En aquel encuentro fundacional del Instituto para la Victoria, en agosto pasado, Alberto Fernández arriesgó sin titubear que Daniel Scioli y Daniel Filmus serían buenos candidatos. Cuatro meses después, en una cena organizada por ese think tank del kirchnerismo de la ciudad, el jefe de Gabinete confirmó el presagio y los presentó, de manera indirecta, como los aspirantes oficiales a gobernador bonaerense y Jefe de Gobierno porteño.

“Aquel día estaban todos inquietos por saber si Scioli y Filmus podían ser candidatos. Efectivamente es cierto. Hay que trabajar para ganar la próxima elección, que lo haremos, y hay que trabajar para consolidar el proyecto. En algún caso pueden trascender la barrera de la ciudad de Buenos Aires”, remató Fernández, en clara alusión al vicepresidente.

Desde un atril, en el Salón Renoir del coqueto Palacio San Miguel, el jefe de Gabinete arrancó dando vuelo a Filmus, al punto de compararlo con Domingo Faustino Sarmiento. Para ello se valió de una anécdota de cuando le ofreció, en nombre de Néstor Kirchner, el Ministerio de Educación.

“Era candidato a vicejefe de Aníbal (Ibarra) y le hice la oferta”, dijo el jefe de Gabinete, y recreó el siguiente diálogo que tuvo con Filmus:

–Tenés que ser ministro.

–¿A vos te parece? Es una cosa tan complicada...

–Te va a ir bien.

–Decime un ministro de Educación al que le haya ido bien.

–Sarmiento.

–Pero te fuiste al siglo pasado.

–Al próximo que le va a ir bien es a vos.

“Y no me equivoqué”, alardeó dando paso a una retahíla de elogios a la gestión Filmus, por la “promoción” de la Ley de Financiamiento Educativo, le “mejora salarial” en la universidad, y la Ley Nacional de Educación, que con seguridad se aprobará mañana.

A Scioli lo endulzó catalogándolo de un hombre “leal y sereno”. Y reconoció no tener un pasado común con él –estuvieron históricamente enfrentados en la Capital–, pero confirmó que tendrán un “futuro común”.

Como si la foto no fuera suficiente, se agregaron dos oradores: Scioli y Filmus. Admitiendo tácitamente su salto de distrito, el vice le brindó ánimo a Filmus en su inminente aventura porteña. “Tenemos que entusiasmarlo para construir de cara al año próximo en la ciudad”, alentó.

A su turno, el ministro de Educación se paró frente al atril y antes de emitir sonido debió escuchar de una mesa el alarido de “vamooooos candidato”. Se rió y lamentó la ausencia de su madre porque –dijo– le hubiese agradado escuchar las discursos elogiosos de Fernández y Scioli.

En síntesis: Filmus atizó la idea de recuperar la militancia y eludió mencionar lo que absolutamente todos los comensales, incluso el anfitrión, consideraron el leitmotiv de la noche: su propia candidatura. “Temas electorales, en el 2007”, pateó cuando le preguntó este diario. Al finalizar su discurso, mientras caminaba hacia el primer bocado de jamón crudo, recibió los aplausos más calurosos de la noche.