El embajador de Venezuela en la Argentina, Roger Capella, no regresará esta semana a Buenos Aires. Se quedará en Caracas por lo menos hasta que se conozcan los resultados de la elección presidencial, aunque es probable que permanezca en su país en forma indefinida. La decisión oficial de la Cancillería venezolana fue tomada el sábado a la noche, en un alto de la campaña para que Hugo Chávez sea reelecto. La resolución de que Capella no retorne a su destino contrasta bastante con lo que el vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, dijo hace dos días. El viernes pasado, en un contacto con periodistas de su país, Rangel negó que Capella fuera a ser removido de su cargo y relativizó las versiones que indicaban que la gestión del embajador había producido un cortocircuito entre Néstor Kirchner y su par venezolano. Todo cambió en 48 horas. Y ahora existen muchísimas posibilidades de que a Capella lo suceda otro diplomático.

Capella viajó a Venezuela a mediados de la semana pasada. Lo habían convocado para sumarse a la campaña que terminará el domingo (el 3 de diciembre son las elecciones), pero su viaje también despertó otras lecturas. Como en los días previos se habían publicado notas sobre el descontento que su gestión había causado en la Casa Rosada, el vuelo hacia Caracas fue interpretado como la respuesta del canciller venezolano, Nicolás Maduro, a las inquietudes argentinas.

Tras el viaje del embajador a Caracas, desde la Embajada de Venezuela en Buenos Aires no quisieron confirmar ni desmentir su supuesto alejamiento. Se limitaron a reproducir en su sitio de Internet los dichos de Rangel, que negaban cualquier cambio. “Es una información totalmente falsa, no tiene ningún asidero”, fueron sus palabras. Rangel hizo esa declaración en medio de una gira de campaña, luego de que un periodista le preguntara por Capella. En Venezuela, la información sobre un tironeo entre ambos gobiernos a causa del embajador apareció en las tapas de los diarios. El Universal, claramente opositor a Chávez, le dedicó mucho espacio.

En Venezuela hubo quienes interpretaron la desmentida de Rangel como una respuesta rápida para evitar el aprovechamiento de la oposición. Lo cierto es que el futuro inmediato de Capella se comenzó a definir el sábado a la noche. El embajador se quedará en Venezuela por lo menos hasta la segunda semana de diciembre. Se decidió hacer todo lo necesario para preservar el vínculo con la administración de Kirchner, aun cuando hubieran algunas reservas con la forma en que Capella fue tratado en la Argentina. “Dicen que hacía actividades políticas, pero no dijeron nada del embajador norteamericano (Earl Anthony Wayne), que todos los días hacía una declaración e incluso llegó a opinar del caso AMIA. Eso es injerencia en asuntos de otro país”, aseguró a Página/12 un diplomático venezolano.

Durante su estadía en Buenos Aires, Capella mostró ciertas diferencias con su antecesor en el cargo, Fredy Balzán, a la hora de elegir sus contactos locales. Mientras que Balzán privilegió como interlocutores a los representantes del kirchnerismo que ven con buenos ojos a Chávez, Capella no puso esos límites a su marco de relaciones. Se lo podía ver colaborando con Hebe de Bonafini y la Asociación Madres de Plaza de Mayo, de buena relación con Kirchner desde hace algún tiempo, pero también recibía a los desocupados del Movimiento Territorial de Liberación (organización que supo estar alineada con el Partido Comunista y ahora está inserta en la CTA) o auspiciaba el viaje a Venezuela de estudiantes de la Federación Juvenil Comunista.