Vie 17.11.2006

EL PAíS  › EL PRO, EL LAVAGNISMO Y LA UCR SE UNEN CONTRA EL PRESUPUESTO

Con aroma a ensayo electoral

Luego de un trabajoso tejido, buena parte de la oposición se unió en el Congreso para sostener una posición común por la anulación de los superpoderes y control del superávit excedente. Aunque lo niegan en público, la alianza se mostró como un esbozo de un armado electoral.

› Por Miguel Jorquera

Entre los bostezos de la madrugada –durante la maratónica sesión de diputados– y los primeros cafés de la mañana, los legisladores del lavagnismo, el macrismo, el radicalismo y los neuquinos de Jorge Sobisch le hicieron ayer el nudo a un trabajoso tejido parlamentario que propone “desechar totalmente” el presupuesto del Gobierno para el año entrante. La propuesta opositora, que también aspira a arrastrar en el recinto a los puntanos de Rodríguez Saá y otros partidos provinciales, tiene dos ejes: la anulación de los “superpoderes” al jefe de Gabinete para reasignar partidas presupuestarias y la creación de un “fondo de reserva” al que vaya a parar todo el excedente de recaudación, que este año superó los diez mil millones de pesos. Aunque todos los firmantes lo niegan públicamente, el armado legislativo es el primer esbozo de la conformación de un anhelado –por todos ellos– frente electoral de centroderecha para las presidenciales de 2007.

La mesa del acuerdo tuvo numerosas sillas, pero la voz cantante la llevaron los jefes de bloque: Jorge Sarghini, por los ex duhaldistas que respaldan a Roberto Lavagna; Fernando Chironi, por la UCR, y Federico Pinedo, por el PRO. Al dictamen de minoría también le puso la firma el representante del Movimiento Popular Neuquino en la Comisión de Presupuesto, Jorge Brillo, que sumó así a la bancada que responde al gobernador Sobisch.

Las conversaciones en la Cámara baja siguen con los hombres de Adolfo Rodríguez Saá y también con los de otras provincias, como Córdoba, donde los tentados pertenecen al heterogéneo bloque de Luis Juez. Quien ya comprometió su voto en el recinto fue la santafesina María del Carmen Alarcón. “En el recinto vamos a juntar unos 70 votos”, le dijo a Página/12 Jorge Sarghini, que le puso su sello a la iniciativa opositora con la creación de un “fondo de reserva” para los excedentes de recaudación ante “la existencia de subestimaciones sistemáticas en el cálculos de los recursos tributarios de los sucesivos presupuestos”, que incluye el manejo de más de cinco mil millones aplicados a fondos fiduciarios.

La invitación fue amplia y generosa, pero hubo varios que no aceptaron el convite. El ARI ya presentó su propio dictamen en minoría sobre el presupuesto. Desde los convocantes y los propios legisladores de Elisa Carrió, reconocieron varias coincidencias –en especial sobre el tema superpoderes–, pero un solo argumento por el que Lilita se negó: “No quiere una nueva foto junto a Mauricio Macri”. Eso ya sucedió con la oposición respecto del proyecto de modificación del Consejo de la Magistratura. Una foto que desde el kirchnerismo compararon con sorna con la Unión Democrática que enfrentó a Perón.

La amenaza de una foto levantando la mano junto a lavagnistas y macristas también retrajo al referente de la CTA, Claudio Lozano, y a los socialistas. Lozano preparó su propio proyecto. El PS no ha dejado clara su postura: hasta ayer por la tarde, cuando vencía el plazo para presentar propuestas alternativas, el socialismo no había redactado una propia. Hermes Binner insiste en aprovechar el “círculo virtuoso de la economía”.

Radicales, lavagnistas y macristas trabajaron durante toda la semana en sellar el acuerdo en reuniones en las que coincidieron los radicales Miguel Angel Giubergia y Cinthya Hernández; Esteban Bullrich por el PRO y el propio Sarghini. “Es un acuerdo institucional”, respondió la mayoría ante la consulta de este diario para quitarle el aura de “acuerdo político electoral” al trabajo parlamentario conjunto de los partidos de centroderecha, aunque nadie ocultaba el optimismo por “avanzar en las coincidencias”.

–¿Le causó satisfacción sentar en una misma mesa lo que puede transformarse en un frente electoral? –le preguntó Página/12 a Sarghini.

–Es sólo un acuerdo parlamentario y una coincidencia institucional. Pero soy optimista. Hay que ir levantando los cimientos de a poco –contestó.

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