Elisa Carrió descartó de plano ayer cualquier tipo de alianza con Roberto Lavagna y lo hizo con una dura acusación. “No nos pueden pedir que nos juntemos con corruptos”, sostuvo la jefa del ARI, quien a su vez vinculó a Mauricio Macri con los barrabravas de Boca. Desde las oficinas del ex ministro de Economía la calificaron de intolerante y señalaron que sus dichos son “un signo de mala educación”.

Carrió fue la primera en anotarse para las próximas elecciones presidenciales. Lavagna le siguió los pasos y a principios de este año anunció su decisión de postularse. Los dos están en campaña y fue la chaqueña quien abrió el fuego.

“La sociedad me puede pedir que nos juntemos. Lo que no me pueden pedir, después de un testimonio público de muchos años, es que nos juntemos con corruptos. Y no nos puede pedir eso porque no nos puede pedir que nos ensuciemos para ganar”, respondió Carrió ante una consulta que le hicieron en Radio Continental sobre si era posible algún tipo de acuerdo electoral con el ex ministro de Economía.

La chaqueña remarcó en ese contexto que pudo haber sido “jefa de Gabinete o ministra de (Eduardo) Duhalde, (Fernando) De la Rúa y de (Néstor) Kirchner”, pero que prefirió “pagar el no tener poder para tener un camino de dignidad”. “No es lo mismo Carrió que (Jorge) Sobisch, no es lo mismo Carrió que Macri. No pidan un rejuntado para un picadito de fútbol en la esquina. Se trata de cambiar un país”, añadió.

Carrió embistió, además, contra Macri, quien amaga con lanzarse también a la carrera presidencial: afirmó que “no puede hablar en tercera persona” cuando denuncia la vinculación entre barrabravas y dirigentes del fútbol. “Los barrabravas acompañan a los grandes políticos y lo dice el presidente del club de fútbol mayor de la Argentina”, declaró la líder del ARI y aseguró que “negocio, política, violencia... está todo mezclado y también está determinada una forma de carrera política”. Al respecto, comentó que “en un tiempo, ser militar era una forma de acceder a la Presidencia. Ahora, una forma de acceder es ser presidente de un club de fútbol”.

“La señora Carrió tiene todo el derecho a decidir con quién acordar y con quién confrontar, pero la intolerancia no es una buena compañera. Menos aún, si va acompañada de la ofensa, que es un signo de mala educación”, replicó Alejandro Rodríguez, estrecho colaborador de Lavagna. En respuesta a la jefa del ARI, agregó que “tirar denuncias al boleo, sin probar nada, es también una forma de corrupción que degrada la política”.

Rodríguez manifestó que “las diferencias de accionar político están a la vista: mientras el país se incendiaba, en medio de la crisis de los años 2001 y 2002, algunos eligieron dedicarse a profetizar más caos y otros directamente se borraron. En cambio, Lavagna se comprometió aún más con el país y eligió trabajar a brazo partido para sacarnos del desastre”.