Mar 16.07.2002

EL PAíS  › MUERTE DEL JOVEN SECUESTRADO

Un caso a oscuras

Por el momento, en la investigación sobre la muerte del joven Juan Manuel Canillas hay muchas dudas y escasas certezas. Tres días después de que su cuerpo fuera hallado baleado, en Vicente López, apenas a diez cuadras de su casa, tres hipótesis siguen tan abiertas y a la espera de pruebas como el primer día: que Canillas haya reconocido a alguno de sus captores, que éstos no se hayan conformado con el monto del rescate, o que el joven haya intentado escapar. Un investigador confió a Página/12 que “lo único que tenemos comprobado es que no lo mataron en el auto”. Existe alguna expectativa sobre el testimonio del padre de la víctima, el único que alcanzó a ver a los secuestradores.
Aunque públicamente se mencionó que los autores del secuestro y asesinato de Juan Canillas serían los mismos que los que participaron en el secuestro del vicecomodoro Jorge Morena, ocurrido el 7 de julio pasado, la vinculación no pasa de ser una hipótesis tan hipotética como la vinculación con cualquiera de las bandas que opera actualmente. “No hay nada de eso, por ahora”, desmintió el investigador. La misma fuente, además, describió: “Por ahora, las líneas que abrimos son ideas que no están sostenidas con ninguna prueba”. Se refería a la posibilidad de que Canillas hubiese sido baleado por haber reconocido a uno de sus secuestradores; a que los delincuentes se hubieran mostrado disconformes con el monto del rescate (1200 pesos); o que lo mataron porque intentó resistir.
Las expectativas están centradas ahora en la declaración de Guillermo Canillas, padre de la víctima. El fue quien entregó el dinero a los secuestradores, que mantenían a su hijo dentro del Honda Civic, en la misma puerta de la casa. “No sabemos si va a poder agregar algo más –aseguró el investigador–. El ya había declarado cuando hizo la denuncia y antes de que apareciera muerto su hijo, y no había visto demasiado.”
El caso es seguido por dos fiscalías: la de Saavedra, a cargo de José María Campagnoli, y la UFI 10 de San Isidro, con el fiscal adjunto Hugo Zelaya. La primera investiga el secuestro extorsivo y la segunda el homicidio. Entre ambas se cruzan datos, aunque, por el momento son exiguos. “La única certeza es que no fue baleado en el auto –describió la misma fuente–. La bala, calibre 11.25, pasó el omóplato y perforó la aorta, de abajo hacia arriba. Algunos testimonios de vecinos del lugar donde encontraron a la víctima (Aguado al 1300, Vicente López) escucharon una detonación.”

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