EL PAíS › LA TENSA ESPERA DE SOLA, FERNANDEZ Y PAMPURO
En un mes se sabrá si el gobernador puede pelear por la reelección. Qué dice el escrito que presentó ante la Junta Electoral bonaerense. Cómo miden y qué piensan los otros dos aspirantes oficiales. Qué futuro le promete el kirchnerismo a Felipe si no logra su objetivo.
› Por Diego Schurman
La última vez, Néstor Kirchner se lo dijo sin ambages:
–¡Necesitamos una definición ya!
Felipe Solá tomó nota y fue a la Justicia. En noviembre le responderán si está habilitado para ir por la reelección. El Presidente nunca dudó de los deseos del gobernador de seguir en el cargo, pero le advirtió que el paso del tiempo devaluaría las aspiraciones de los otros candidatos. “La demora en definir legalmente el tema no hace otra cosa que instalar la idea de que Felipe es el preferido y que los demás son candidatos muletos. Y la verdad es que para nosotros todos tienen la misma jerarquía”, señaló a Página/12 uno de los máximos funcionarios de la Casa Rosada.
Solá comparte la espera con la misma ansiedad que el senador José “Pepe” Pampuro y el ministro de Interior, Aníbal Fernández. A ellos tres parece limitada ahora la pelea por la gobernación de un distrito donde se supo librar la madre de todas las batallas. ¿Y Cristina Kirchner? La respuesta oficial es tajante: “Nunca pensamos en ella para la gobernación”.
Después de algunos cabildeos, el jueves Solá finalmente le solicitó a la Junta Electoral que se expida sobre su habilitación. No lo hizo en persona sino a través de Aldo San Pedro y Marcelo Bellotti, presidente y apoderado del Partido de la Victoria. El mandatario provincial le pidió autorización a Alberto Fernández para utilizar ese sello. El jefe de Gabinete se constituyó en interlocutor oficial del gobernador en los últimos tiempos. Hubo otro partido que se sumó a la presentación: el Polo Social, que tiene como referente al diputado Francisco “Barba” Gutiérrez.
“Queríamos de Felipe una definición urgente. No podíamos estirar más los tiempos. Y esta historia ya se estaba haciendo chicle”, reflexiona, no de buen talante, un ministro de la Nación. En La Plata justificaron la demora en la desaparición de Jorge Julio López, el testigo clave del juicio al genocida Miguel Etchecolatz. “Tuvo un impacto político fuerte y nos modificó los plazos”, reconoció un funcionario bonaerense que pidió riguroso off the record.
Ya se dijo: el obstáculo es el artículo 123 de la Carta Magna provincial. Allí se determina que “el gobernador y el vicegobernador pueden ser reelectos o sucederse recíprocamente por un nuevo período. Si han sido reelectos o se han sucedido recíprocamente, no pueden ser elegidos para ninguno de los cargos, sino con intervalos de un período”.
En 1999 Solá acompañó en la fórmula a Ruckauf y en el 2003 encabezó otra fórmula, secundado por Graciela Giannettasio. Felipe quiere que la Junta Electoral no considere como primer período el tiempo que reemplazó a Ruckauf en la gobernación, cuando éste huyó hacia la Cancillería.
Los fundamentos
El colofón del escrito de Solá –al que accedió Página/12– considera que de existir algún tipo de dudas sobre si puede ser reelecto, la Justicia siempre debería inclinarse “a favor del sometimiento de la cuestión al electorado, presumiendo su capacidad reflexiva y su madurez cívica”. Los fundamentos de la petición hacen alarde de la “soberanía popular como fuente única del poder público”, como si el reclamo por un nuevo período fuese del pueblo y no del gobernador.
No se divisó hasta ahora ni siquiera un “operativo clamor”. Sin embargo, la Junta Electoral deberá analizar si da curso a un escrito que hace apología de las prácticas reeleccionistas. Basta observar allí la reproducción de las palabras de Alexander Hamilton. “¡Qué imprudente, por vía de consecuencia, tiene que ser toda disposición prohibitiva de esa clase, cuyo efecto sea impedirle a una nación que utilice a sus propios ciudadanos de manera que más convenga a sus exigencias y circunstancias!” explicó en 1788 el padre fundador de la constitución norteamericana.
En el Gobierno nacional no le quitan méritos a Solá. Consideran que es un gobernador capaz. “Tiene experiencia, está haciendo una gestión de gobierno buena. No hay que olvidarse que agarró la provincia que pagaba en patacones”, lo ensalza un ministro K. Y es precisamente sobre ese rasgo que hace hincapié el escrito.
Vale la pena rescatar el tramo con la cita que Alexis de Tocqueville hizo en La democracia en América: “Las leyes que prohíben a los ciudadanos reelegir a su primer magistrado les quitan el mejor medio de hacer prosperar el Estado o de salvarlo. Se llegaría así, por otra parte, al resultado extraño de que un hombre fuera excluido del gobierno en el momento mismo que acababa de demostrar que es capaz de gobernar bien”.
¿Carlos Rovira se hubiera animado a citar a Tocqueville para defender su proyecto de reelección indefinida en Misiones? A propósito de la comparación, Solá muestra que tiene algunos límites: no está pidiendo una reforma constitucional sino una interpretación de la misma a través de lo que técnicamente se denomina una “declaración de certeza”.
El mandatario está convencido de que la Junta le responderá y la Corte provincial no se inmiscuirá. En la Casa Rosada no están para nada seguros de un fallo favorable para el gobernador y mucho menos de la abstinencia de la Corte en el asunto. Por eso aguardarán, sin parsimonia, hasta fin de noviembre, momento en el que se comenzará a delinear el futuro de Solá.
“Felipe pierde 4 a 1, ya lo tengo chequeado”, vaticina un interesado en la contienda sobre la actitud que tomarán los 5 miembros de la Junta Electoral. El hombre con raíces en el distrito más populoso del país, y que hace alarde de sus contactos con los factores de poder bonaerense, asegura haber obtenido la infidencia el lunes pasado, cuatro días antes de que Solá hiciera su presentación. Son muchos también los que imaginan una pulseada leguleya –hay que recordar que la oposición dijo que impugnará la presentación de Solá–, lo que podría dilatar el tema hasta principios del año que viene. Esta alternativa desagrada a la Casa Rosada.
Sabiéndola una jugada riesgosa, ¿por qué Kirchner dejó crecer la ilusión del mandatario provincial? Según uno de sus estrategas, porque si no “Solá dejaba de gobernar”. Algo así como la teoría norteamericana del pato rengo, que describe la pérdida de poder de aquel mandatario con cuenta regresiva en el cargo.
–Si a Solá lo habilitan a ser reelecto, Kirchner deberá jugarse por él –-imagina Página/12 ante un funcionario conocedor del pensamiento presidencial.
–Seguramente.
–Y si resulta un fallo desfavorable ¿hay Plan B para el gobernador?
–No sé qué tiene pensado él. Nosotros no lo vamos a dejar colgado. Le daremos un ministerio o una embajada importante –promete para quien fue pieza clave en la tarea de erosión del aparato duhaldista. La hipótesis, claro, se hace sobre la continuidad del kirchnerismo en la Casa Rosada después del 2007.
¿Qué dice Felipe? “Solá no piensa en otra posibilidad que no sea la de su candidatura”, sintetiza un vocero bonaerense sin hacer demasiada alharaca, contrastando con la euforia que embarga al gobernador.
En la gatera
Aníbal Fernández asume verba diplomática cuando habla de Solá en público. Pero en privado no le desea ni una miga de suerte. Esta semana debió coincidir con el gobernador en la teoría del complot, una bandera para salvar a la CGT y, de rebote, al Gobierno, por la batahola de San Vicente. Pero se relame cuando los sindicalistas apuntan al ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian –con quien se lleva mal–, por haber retaceado la participación policial durante el traslado de los restos de Perón. El ministro del Interior recibió esta semana a Hugo Moyano y lo notó aplacado. Lejos de percibir ese ánimo como un dato negativo, en la Rosada creen que capitalizarán la cuestionada autoridad del camionero. “Sabe que los vamos a bancar y que nos opondremos a un golpe de Estado en la CGT a cargo de Barrionuevo. Pero también sabe que nosotros no podemos volver a quedar expuestos. Suponemos entonces que va a estar condicionado y algo más obediente”, evalúan.
Nadie sabe si Fernández cree en la teoría del complot. Pampuro deja lugar a la duda. Pero ninguno podrá decir en público algo distinto de la versión oficial. Menos sabiendo de su vieja militancia duhaldista, precisamente el sector que Kirchner divisa entre los responsables de San Vicente.
Un hombre de influencia al que suele consultar el Gobierno, pero no es funcionario ni ostenta cargo político, acercó un razonamiento que supieron apreciar en el primer piso de la Casa Rosada. “Si los votos en la provincia son de Kirchner, ¿por qué no candidatean a uno de ustedes?”, les sugirió. El confidente no se conformó con bajarles el pulgar, en esa alusión tácita, a Pampuro y Fernández, sino que además puso sobre la mesa al que, a su entender, consideró “del palo” K: Jorge Taiana. De todos modos, a esta altura, el canciller aparece en el listado de autoexcluidos.
En el debate de “propios” y “prestados” seguramente se trasunta la intransigencia oficial con figuras que exhiben vuelo propio. Para Kirchner la autonomía es una virtud, mientras sea la propia. En los demás la ve como un peligro. Y no la tolera. De eso pueden dar cuenta desde Rafael Bielsa hasta Roberto Lavagna.
Pampuro y Fernández muestran respecto del Presidente un grado de lealtad –-o sumisión, según el diccionario opositor– absoluta. Uno manejando los silencios, el otro combinando verborragia y desparpajo, con argumentos que aunque a él mismo no lo convenzan, defiende hasta el hartazgo.
Pole position
La introspección de Pampuro y la extravagancia de Fernández seguramente fueron elementos que no desechó Chiche Duhalde cuando esta semana castigó a uno por “débil” y al otro por “maleducado”. No es la primera vez que al senador lo pintan como una figura dócil. De esa manera lo describió hace un mes una columna periodística para inferir que Kirchner se inclinaría por Pampuro por sobre el resto de los aspirantes a gobernador.
Es probable que el ex ministro de Defensa se haya entusiasmado con lo dicho por el columnista político, pese a tratarse de una nota huérfana de elogios, pero el Presidente vio el motivo de ese comentario únicamente como un ataque a su propia persona. “Dicho así parece que Kirchner elige a un boludo porque es menos riesgoso y eso me parece tirado de los pelos, además de denigrante para Pepe”, se queja un inquilino de la Rosada no muy receptivo a las críticas.
Es cierto que Fernández muestra con mayor crudeza su ambición de poder. Fue pionero en esto de postularse candidato a gobernador y acuña cierto dominio territorial y llegada a la liga de intendentes. Su constante exposición pública, resultado de su labor como vocero oficial, le permitió instalarse con mayor facilidad que Pampuro y es probable que eso lo haya ayudado a estar unos peldaños por encima de los demás en los sondeos de opinión que maneja el Gobierno.
Una encuesta de imagen que llegó a manos de los contendientes muestra que, en una pelea reducida a Pampuro y Fernández, éste saca alrededor de diez puntos de ventaja sobre aquél. La pregunta es si Kirchner terminará inclinándose por lo que digan los sondeos –de hecho, Solá está en punta en todos– o hará primar otros valores. O si aguardará hasta saber el nombre del oponente, más allá de que hoy por hoy no aparece nadie que amenace con hacer sombra al aspirante oficial.
Pampuro suele mostrarse atribulado cuando le enrostran los números. Y llama al teléfono rojo ante un amague oficial para privilegiar a un candidato por sobre otro. En su defensa, Pepe dice tener la venia presidencial y cree poder interpretar el decálogo kirchnerista como nadie. “Están todos un poquito ansiosos. Yo les diría que se tomen cinco minutos, y se tomen un té”, se divierte un ministro evocando una vieja publicidad. En un mes se sabrá cómo sigue la película y el año que viene se blanqueará el nombre del candidato.
Si se trata de rendir loas a Kirchner, o sacar chapa de aspirante, la fila es enorme: Alberto Balestrini, Sergio Massa, Florencio Randazzo y hasta José María Díaz Bancalari. Hay que recordar que el Gobierno también mandó medir a la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, aunque por el momento el futuro de la hermana del Presidente parece estar más cerca de Santa Cruz. Por ahora, la Rosada parece haber extendido el salvoconducto bonaerense únicamente a Solá, Fernández y Pampuro. El mismo día que el gobernador hizo su presentación ante la Junta Electoral, el jueves pasado, el trío fue invitado por el Presidente a participar de un acto en Lanús. Fue la foto de la pole position, aunque todavía resta saber quién quedará en el primer puesto.
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