EL PAíS › HOMENAJE A NESTOR DE VINCENTI, A 30 AÑOS DE SU SECUESTRO
› Por Enrique Arrosagaray
En la mañana del 30 de noviembre de 1976, un comando de la dictadura orientó su daga hacia la barriada de Villa Dominico y ubicó la casa de la calle Agüero 4586, a media cuadra del cementerio. Detrás de ese frente sencillo, de planta baja y puerta de madera pintada de gris, debían estar dos ciudadanos que serían secuestrados. Uno era un muchacho de unos veintitrés años al que le decían Paco; la otra persona era una mujer de largo y lacio cabello oscuro. Ambos, según la información que tenían los hombres del general Videla, eran montoneros. Paco era Néstor De Vincenti, el hijo de Azucena Villaflor. Ayer, en la casa de la calle Agüero, se colocó una placa en su memoria y en la de su novia.
Cuando el país era sacudido por el Cordobazo y la historia se alumbraba, Néstor terminaba la escuela secundaria en el Colegio Nacional Canadá –uno de los más humildes de Sarandí– y tras algunas dudas, comenzó a estudiar en Arquitectura. Allí olfateó los primeros aires de la política y a entender que el futuro y el presente estaban en las manos de cada uno y apostó a protagonizar. Había nacido en 1952; su papá se llamaba Pedro y su mamá, Azucena. Tuvo tres hermanos: Pedro, Adrián y Cecilia. Se hizo militante del Peronismo Revolucionario y, entre otras cosas, era responsable del trabajo sindical de esa fuerza política en la fábrica Bernalesa. El mismo había trabajado allí algunos meses; su primera tarea, cuentan, fue la de barrer los pisos.
Guillermo Robledo lo conoció en aquellos años de pelea, bajo la dictadura, lo recuerda como Paco y como un muchacho inteligente y muy comprometido con la política revolucionaria. “Una vuelta iba con unos compañeros en un coche, cerca del Triángulo (límite entre Avellaneda y Quilmes) y tuvieron la mala suerte de que se les descompusiera el coche. Y apareció un patrullero. Mataron a La Negra, que era responsable del trabajo nuestro en Villa Itatí; a Tito, que era obrero de la Bernalesa, y a otro que no me acuerdo. Paco, herido, pudo escapar. Recién supe que era Néstor cuando vi su foto en un diario, hace poco, cuando se identificaron los restos de su mamá. ¡Cómo no lo voy a recordar si era mi jefe!”
Lo secuestraron en la casa citada, adentro lo golpearon fieramente, pero los recuerdos indican que se lo llevaron vivo. A él y a su novia Raquel Mangin. Nunca se supo de huellas posteriores, a pesar de que su madre lo buscó durante doce meses y diez días, cuando a ella misma la secuestró un comando de la marina, el 10 de diciembre de 1977. A pesar de la sangría y de la omnipotencia, la dictadura no pudo impedir que la mamá de Néstor diera el impulso vital para la creación de las Madres de Plaza de Mayo.
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