El titular del BID, Luis Moreno, anunció que están dispuestos a dar el crédito. Lo hizo ayer en la Casa Rosada. El dato se había revelado en mayo y había sido desmentido tibiamente.
› Por Laura Vales
El titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Moreno, reveló que ese organismo estudia un pedido de financiamiento para instalar una planta de celulosa en Corrientes. La declaración no pudo ser más inoportuna para el Gobierno: Moreno la hizo en la Casa Rosada, tras firmar un convenio para financiar la puesta en órbita de dos satélites argentinos, luego de que el canciller Jorge Taiana pidiera al Banco Mundial que “esperase” para decidir si financia a Botnia. “Nosotros estamos estudiando un crédito justamente aquí, en Argentina, de una papelera, y por supuesto estamos dispuestos a financiarla”, dijo el directivo.
Aunque Moreno no especificó de qué empresa se trata, fuentes del BID sostuvieron que hizo referencia a una papelera que se construiría en Corrientes. Esta versión ya había sido difundida en mayo, ante un grupo de periodistas argentinos a los que Botnia invitó a Finlandia para mostrar el funcionamiento de sus plantas de celulosa. En una conversación que los periodistas mantuvieron con Rainer Häaggblom, integrante de la consultora Pöyry, que hizo el diseño de la planta de Botnia en Uruguay, Häaggblom reveló que había propuesto al gobernador de Corrientes, Arturo Colombi, “instalar allí una pastera igual o más grande que la de Fray Bentos”.
Colombi lo desmintió, pero de una manera muy ambigua, ya que dijo que quiere “el desarrollo de industrias” en su provincia, para lo que el sector forestal “tiene potencialidades”.
Esa ambigüedad se repitió ayer: el director de Recursos Forestales de Corrientes. Luis Mestres, dijo a Página/12 que no sabía “de qué se trata, oficialmente no conocemos nada, pero queremos ver bien qué es lo que quiso decir (el titular del BID) para chequearlo”.
La industria de la celulosa está en expansión debido a que el consumo de papel ha ido en crecimiento a escala mundial. En este marco, las fábricas de pasta de celulosa están eligiendo el Hemisferio Sur para instalarse. Aquí disponen de grandes espacios, pueden aprovechar el crecimiento rápido de los árboles y beneficiarse de la mano de obra barata.
Nils Grafström, presidente de Stora Enso, la segunda firma más poderosa del rubro, lo ha explicado en estos términos: “Lo más importante cuando hacemos pulpa es el costo de la madera. El costo de la madera en América latina, en Brasil, en Uruguay, Argentina y Chile es más o menos la mitad de lo que tenemos en los países nórdicos. Así, la pulpa sale un cincuenta por ciento más bajo en esos países”. Por eso, en los últimos años, además de los proyectos de Botnia y Ence, se han instalado grandes plantas de celulosa en Brasil y en Chile, donde una fábrica de la empresa Arauco-Celco provocó un desastre ecológico en la región de Valdivia. La presión del sector para montar nuevas plantas en el cono sur ha ido en aumento y los especialistas anticipan que lo más fuerte de esa ofensiva todavía está por llegar.
La Argentina no ha tenido una política nacional sobre el tema; de hecho, el gobernador Colombi defendió a las pasteras en pleno conflicto con el Uruguay. Cuando Kirchner viajó a Gualeguaychú para encabezar junto a los gobernadores un acto contra la contaminación, Colombi estaba en el palco. Desde entonces mantuvo un perfil bajo sobre el punto: su apoyo a las papeleras perjudicaría el juicio del Estado argentino ante la Corte de La Haya. De acuerdo con las palabras del titular del BID, el gobernador no se habría privado, sin embargo, de avanzar con sus negociaciones bajo cuerda.
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