“En este país no tiene que crecer solamente un pequeño grupo, tienen que crecer todos los argentinos, porque la Argentina debe ser para todos”, afirmó Néstor Kirchner al hablar el sábado por la noche en la fiesta del Sindicato de Trabajadores de Edificios (Suterh), que sirvió de tribuna al Presidente y contó con varias sillas reservadas en el predio de la Sociedad Rural de Palermo para las figuras del oficialismo: la senadora Cristina Fernández de Kirchner; el vicepresidente Daniel Scioli; el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; los ministros de Planificación, Julio De Vido, y de Trabajo, Carlos Tomada; el titular de la Anses, Sergio Massa, y el anfitrión y titular del gremio de los porteros de edificios, Víctor Santa María.

Kirchner se refirió a la posibilidad de su reelección al afirmar que “no vengo a buscar ni a tratar de quedarme toda la vida sentado en el sillón de la Casa Rosada”; insistió en que “todavía estamos en el infierno”, pero se entusiasmó con el futuro inmediato: “Dios quiera que el 10 de diciembre de 2007, cuando termina mi mandato, les pueda decir que estamos en la puerta del purgatorio, (que) hemos triunfado y nos encaminamos a la victoria”. Sobre el final, el Presidente volvió a pedir respaldo a su gestión: “Les pido que me ayuden, ustedes saben que hay algunos que no quieren que cambie nada, entonces es fundamental que el pueblo argentino esté atento, porque ya hemos tenido y sufrido muchísimo para no poder construir la Argentina que nos merecemos”.