La convocatoria no había trascendido más allá de las organizaciones sociales. La invitación prometía un panel con los dirigentes de los movimientos K para discutir sobre “organizaciones populares y Estado”. Entre ellos estaría nada menos que el ex subsecretario de Tierras, Luis D’Elía, por la FTV. También el subsecretario de Organización Popular, Jorge Ceballos, de Barrios de Pie; el vicejefe de Gabinete bonaerense, Emilio Pérsico, por el Movimiento Evita; y el diputado Edgardo Depetri, del Frente Transversal. El interés que había despertado el debate tenía una obvia explicación: sería la primera actividad pública de D’Elía después de su renuncia. Al mismo tiempo, la discusión permitiría comprobar el clima que reinaba entre los ex piqueteros tras el alejamiento del Gobierno de su cara más conocida. Al final, D’Elía se ausentó sin aviso, mientras que Ceballos y Depetri mandaron a sus lugartenientes. Aunque mostraron matices, en su primera aparición luego de la salida del líder de la FTV, los representantes de las organizaciones sociales ratificaron su compromiso con el kirchnerismo.

La actividad estaba programada desde hace semanas, cuando D’Elía todavía seguía en funciones. El debate había sido organizado por la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Finalmente, en la mesa de debate se sentaron Pérsico; Alberto Baigorria, coordinador del programa de promotores del Ministerio de Desarrollo Social y dirigente de Barrios de Pie; el ex intendente de Avellaneda Oscar Laborde, por el Frente Transversal que lidera Depetri; y el coordinador de políticas sociales urbanas del gobierno porteño, Angel “Lito” Borello.

“Las organizaciones podemos ser o no ONG, pero no tenemos una lógica bancomundialista. Nuestra participación en el Estado es un reconocimiento a nuestro rol en los últimos años”, comenzó Borello. Luego giró a la política internacional. “Existe una estrategia latinoamericana en marcha. Y es amplia y diversa”, resaltó. La mención a la región reflejó uno de los pocos matices entre los oradores. Mientras algunos prefirieron acentuar el perfil latinoamericanista, otros destacaron el rol que para ellos jugó el propio Kirchner. También hubo matices cuando se mencionaron las contradicciones internas del oficialismo. “Este es un gobierno claramente en disputa, donde todavía se convive con mucho de lo viejo”, dijo Borello. Tras hacer una autocrítica de las organizaciones (reconoció la dificultad para pasar de la resistencia a la elaboración de propuestas), Baigorria exhortó a avanzar en la renovación política. “No tenemos que bajar los brazos. Este es el momento, no esperemos al 2011. Aunque no puede haber tabla rasa, porque no le podemos dejar un campo muy grande para que capitalice Lavagna. Pero tenemos que avanzar en la renovación política, y eso no se puede lograr sin una mayor distribución de la riqueza”, arengó. A diferencia de sus predecesores, Laborde dijo que lo novedoso no era la intención de los movimientos de integrarse al Estado, sino la apertura promovida por Kirchner. “El Gobierno nos permite participar”, subrayó.

Orador de cierre, Pérsico fue el único que habló de la renuncia de D’Elía. “Podemos cometer montones de errores, tanto nosotros como alguno de nuestros compañeros. Por ejemplo, un compañero a quien queremos y estimamos mucho porque es parte de nuestra historia. No le quiero escapar a la jeringa. Pero para nosotros el proceso es irreversible y para D’Elía también es irreversible”, dijo. Con esa expresión, Pérsico quiso dejar claro que las organizaciones sociales no tienen otra opción al kirchnerismo. “No tenemos dos salidas posibles, porque estamos parados sobre las contradicciones sociales. Tenemos que reconstruir un lazo entre el Estado y la sociedad, debemos ser esa polea de transmisión”, exhortó.