Jue 18.07.2002

EL PAíS  › LAS SECUELAS DE LA REPRESION DEL 20 DE DICIEMBRE

Los riesgos de ser testigos

Dos de los testigos que identificaron a policías que participaron de la masacre del 20 de diciembre fueron baleados cuando iban a participar de una acto en repudio de la represión en Avellaneda.

› Por Irina Hauser

El 3 julio Luis Barrios iba a participar del acto en la estación de trenes de Avellaneda y en la marcha a Plaza de Mayo en repudio a la represión a los piqueteros. Acababa de poner su camioneta en marcha cuando escuchó un disparo y apenas atinó a poner el pie en el acelerador sintió un impacto en la cintura. “Me dieron”, gritó. “Acelerá que nos matan”, le imploró Marta López desde el asiento de acompañante al ver a un hombre que le apuntaba con un arma desde la ventana forcejeando la puerta. Atrás estaba sentado Alberto Quintas, paralizado. Marta cruzó una pierna sobre Luis y logró que el vehículo tomara velocidad. Tanto ella como Alberto son dos de los principales testigos que identificaron a dos de los policías que están presos por las muertes del 20 de diciembre. Pero ese antecedente para la fiscalía que ahora investiga no parece importante y apunta a un intento de robo. El único preso es un chico de 19 años que ese día asaltó un banco. Los testigos, sin embargo, vieron hombres mayores de 30. Además, parece que ambos hechos fueron casi a la misma hora.
“No me cierra para nada la teoría del robo. A mí ya me robaron una camioneta: te apuntan y te hacen bajar, no empiezan a disparar a lo loco ni se van a robar un banco después. Yo enseguida pensé que podía venir por el lado de que Marta y Alberto fueron testimonios claves en la causa por la masacre de diciembre”, le dijo Barrios a Página/12, todavía internado en el Hospital Evita de Lanús. El balazo que recibió atravesó la chapa de la camioneta y el asiento hasta incrustarse en su cintura. Aún no se la extrajeron, tiene una lesión en el pulmón, pero está fuera de peligro.
Luis, de 29 años, es maestro mayor de obras, tiene dos hijos y otro en camino. Trabajar en la Coordinadora de Unidad Barrial (CUBA), que integra el Bloque Piquetero, y a la que pertenecen Marta y Alberto. Luis se citó con ellos para ir a la marcha contra la represión y el asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Iban a pasar a buscar a uno de los piqueteros baleados el 26 de junio, que no podía moverse solo.
“Primero pasamos por uno de los centros populares con los que trabajamos, donde hay un merendero, en Remedios de Escalada, en la calle Tres de Febrero al 3400”, relató Luis. Y completó la secuencia: “Estábamos en mi camioneta Peugeot, una de reparto azul. Estacioné, Marta bajó y volvió al rato. Puse el coche en marcha y ahí empezaron los disparos. Llegué a ver de refilón a un tipo de mi lado, tenía un arma tipo nueve milímetros. Tenía pelo corto, unos 35 o 40 años, era alto y creo tenía una campera marrón”. Según el relato que hizo Marta a este diario, ella vio a otro hombre de su lado apenas subió. “Sentí que alguien tiraba de la puerta y pensé que alguno de los chicos me estaba cargando. Tuve el reflejo de cerrar y ahí vi un hombre apuntándome con un arma con silenciador. Empecé a escuchar la balacera y Luis gritó que le habían dado. Logró arrancar pero se quedó sin fuerzas, yo puse mi pie en el acelerador e hicimos unas cuadras. Pero no dio más y lo llevamos al hospital”.
La investigación del caso quedó a cargo de la fiscalía de 7 de Lomas de Zamora, que conduce Nicolás Vitturi. En la comisaría de Escalada declararon como testigos dos chicos del barrio –Cristian, de 21 años, y Rolando, de 14– además de Marta y de Alberto, quien como estaba en la parte cerrada de la camioneta vio muy poco. Todos ellos situaron lo ocurrido entre las 12.50 y las 13 horas, casi todos señalaron la presencia de entre cuatro y cinco agresores mayores de 30 años y un auto supuestamente bordó creen que era Renault. Otro vecino entregó cartuchos de armas de 9 y 45 milímetros y de calibre 11-25 (de uso militar).
El único detenido al que la fiscalía le imputó tentativa de homicidio por el disparo que hirió a Barrios es Ariel Palacios, de 19 años, arrestado cuando robaba, armado, con una banda el Banco Nación de Escalada, a unas 12 cuadras del merendero. Y los investigadores conectan ambos casos con el robo de un auto Renault 9 bordó, también en Escalada. El camino por el que llegan a relacionar los tres hechos es al menos extraño:
- Según las declaraciones, el ataque a Luis, Marta y Alberto y el asalto al banco se producen prácticamente en el mismo momento. El tesorero de la filial bancaria, empleados y clientes situaron el robo también entre las las 12.50 y las 13 horas. Sólo un policía menciona un horario distinto.
- El dueño del Renault 9 declaró que le robaron el auto a las 11.30. Que fueron sólo dos hombres, a punta de pistola, que lo hicieron bajar. Dijo que salió a buscar su vehículo y que lo encontró en una villa alrededor de una hora más tarde sin el equipo de gas y sin el estéreo. La duda es ¿Cómo hicieron los ladrones para usarlo a esa hora en esas condiciones?
- El único nexo con Palacios lo sugiere Cristian, uno de los chicos que estaba en la puerta del merendero. Dijo que al ver la televisión advirtió que la persona –Palacios– que se llevaban encapuchada tenía el mismo buzo que uno de los hombres que atacaron a Luis Barrios. Era una especie de remera azul de la selección argentina, una prenda común. Ni siquiera coincide la edad de Palacios con los hombres que habrían herido a Luis.
- Además no tuvieron en cuenta que Alberto y Marta fueron dos testigos cruciales en la causa por las muertes del 20 de diciembre. Alberto identificó a Orlando Juan Oliveiro, comisario inspector que estaba a cargo de Asuntos Internos, quien terminó preso por la muerte de Alberto Márquez y que hirieron en la cabeza a Martín Galli. Marta señaló al subcomisario José Barrios, también preso por los mismos casos.
- Los disparos a la camioneta de Luis fueron a quemarropa, no parecían de una situación de robo. La distancia entre el centro popular y el banco era demasiado corta para que los ladrones se expusieran tanto.
Marta dijo a Página/12 que ella vincula los hechos con dos posibles cuestiones: su rol en la causa de la masacre que precedió a la caída de Fernando de la Rúa y la pésima relación que CUBA tiene con un sector de la municipalidad. “Ya recibimos apretadas de ellos, no les gusta lo que hacemos”, contó. Luis –ahora representado ante la Justicia por la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional– sostuvo: “Es extraño, un robo seguro que no fue. Me da la impresión de que se está apelando a métodos de represión confusos. Intimidar con un supuesto robo, sin que actúen directamente las fuerzas de seguridad, parece una opción”.

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