Mar 02.01.2007

EL PAíS

“Llevo ocho años siguiendo a Almirón aquí en España”

Lois Pérez Leira nació en España pero vivió muchos años en Argentina. Fue quien detectó las últimas andanzas del que fuera jefe de la Triple A durante el gobierno de Isabel Perón.

› Por Alejandra Dandan

Hace años, cuando Lois Pérez Leira vivía en la Argentina de la dictadura militar, empezó sin querer el camino que más tarde lo condujo a la puerta de la casa de Rodolfo Almirón, el jefe de la custodia de Isabel Perón y ex jefe operativo de la Triple A que acaba de quedar detenido en España. Pérez Leira es abogado y uno de los creadores del Movimiento de Argentinos en el Exterior. Buscó el paradero de Almirón durante ocho años por varias razones, entre otras para someterlo al proceso judicial que durante años estuvo pendiente. Aquí, cuenta unos tramos de esa historia.

Pérez Leira es un español con muchos años de residencia en Argentina que hace una década volvió a vivir a Madrid, cree que definitivamente. Desde allí y luego de años de trabajo solidario en organizaciones de latinoamericanos, fue uno de los impulsores del Movimiento de Argentinos que bajo la estructura de la CTA logró impulsar y sostener los procesos judiciales que se abrieron con la intervención del español Baltasar Garzón en las causa por terrorismo de Estado.

–A usted se le atribuye la investigación sobre el destino y la vida de Rodolfo Almirón que terminó con el pedido de captura. ¿Cómo fue que llegó a dar con su paradero?

–Se abrió la posibilidad de pedir su detención cuando el juez Baltasar Garzón comenzó a intervenir en los juicios de genocidio y terrorismo de Estado. Yo tenía la información de que Almirón estaba en España por información pública. Pero además, porque se lo ubicaba como jefe de la custodia de Manuel Fraga Iribarne (que en 1983 era el líder de la oposición al gobierno de Felipe González) y además por una cuestión de hobby, por una cuestión personal.

–¿Cuál es?

–Tuve una novia que está desaparecida, sufrió lo que fue la represión directa e indirecta en Argentina, y de alguna manera siempre tuve ese tema pendiente.

–Por qué no comenzamos por el inicio, entonces. Por su paso por Argentina.

–Yo nací en Vigo, en España, pero de pequeñito me fui a la Argentina. Estuve allí como presidente de la Federación de Estudiantes Secundarios, participé en la lucha por el boleto estudiantil; hablaba con los estudiantes de otros centros, recorríamos el país con una lista de reivindicaciones. Y un día hasta compartí un escenario con Agustín Tosco. Para entonces tenía más o menos 17 años. Y estábamos en 1972 o 1973. Formaba parte del centro estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras con (Daniel) Filmus, que en ese momento era de izquierda. Y frente al cierre, ordenado por la ultraderecha, me vine para España. Todavía no se había producido el golpe. En España hacía trabajos de solidaridad y volvía a Argentina para arreglarme con ella cuando supe que la habían secuestrado y hasta hoy permanece desaparecida.

–¿Cómo era su nombre?

–Era Inés Ollero, era militante de la juventud comunista de la Capital, y la detuvieron con un libro de Santiago Carrillo. El papá fue quien hizo el primer hábeas corpus después del golpe. Volví a Argentina entre 1980 y 1981, me incorporé a la transición de Alfonsín, estuve en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, la Liga por los Derechos del Hombre y volví definitivamente a España en los ’90. Con mucha culpa había votado por Carlos Menem, pensando que era una persona de principios progresistas con el “salariazo” y el “argentinazo” y muchos meses después me di cuenta de la traición y, bueno, mandé todo al diablo y decidimos con mi mujer venir para España porque soy gallego. Tomamos la decisión así de abandonar la lucha de un pueblo que no estaba dispuesto a luchar porque no estaba convencido de lo que le sucedía.

–¿Al llegar a España reinició el contacto con Argentina?

–Hicimos algunos trabajos de investigación por ser historiador, periodista, llevo ocho años rastreando a Almirón. Pero ningún juez daba muestras de tomar el caso. Primero porque Baltasar Garzón no estaba dispuesto a investigar lo que había ocurrido antes del ’76. Y eso es una equivocación grande, porque no hay un proceso que empieza después del golpe y con esa fecha exacta, hay un pregenocidio. Una tarea paramilitar con aval de Isabel Perón y donde Almirón actuó como jefe operativo y siguió actuando cuando se marchó de Argentina en el ’75. Desde España siguió operando con acciones delictivas. Como asesinos a sueldo. Por lo tanto, esa organización paramilitar no dejó de existir, siguió actuando. Qué sucedió con sus responsables: se incorporaron a la represión. Por esa razón, creo que Garzón se equivoca al no llamarlo.

–¿Cómo fue que dieron con él?

–Hay cosas que no le puedo decir. La gran denuncia la hizo la revista Cambio 16 con el periodista Juan Carlos Algañaraz, que lo ubicó como jefe de la custodia de Manuel Fraga, de la centroderecha filofranquista (1983). En ese momento, secuestran la edición completa de la revista y se generó un escándalo hasta que la evidencia determinó que Fraga se viera obligado a despedirlo. Desde ese momento, se mantuvo ligado a empresas de seguridad o interviniendo contra el gobierno progresista de Portugal. Con otros miembros de las Tres A. Y conté con la colaboración de autoridades, organizaciones, oficiales y no oficiales que me permitieron saber que vivía en Madrid.

–Así llegó a este momento.

–Teníamos todo. Los lugares donde había trabajado, todo, y hasta hace dos meses sólo nos faltaban dos datos: el nombre de su mujer y el teléfono celular, porque nunca tuvo teléfono de línea. Pero tenía la dirección de Valencia y con la ayuda de vendedores de teléfonos amigos, con los datos de la dirección y del edificio llegamos a ubicarlo y quien nos atendió se presentó como la esposa. Nos contó que él estaba de paseo.

Lois Pérez Leira pidió una colaboración a sus compañeros de los alrededores de Valencia para chequear los datos de Almirón. Cree que eso disparó una ola de rumores en el pueblo, y finalmente la publicación en el diario El Mundo, que provocó en la última semana el nuevo pedido de captura de Argentina, y su detención.

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