EL PAíS › SEGUNDA ASAMBLEA ANUAL DE LOS OBISPOS
› Por Washington Uranga
Los obispos católicos comenzarán mañana en Pilar su segunda asamblea plenaria del año. El trasfondo lo dan las repercusiones de las recientes elecciones de convencionales constituyentes en Misiones, donde el obispo emérito de Iguazú, Joaquín Piña, encabezó la lista que terminó con las ambiciones reeleccionistas del gobernador Carlos Rovira. Mientras tanto, en Buenos Aires, hoy se cierra en la sede de la Universidad Católica Argentina un congreso sobre “Los católicos en la sociedad civil y la política”, que fue inaugurado por el cardenal Jorge Bergoglio sin hacer ninguna alusión directa a los sucesos políticos recientes en el país. Del encuentro participan entre otros el cardenal chileno Javier Errázuriz, Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), el cardenal Theodore Mc Carric, arzobispo emérito de Washington, y el subsecretario del Consejo Pontificio para los Laicos, el uruguayo Guzmán Carriquiry, funcionario vaticano con larga tradición en Roma. En uno de los paneles inaugurales compartieron la mesa el rector de la UCA, el sacerdote Alfredo Zecca y el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer.
En la asamblea de Pilar no pasará tampoco inadvertida la decisión de Eduardo Fellner de desistir a sus aspiraciones de un nuevo mandato en Jujuy, después de recibir una sugerencia en ese sentido del propio presidente Néstor Kirchner. Los temas estarán, sin duda, en la agenda del centenar de obispos, pero lo que se diga y evalúe no trascenderá más allá de las paredes de la casa de encuentros “El Cenáculo”, también conocida como “La Montonera”, actual sede de los encuentros episcopales. La decisión del cuerpo colegiado que encabeza el cardenal Bergoglio es, al menos por ahora, mantener bajo perfil y no emitir opinión sobre aquel acontecimiento o sobre la situación general del país.
En contactos informales previos al encuentro, varios obispos dijeron que se trata de un momento en el que se debe extremar la prudencia tratando de salvar que cualquier declaración pública puede dar lugar a “falsas interpretaciones”. Por un lado los obispos quieren evitar que se tense más la cuerda en la relación con Kirchner, y por otro, que algunos sectores de la oposición aprovechen la ocasión para “oportunistamente” alzarse con un supuesto aval de la jerarquía. Sin embargo, la decisión final respecto de un eventual pronunciamiento sólo se tomará una vez que los obispos estén reunidos y sesionando.
La experiencia de Piña en Misiones será uno de los temas centrales de análisis. Ello se producirá tanto al comienzo de las sesiones, el día martes, cuando los obispos hagan un repaso a la situación del país “desde una perspectiva pastoral”, como en las múltiples reuniones informales que se suscitan a lo largo de una semana en la cual los obispos comparten jornadas de trabajo, oración y viven en el mismo lugar donde sesionan. Ante sus colegas en el episcopado, Piña ratificará lo que ya señaló después de terminados los comicios en Misiones: que su tarea está concluida (“hice lo que creí que debía hacer”) y que de ninguna manera aceptará otras postulaciones o continuar una carrera política. Aunque cuenta con el respaldo de la amplia mayoría del Episcopado, no faltarán tampoco las voces críticas hacia el obispo emérito de Iguazú.
En una homilía que difundirá hoy, Piña dirá sin embargo que “las elecciones del domingo (pasado en Misiones) pueden marcar algo trascendente en nuestra historia” y hará la comparación con el año 1813 “cuando se abolió la esclavitud”. Para Piña lo acontecido en la provincia norteña el año anterior “puede dar fin a un período (al que algunos llaman) ‘vieja política’. Este estilo de gobiernos feudales, que se creen dueños de todo, y que al pueblo se lo puede engañar y dominar sólo con dádivas”. Lejos de bajar el tono de sus críticas, el obispo emérito de Iguazú agrega que “un pueblo de esclavos, que depende únicamente de lo que les da el soberano –un supremo dictador– que es tan ‘bueno’ (¿?). Que regala las cosas y hace obras públicas. Claro que, como dijo el pastor Pedro, de Montecarlo, la gente no come asfalto”, remató. En el mismo texto Piña sostiene que “todo esto algún día tendría que cambiar (como hace rato que yo venía diciendo). Y me parece que la gente ha empezado a entender, y que le ha dicho un ‘no’. No queremos que las cosas sigan así. Aparte de que un gobierno que se prolonga demasiado, y peor aún si se perpetúa, es casi seguro que se corrompe”. En otro pasaje el obispo sostiene que “no está todo dicho, y nuestra débil democracia debe seguir robusteciéndose. Pero al menos es un paso adelante. Y un parto importante, el que la gente se quite el miedo que nos esclaviza”.
En Buenos Aires, Carriquiry dijo en relación con la participación de la Iglesia en la vida política que “una democracia que no sepa fundarse y estar animada por algunos grandes criterios que distingan lo justo de lo injusto, lo bueno de lo malo, lo verdadero de lo falso, pierde sangre y linfa vitales, no genera auténticas conciencias de pertenencia patriótica, no da bases firmes para la solidaridad social, se muestra incapaz de grandes convergencias de ideales y constructivas”. Hablando en términos generales y teóricos, sin aludir a ningún ejemplo en particular, el alto funcionario vaticano sostuvo que una democracia de ese tipo “tiende a anteponer los intereses al bien común, a quedar a merced de los poderes dominantes, a confinar la política en obsesiones y juegos de poder, a corromper la vida pública de las naciones”. E hizo un llamado a que los católicos busquen promover “nuevos paradigmas de desarrollo”, trabajen por la “integración sudamericana y latinoamericana” y hagan una apuesta “por custodiar las frágiles democracias en el positivo proceso de democratización”.
El tema central de la agenda de la asamblea de Pilar será la acción social de la Iglesia Católica a través de Cáritas. Por ese motivo la tarea de esa organización caritativa de la Iglesia, que mantiene estrechos lazos de cooperación con organismos privados y gubernamentales, será expuesta por el Presidente de la institución, el obispo de Merlo-Moreno, Fernando Bargalló. La asamblea episcopal finalizará el sábado y está previsto un encuentro con la prensa el viernes próximo por la mañana.
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