EL PAíS › LOS 30 AÑOS DE FAMILIARES DE DETENIDOS-DESAPARECIDOS
Organizaciones de Derechos Humanos se encontraron ayer en el teatro La Máscara para recordar los años de persistente reclamo por los horrores de la represión ilegal. Pidieron por la aparición de Julio López.
“1976-2006 30 años. La lucha que reivindica la lucha.” Con esa frase la organización de derechos humanos Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas conmemoró su tercera década de vida en el teatro La Máscara de San Telmo. Reclamaron celeridad a la Justicia en los juicios pendientes y pidieron la aparición con vida de Julio López.
Entre los carteles con las fotos que en la entrada resumían los treinta años de historia de la organización estaban plasmados también treinta años de resistencia y búsqueda de justicia. Las Madres reprimidas en Plaza de Mayo por la policía montada, presos políticos liberados y abrazados en la sede de Familiares, movilizaciones durante la dictadura en España, Italia y Brasil, marchas de la Resistencia muestran a la organización como la raíz de todas las demás, ya que fue la primera en agruparlos.
La idea era no olvidarse de nadie y por eso desde la recepción del teatro los integrantes que fueron falleciendo durante los años de lucha miran, observan y sonríen desde un gran cartel. “Zulema Riccardi, Susana Míguez, Clara Orfanó, Catalina Guagnini, Mauricio Eisenschlas y Emma Pechach, siguen con nosotros”, dice debajo de sus fotos.
A la proyección de un video que desarrolla la historia de estos treinta años le fueron intercalando los testimonios de los Familiares en la sala. Lita Boitano contó emocionada que “el miedo lo sentí cuando tenía a mis hijos con vida. Después nada me detuvo”. El ex preso político Héctor López, detenido en democracia en 1975 y liberado en 1988, explicó que “las cárceles se convirtieron en centros clandestinos de detención cuando nos fusilaban con la excusa de la ley de fuga, y el sostén nuestro era la alegría que nos hacían llegar los familiares”. Al referirse a la llegada de la democracia, Hugo Argente dijo que no podían más que hacerse preguntas. “¿Democracia con presos políticos? Nunca guardamos los carteles porque pronto tuvimos que volver a usarlos.”
En una sala colmada de amigos, colaboradores y militantes, se pudo ver a los funcionarios de las carteras de derechos humanos, como el subsecretario de la Nación, Rodolfo Mattarolo; la subsecretaria porteña, María José Guembe; el secretario de Deportes de la Nación, Julio Morresi, quien tiene un hermano desaparecido, y la directora del Instituto por la Memoria, Ana Careaga.
En medio de un ambiente cálido y sensible, Mabel Gutiérrez afirmó que “las declaraciones de (el ex marino Adolfo) Scilingo y las movilizaciones multitudinarias por el aniversario del golpe de Estado fueron una bisagra. Parecía que las verdades que nosotros denunciábamos se convertían en verdad a partir de la declaración de los represores”. Antes de terminar advirtió que “la impunidad no está vencida. No puede ser que haya sólo dos sentencias. Hay que acelerar los juicios para terminar con la impunidad”.
El representante de HIJOS de la regional Capital leyó personalmente la afectuosa adhesión de la agrupación, en la que destacó que en todos estos años “la historia nos volvió a dar la razón: pudimos plantar la bandera, ahora hay que seguir”.
Para el final del acto, y a la espera de que subiera al escenario la correntina Teresa Parodi, se juntaron los Familiares, con las Madres, Abuelas, ex detenidos-desaparecidos, HIJOS, y los hijos de estos mostrando el trasvasamiento generacional que al menos se está dando en el campo de la memoria y en la interminable búsqueda de la verdad y la justicia.
Informe: Julián Bruschtein.
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