El arzobispo de Buenos Aires se reunió en el Vaticano con el papa Benedicto XVI. Le presentó “un panorama socio-político-religioso” del país. El caso Baseotto.
› Por Washington Uranga
El equipo directivo del Episcopado argentino, encabezado por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, encontró ayer su punto culminante de la ronda de encuentros que viene realizando en el Vaticano, al reunirse con el papa Benedicto XVI, a quien le presentaron “un panorama socio-político-religioso” de la Argentina, según lo anunciado por la oficina de prensa de la Santa Sede. De la entrevista participaron además de Bergoglio los vicepresidentes Luis Villalba (arzobispo de Tucumán), Agustín Radrizzani (obispo de Lomas de Zamora) y el secretario general, Sergio Fenoy (obispo electo de San Miguel). El título genérico del anuncio alcanza para saber que en la agenda estuvieron tanto los temas específicamente religiosos e intraeclesiales, como aquellos vinculados a la situación social del país, la participación de la Iglesia Católica en ese espacio y las relaciones entre el Estado y la institución eclesiástica. En ese sentido el encuentro con el Papa fue el broche de entrevistas anteriores con otras altas autoridades vaticanas, con quienes los obispos argentinos habían comenzado a analizar estos temas. El viernes la comitiva episcopal argentina se había encontrado con el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal italiano Tarcisio Bertone, virtual “número dos” de la curia, y luego con el arzobispo Dominique Mamberti, recientemente nombrado como secretario para las Relaciones con los Estados.
El encuentro con Bertone, admitieron los propios obispos argentinos, fue “cordial”. A Bertone, miembro de la Congregación Salesiana a la que también pertenece Radrizzani, se lo conoce por su “perfil pastoral” alejado del protocolo y de la diplomacia. Pero es al mismo tiempo un hombre que, mientras el actual Papa fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), actuó como directo colaborador de quien fuera, como Ratzinger, fiel guardia de la ortodoxia católica. A Bertone los obispos argentinos le entregaron un informe que sirvió de insumo para el encuentro de ayer con el papa Benedicto XVI. Se sabe que con Bertone se repasaron todos los temas, pero fundamentalmente se inició formalmente un nuevo proceso en las relaciones entre la Iglesia Católica argentina y la Santa Sede, que se habían deteriorado mucho en los últimos tiempos, mientras el cardenal Angelo Sodano fue secretario de Estado.
Aunque en términos doctrinales las diferencias no sean fundamentales, está claro que Sodano mantuvo una relación muy estrecha con el menemismo en la Argentina y por esa razón muchas veces las opiniones del Episcopado argentino no fueron tenidas en cuenta, incluso en lo atinente a la designación de obispos.
La relación de la Iglesia con el gobierno del presidente Néstor Kirchner estuvo presente en más de una de las entrevistas que mantuvieron los obispos, incluida la conversación con el Papa. No hay detalles de lo tratado, pero nadie desmiente que un punto fue la sucesión de Antonio Baseotto en el obispado castrense. El obispo, a quien el Gobierno le retiró su reconocimiento en marzo del 2005, continúa todavía en su cargo eclesiástico, pero deberá presentar la renuncia en abril próximo al cumplir 75 años. Un gesto posible del Vaticano en complicidad con la Iglesia local, podría ser adelantar en unos meses el retiro de Baseotto, quien formalmente ya habría acercado su renuncia a la Santa Sede. No se conocen los nombres de los posibles sucesores, pero está claro que Bergoglio ha estado trabajando el tema. En círculos eclesiásticos se menciona que en la terna podrían estar los obispos Carlos Malfa (Chascomús) y Rubén Frassia (Avellaneda-Lanús). Cualquiera de estos dos nombres cambiaría sustancialmente la orientación de quienes han sido en los últimos tiempos obispos castrenses, pero en medios eclesiales se insiste en que todavía no hay una decisión tomada.
El viernes, la delegación episcopal argentina se había reunido con el cardenal Giovanni Battista Re, prefecto (máxima autoridad) de la Congregación para los Obispos, el “ministerio” vaticano que tiene la mayor incidencia en la designación de los nuevos obispos. Tras ese encuentro los obispos argentinos, que se alojan en Roma en el Pensionado Romano, admitieron que la entrevista fue “positiva” y que “nos fue muy bien”.
Villalba, Radrizzani y Fenoy regresarán a la Argentina mañana lunes, dando por concluido el periplo romano que fue sugerido por Bergoglio y aprobado por la última asamblea del episcopado en noviembre del año anterior, después que se habían producido los cambios en la cúpula de la curia vaticana. El cardenal Bergoglio permanecerá en Roma durante dos semanas más para participar de reuniones de la Secretaría del Sínodo y de la Comisión para América latina, a las cuales pertenece como miembro. De esta última comisión también forma parte del arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, quien viajó por su propia cuenta hacia el Vaticano.
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