EL PAíS › DANIEL FILMUS, MINISTRO DE EDUCACION Y CANDIDATO A JEFE DE GOBIERNO PORTEÑO
El ministro asegura que “el Presidente eligió a un educador, a un intelectual” para la Ciudad de Buenos Aires y que él no es un “candidato tradicional”. El progresismo y la eficiencia. Su equipo de trabajo. Las diferencias y similitudes con Jorge Telerman y la campaña junto a Daniel Scioli.
› Por Nora Veiras
El feriado de fin de año se respiraba en el Palacio Sarmiento. Oficinas vacías y un penetrante olor daban cuenta del asueto. Sólo los pintores y el ministro Daniel Filmus se atrevían a alguna actividad cuando la sensación térmica superaba los 37 grados y Buenos Aires hervía. El viernes a la tarde, la preocupación excluyente era la desaparición de Luis Gerez. El pasado hecho presente se colaba en todas las conversaciones. Filmus estaba allí para hablar con Página/12 no ya como responsable de la cartera educativa sino como el candidato ungido por el presidente Néstor Kirchner para disputar la Jefatura de Gobierno porteña. Parece remiso a asumir el rol de candidato, pero lo hace y se atreve a decir: “Me imagino ganando en la primera vuelta, concitando más votos que los que reunió Aníbal Ibarra en la segunda vuelta contra Macri”. Dice que “el Presidente eligió a un educador, a un intelectual” porque la gente de la ciudad de Buenos Aires “no quiere slogans sino discutir los temas de fondo”. Asegura que dejará el cargo el 10 de diciembre, cuando cumpla su mandato. Ya empezó a estudiar sobre los temas de la ciudad y se esfuerza por mostrar por dónde pasarán sus prioridades.
“El otro día iba en el auto con mi señora por la autopista y me decía: ‘Si para algo vale la pena que seas jefe de Gobierno es para resolver el problema de las villas’. Veíamos cómo había crecido la Villa 31, y no puede ser, tenemos que resolverlo, es un problema de todos los habitantes de la ciudad, no es un problema del mercado inmobiliario para ver si se venden o no esos terrenos. Acá se concentra el 40 por ciento de la ciencia nacional, una muy buena parte de lo que podríamos llamar las industrias de mayor concentración de valor agregado de la Argentina, estamos en condiciones de generar riqueza para que el conjunto de la gente viva bien”, repite.
–En la última elección, por la alta imagen positiva del Presidente, se decía que si Kirchner apoya, el oficialismo gana, pero Rafael Bielsa salió tercero, ¿por qué podría ser distinto en su caso?
–Independientemente que yo considero que es importante el apoyo del Presidente y que uno de los elementos fundamentales para nosotros es colocar a la ciudad a tono con la transformación general del país, el Presidente elige una perspectiva capaz de convocar a todos los sectores. Si hay algo que me planteó el Presidente es la vinculación que había en el énfasis que pusimos por lograr consenso con la Ley Nacional de Educación con lo que teníamos que hacer en la ciudad. El pueblo de la ciudad tiene capacidad intelectual, con cultura, con comprensión como para discutir las ideas de fondo y no tener una discusión chata o tener simplemente slogans. El Presidente elige un educador. Le presenta a la ciudad un intelectual, alguien que es profesor de la Universidad de Buenos Aires por concurso titular dos veces, que es investigador del Conicet, que ha ganado algunos de los principales premios de investigación de la Argentina y realmente está definiendo un modelo de ciudad acorde a poder elegir un modelo de jefe de Gobierno que esté muy vinculado a pensar, a debatir, a construir en base a consensos y, al mismo tiempo, en una perspectiva progresista. La gente lo que quiere es mejorar las condiciones de la ciudad y para eso hace falta estudiar, investigar, tener diagnósticos acertados y propuestas que sean las mejores. Lo que quieren es más igualdad entre el norte y el sur, superar los problemas de transporte, de salud, de basura, ecológicos, de seguridad. Después de la salida de la crisis del 2001, de lo más coyuntural, el país logró un conjunto de avances más importantes de lo que en particular logró la ciudad.
–¿Por ejemplo?
–Hay ciertos temas que tenemos una oportunidad histórica para resolver: el censo de 1947 dice que tenía 3 millones de habitantes, el último censo dice que hay 2.750.000, es una ciudad que ha decrecido. Su población ha envejecido, mucha gente de la zona norte se ha ido al Gran Buenos Aires pero ha entrado mucha gente por la zona sur, cambió la estructura pero, sin embargo, no hubo un planeamiento estratégico ni desde el punto de vista urbano, industrial, productivo, ni desde el punto de vista ecológico, y ahora cuando saltan en los barrios los temas de la infraestructura aparece esto: no puede ser el mercado o el negocio inmobiliario el que decida el crecimiento de la ciudad. Se va a dar una oportunidad histórica que el gobierno nacional, porteño, bonaerense, los intendentes del conurbano nos podamos sentar a discutir y resolver estos problemas en forma integral. Estamos hablando no de los 2,7 millones que viven en la ciudad, estamos hablando de los 12 millones que viven en el conurbano, que alguien me diga cómo resolver los problemas de seguridad, o los problemas de transporte, de contaminación, el problema de la basura. O el tema de la salud: la ciudad tiene un presupuesto de salud más alto que de educación: la provincia tiene un presupuesto de educación del 36 o 37 por ciento y un 7 por ciento sólo en salud. El 15 por ciento de los chicos que estudian en la ciudad vienen del conurbano. El futuro es un conurbano integrado, equilibrado, mucho más justo, donde el desarrollo impacte en la mejora de la calidad de vida. Hay cosas que tienen que ver con una perspectiva amplia y progresista y otras que tienen que ver con la eficiencia.
–Jorge Telerman dice cosas parecidas y además dice compartir la gestión de Kirchner. ¿No van a disputar un mismo espacio?
–Lo que vamos a discutir son proyectos, programas, perspectivas y quiénes son las personas más adecuadas para llevarlos adelante. Bienvenido que Telerman apoye al Presidente, de hecho, al Presidente en la Argentina lo apoya el 70 por ciento. Los que no lo apoyan o no consensúan con la política del Presidente son una pequeña minoría porque el resultado de las políticas del gobierno nacional están a la vista y hasta los peores agoreros están planteando que tenemos una perspectiva de crecimiento y de mejora de la vida. Es casi suicida no apoyar las políticas que está planteando el Presidente. Me parece bien que haya diferentes perspectivas, que Telerman plantee sus propias alternativas. La gente va a optar por las alternativas, por los proyectos y también por quienes son los sectores políticos y las personas en concreto que están en mejores condiciones para llevarlo adelante. La semana pasada, en un acto en Quilmes, en un momento hicimos un aparte con Scioli, Solá y varios de los intendentes del conurbano, los propios intendentes se acercaron para decirnos “necesitamos un interlocutor para discutir el conjunto de problemas que tenemos de articulación con la Ciudad de Buenos Aires”. Es necesario discutir no sólo entre ciudad y provincia sino también con la Nación. El tema del transporte es imposible definirlo sin sentarnos con la Nación.
–¿Qué lo diferencia a usted de Telerman?
–Nosotros representamos el sector que llevó adelante este proyecto político a nivel nacional. En particular en la ciudad, aspiramos a incorporar a muchos otros sectores con los que vengo trabajando. Nos parece que somos garantía de eficiencia.
–Cuando habla de ampliar las alianzas, en quién piensa, ¿en el socialismo, en los radicales, en Carlos Heller, en Claudio Lozano?
–En todos estos sectores, pero más que nada formas del pensamiento y de expresión que tiene la ciudadanía porteña. Hay perspectivas importantísimas vinculadas a los trabajadores, a las pyme, a los comerciantes, estamos hablando mucho con Eduardo Hecker, ex director del Banco Ciudad, que está trabajando en nuestro equipo de economía, el papel que tienen que desarrollar en esta ciudad para bajar la desocupación las pequeñas y medianas empresas y los comercios. El otro día hablábamos con la Cámara de Informática que la ciudad es una de las pocas jurisdicciones que no ha adherido a la Ley Nacional del Software y las empresas se están instalando en otros lugares. Tenemos que buscar nosotros, no sólo a nivel de los partidos y de figuras reconocidas por los movimientos políticos y sociales, sino por tipos de pensamiento y necesidades. Un tema que me preocupa es el de la tercera edad. Se sumó al equipo Graciela Ocaña. Hay que generarles condiciones para que tengan no sólo dignidad en la vida sino para que tengan actividades. El tema de los chicos, está viniendo en febrero Francesco Tonucci con la idea de planificar, como hizo en Rosario, que Buenos Aires sea una ciudad de niños, que si los chicos están en la calle, si tenemos seguridad para los chicos en la calle es que tenemos seguridad para todos. El tema es generar una ciudad que merezca ser vivida, una cosa era en la época de crisis y otra que ésta sea una ciudad rica con gente pobre. Tenemos formas para generar condiciones de igualdad y de dignidad de vida para todos los habitantes.
–¿Va a reclamar que la policía pase a la ciudad?
–Estamos discutiendo una política de seguridad para la ciudad y el tema de la policía va a estar al servicio de esa política. No es el tema puntual si transferimos o no la policía, si creamos la policía propia, sino que hay que discutirlo en el marco de una estrategia de seguridad de la ciudad. Estamos discutiendo con el ministro del Interior la mejor estrategia.
–En las últimas elecciones de la ciudad, Aníbal Ibarra ganó con una amplia coalición que ahora se ve fragmentada y que fue lo que le permitió ganarle a Mauricio Macri...
–Con sinceridad, me imagino ganando en la primera vuelta. Somos capaces de concitar lo que Ibarra consiguió en la segunda vuelta, ese voto progresista extendido. Cuando uno mira los datos de la última encuesta ve que mucha gente votó a Macri por su imagen de empresario, emprendedor, por su trayectoria deportiva, pero que nacionalmente estaba de acuerdo con el Gobierno, entonces cuando uno le pregunta en focus group, dice “es gente que hace, que transforma”. Esta idea de tener una mirada progresista y al mismo tiempo profundamente eficiente nos puede dar las perspectivas necesarias para ganar en la primera vuelta. Somos capaces de conseguir también mucha gente que no divide en progresismo o no progresismo sino los que quieren una solución concreta. El progresismo hoy es resolverles los problemas a las grandes mayorías. Hoy en día resolver el tema del transporte, la salud, la educación, es mostrar cómo privilegiamos la vida de la gente por encima de los intereses de los negocios y de los mercados. Y eso es lo que estamos haciendo.
–¿Alguna vez se imaginó haciendo campaña junto con Scioli?
–No, es parte de esta amplia capacidad de convocatoria del Presidente. De hecho, una de las posibilidades de la última elección cuando yo iba a ir como candidato a vicejefe de Ibarra hubiera sido estar en listas distintas.
–¿Qué mérito le encuentra a Scioli para ser candidato a gobernador bonaerense?
–Se ha adaptado muy bien a las perspectivas que está planteando el Gobierno en general y se ha incorporado a las ideas que plantea el Presidente. La gente le reconoce eso: la fuerza, la capacidad de caminar, recorrer, de interlocución, de diálogo.
–Se ven dos lógicas: Scioli va a la provincia porque es conocido, tiene popularidad, y a usted lo candidatean en la ciudad porque tiene buena imagen pero bajo conocimiento...
–Valoro enormemente la decisión del Presidente y me sumo con enorme voluntad de pelea porque entiendo que tomó una decisión de riesgo, quizás era más fácil para la ciudad alguien que tenga el estereotipo del candidato tradicional. Reconozco que a veces no tengo nada que ver con otros candidatos en cómo plantean las políticas, cómo ven la realidad. La primera cuestión que hablamos con el Presidente es que en mi manera de ser, de trabajar, de hablar, no estoy dispuesto a no ser coherente respecto de lo que he sido hasta ahora.
–¿No se va a teñir o cambiar los dientes, por ejemplo?
–(Risas.) Aclaro, por si algún programa de televisión lo piensa, no voy a bailar públicamente en ningún lado, ni cantar ni tocar la guitarra. En las cuestiones que me podría destacar para mostrar en público no son artísticas, digamos.
–Se pueden dar para muchas interpretaciones...
–El Presidente elige algo que no tiene tradición en la Argentina. Es algo que hablé bastante con Ricardo Lagos y con Fernado Henrique Cardoso, los dos fueron directores de Flacso, los dos pasaron del mundo académico a la política. Lagos fue el primer ministro de Educación de la Concertación. Lagos me decía las ventajas que tiene haber estado siempre pensando el tema social, no es que entró al tema social por la política sino que las problemáticas sociales son cotidianas. Si yo pienso en la educación estoy pensando en la pobreza, en cómo el chico llega a la escuela, la relación con la familia, la juventud, la droga, un conjunto de temas.
–¿Cuáles serían las condiciones del estereotipo?
–Hay candidatos que dicen cosas de las que no están convencidos, yo no diría nada de lo que no esté convencido. Opinan sobre cosas que no conocen en profundidad. Esta cuestión de no ser Zelig, no adaptarme a las modas de la situación puntual sino ser coherente con la manera de ver la política, la realidad, lo social. No todos son así, pero hay un estereotipo de candidatos. Hay candidatos serios que no van a coincidir con nosotros y daremos el debate en el terreno de las ideas. También me parece importante que si hay un núcleo de ideas sobre las cuales estamos de acuerdo, las transformemos en política para que gane quien gane las lleve adelante. Es una idea innovadora porque a veces hay candidatos que llevan la misma idea pero si uno gana y otro no, los legisladores de los que no llegan se oponen a esa idea que antes decían que era buena. O al revés, el que asume, cambia.
–¿Quién lo va a acompañar como vicejefe?
–No sé todavía, tiene que ver con la construcción de este espacio.
–¿Hasta cuándo va a ser ministro?
–Hasta el 10 de diciembre del 2007. Si hay un momento en que la campaña –creo que son 60 días– interfiere con la actividad del ministerio, tendré que pedir licencia. No quiero que el tema educativo esté impregnado de las problemáticas coyunturales de la campaña. Mi idea es ser el primer ministro de Educación de un gobierno democrático, por lo menos de los últimos sesenta años, que pueda culminar un mandato.
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