Mar 17.10.2006

EL PAíS  › OPINION

En medio del miasma

› Por Artemio López *

En el programa A Dos Voces del miércoles 4 de octubre el dirigente justicialista Antonio Cafiero, casi a los gritos frente a una tal Martha Holgado, supuesta hija de Juan Perón, defendió el traslado del cadáver del ex presidente a un mausoleo, porque según él estaba ahora mismo “en medio del miasma” y otras podredumbres por el estilo. El viernes 13 del mismo mes, tempranito por la mañana, la bóveda de la familia Perón en Chacarita recibió la visita de peritos de partes que extrajeron muestras del cadáver de Perón, para realizar estudios que comprueben o no la supuesta paternidad del león herbívoro sobre la ya citada señora Holgado, que insiste en que el ex presidente “es mi papi”.

Finalmente este martes 17 de octubre, se traslada lo que queda del cadáver de Perón tras las mutilaciones y vejaciones diversas sufridas desde su muerte al Mausoleo de la quinta San Vicente, sita en la provincia de Buenos Aires.

El plan original consistía en un velatorio de tres (3) días en la misma CGT y el traslado a pulso del féretro hasta el mausoleo provincial en una especie de cover berreta del cortejo mortuorio del año 1974. Afortunadamente alguien (¿adivinen quién?) advirtió lo obvio y aunque no pudo fumigarlo, el acto se bajó a este “toco y me voy” actual, un par de horitas y todo el mismo día. Sucede que desde la muerte de Perón en julio de 1974, además de treinta y dos (32) años, pasaron algunas cosas.

Por ejemplo, según la Encuesta Permanente de Hogares, la ya famosa EPH, la Argentina pasó del 3 por ciento de desempleo abierto en julio de 1974 al 24 por ciento en octubre de 2002; del 6 por ciento de pobreza al 54 en mayo de 2003; del 2 por ciento de indigencia al 27 por ciento en mayo de 2003; de una brecha entre ricos y pobres de 12 veces en 1974 a 31 veces en mayo de 2005; de 15% de trabajo informal en 1974 a 47% en octubre de 2002; por citar sólo algunas linduras. Y entre las variadas cosas que sucedieron y como ya sabemos todos, buena parte de este profundo daño social fue infringido y legitimado en nombre de “pe-rón-pe-rón-gran-con-duc-tor” modelando la abyecta decadencia que caracteriza a nuestro país urbi et orbi, degradación diseñada y conducida por la mayoría de los mismos dirigentes que participarán, y hasta conmovidos, de este circo ambulante y sí que bizarro. En fin, doctor Cafiero, parafraseando la vieja consigna setentista: “Si esto no es el miasma, el miasma dónde está”.

* Director de la Consultora Equis.

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