EL PAíS › PIDEN LA DETENCION DE QUINCE REPRESORES EN CORDOBA
› Por Camilo Ratti
Desde Córdoba
Luis Urquiza, ex miembro de la Policía de Córdoba que fuera secuestrado, torturado y arrestado por sus pares en noviembre de 1976, se presentó ante la jueza federal Cristina Garzón de Lascano para pedir el procesamiento y la prisión preventiva de doce agentes policiales que pertenecieron al Departamento de Informaciones, de un gendarme, un suboficial del Ejército y del general Luciano Benjamín Menéndez, por entonces comandante del Tercer Cuerpo de Ejército. Radicado en Dinamarca desde que salió de prisión, en 1979, Urquiza había presentado la denuncia penal en mayo de 2005 ante los tribunales federales cordobeses, y ayer solicitó que su caso no sea considerado un hecho aislado, sino parte del accionar clandestino de las fuerzas de seguridad bajo el mando de las Fuerzas Armadas.
El 12 de noviembre de 1976 Luis Urquiza fue secuestrado de su casa por sus propios compañeros de la policía cordobesa y trasladado al Departamento de Informaciones, más conocido como D2. Ahí, frente a la Catedral, funcionó el primer centro clandestino de detención de la provincia, utilizado por la Triple A y el Comando Libertadores de América hasta el golpe de Estado, cuando la D2 pasó a ser un lugar de paso de los detenidos que luego eran trasladados La Perla o La Ribera.
En pleno centro de la ciudad, Urquiza fue torturado y baleado por sus pares por considerarlo un “infiltrado” de la guerrilla en la fuerza policial. El hombre estudiaba Psicología en la Universidad Nacional de Córdoba y se resistía a poner en práctica la “metodología” que sus superiores le enseñaban. Después de varios días de sufrimiento en la D2 y en La Ribera, el ex agente fue llevado a la cárcel de San Martín para cumplir una condena hasta el año ’79, cuando un Consejo de Guerra lo absolvió de todos los cargos en su contra. No bien recuperó su libertad, partió rumbo a Europa para radicarse en Dinamarca. Después de un fallido regreso en 1997 a la Argentina, se volvió a su lugar de exilio porque los policías que lo habían torturado seguían en la fuerza y comenzaron a amenazarlo. Anuladas las leyes de obediencia debida y punto final presentó una denuncia penal contra trece miembros de la ex D2, un gendarme y el general Luciano Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo y responsable de todo el accionar militar y policial de aquellos años.
Ayer volvió a Tribunales para pedir el procesamiento y la prisión preventiva de sus ex compañeros. La importancia del escrito presentado por el abogado de Urquiza, Carlos Orzacoa, radica en que agrega las declaraciones que hizo en 1997 ante la fiscalía federal el que fuera comisario inspector hasta mayo de 1975, Octavio Cuello, hoy jubilado. En esa valiosa testimonial, Cuello relata la conformación de los grupos ilegales dentro de la policía cordobesa, fundados en 1974 por el entonces jefe de la fuerza, Domingo Navarro, que en un hecho sin precedentes en la historia volteara al gobierno constitucional de Obregón Cano y Atilio López (luego acribillado por la Triple A) en febrero del ’74 y la actividad clandestina que realizaron los agentes de la D2 denunciados por Urquiza.
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