de viviendas en la localidad de Tres de Febrero, Kirchner salió a contestarle. “Dividir a los argentinos es que no haya justicia, que haya impunidad”, respondió. Y puso de ejemplo la desaparición de Jorge Julio López, testigo en el juicio contra el represor Miguel Etchecolatz, “si acá hubiera habido justicia cuando correspondía”.
El Presidente mantiene una fuerte polémica con distintos hombres de la Iglesia a raíz de su apoyo a Carlos Rovira, quien busca habilitar la reelección indefinida en Misiones a través de una reforma constitucional. El primer candidato a convencional del opositor Frente Unido por la Dignidad es el saliente obispo de Puerto Iguazú, Joaquín Piña, quien ya ha batallado verbalmente con Kirchner.
El mandatario percibe que no se trata de una postura aislada sino que se ha generalizado en la Iglesia, sobre todo en Misiones. El designado reemplazante de Piña, Marcelo Martorell –un confeso amigo del fallecido Alfredo Yabrán–, se sumó esta semana al coro de voces contrarias al proyecto reeleccionista y cuestionó los deseos de Rovira de “perpetuarse en el poder”.
Una aclaración pertinente: la presencia de Martorell en Misiones, más allá de las coincidencias con el discurso de la Iglesia respecto del proyecto reeleccionista de Rovira, no es bienvenida por muchos religiosos de esa provincia mesopotámica.
Volviendo a la relación entre el Gobierno y la Iglesia, ésta ya había bajado el tono de la confrontación con Kirchner al desautorizar a Marcó. La medida fue acompañada de una versión sobre el posible desplazamiento del cura de su cargo de director de prensa. No obstante, desde el Arzobispado aseguraron ayer a la agencia Télam que Marcó se mantendrá “por ahora” en su puesto.
De acuerdo con la versión de otra fuente del máximo nivel de la curia porteña, Marcó llegó a ofrecer su “renuncia” al cargo pero no se la aceptaron. “Yo tengo una visión de fe en la Iglesia, no una visión de trabajo”, reflexionó el sacerdote tras reunirse esta mañana con Bergoglio, a la espera de saber cuál sería su destino.
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