La idea está circulando por el conurbano como la solución mágica para muchos intendentes que temen por su continuidad a partir de 2007. Sobre todo para aquellos que pusieron sus municipios a disposición de la candidatura de Chiche Duhalde y que perdieron por mucho en las elecciones de 2005. La propuesta en cuestión es simple, aunque tendría importantes consecuencias a nivel nacional, provincial y municipal. Consiste en que el Frente para la Victoria y el PJ postulen a los mismos candidatos para presidente y gobernador (todo indica que Cristina Kirchner y Daniel Scioli), pero que se diferencien a la hora de proponer intendentes. “Es una especie de ley de lemas implícita. Los dos partidos suman votos para Cristina y Scioli pero abajo compiten por las intendencias”, explica a Página/12 un diputado oficialista que vive en el sur del conurbano. La palabra final, como en todas las decisiones estratégicas del Gobierno, la tendrá Néstor Kirchner.

La alternativa está siendo analizada por los distintos grupos del oficialismo con presencia en la provincia –los ex duhaldistas, el ex felipismo, los llamados “Sin Techo” porque no gobiernan ningún distrito, y las organizaciones sociales K–, aunque todos saben que la decisión es del Presidente. La idea de que haya dos boletas paralelas a nivel municipal, una del PJ y otra del Frente para la Victoria, no tiene el mismo quórum entre ex duhaldistas, kirchneristas y dirigentes sociales. Los representantes del FPV que sueñan con ser intendentes preferirían que se formara una lista única y que fuera el Presidente quien decidiera el nombre de cada candidato. “Lo deseable sería que hubiera una sola boleta y que Kirchner boleteara a algunos intendentes”, reconoce un legislador.

Pero esa opción tendría un problema. Para que el oficialismo presente un único candidato a intendente en cada distrito, Kirchner deberá afrontar presiones de todos lados. Desde los intendentes en ejercicio que quieren mantenerse en el cargo –la absoluta mayoría ex duhaldistas– hasta los kirchneristas históricos que pretenden reemplazarlos en cada distrito. Para peor, la alternativa del candidato único podría dividir los votos para presidente y gobernador. Si el Presidente ungiera a un postulante a intendente de perfil progre o nac & pop de izquierda, los votantes tradicionales del PJ podrían fugar hacia Mauricio Macri o Juan Carlos Blumberg. Lo mismo podría pasar si eligiera a una figura paradigmática del ex duhaldismo, porque causaría un fuerte rechazo que se sumaría al poco entusiasmo que entre estos sectores ya genera la candidatura de Scioli.

Evidentemente, la conformación de una lista única a nivel municipal tendría sus costos. Pero también tendría sus riesgos presentar dos candidaturas alternativas para intendente. Con discreción, ciertos dirigentes que acompañan al Presidente desde hace años advierten que varios intendentes que en 2005 perdieron por casi veinte puntos tendrían la oportunidad de legitimarse y hasta ganar la pelea contra su competidor interno del FPV. “Ojo, porque en 2005 los duhaldistas perdieron por veinte puntos porque enfrente tenían la boleta de Cristina y ellos llevaban la de Chiche. Ahora sería distinto: en la boleta tendrían los nombres de Cristina y Scioli y los símbolos del PJ. Y además cuentan con el aparato municipal”, observa un ex intendente que trabaja para la Rosada.

Los riesgos de presentar dos candidaturas a intendente son bien conocidos por los propios interesados, de un sector y otro. “Siempre hay riesgos pero si querés jugar, tenés que arriesgar”, se exalta un legislador que aspira a gobernar una localidad del conurbano. La definición sobre este punto influirá sobre Lomas de Zamora, Avellaneda, Esteban Echeverría, Lanús, Quilmes, Malvinas Argentinas y Almirante Brown. En todos hay kirchneristas dispuestos a quedarse pero también hay ex duhaldistas.