Mié 28.02.2007

EL PAíS  › INVESTIGAN SUPUESTAS NEGOCIACIONES EN EL CASO AMIA

Un fiscal se autodenunció

Uno de los dos fiscales del caso AMIA, Marcelo Martínez Burgos, decidió autodenunciarse a raíz del surgimiento de una versión periodística que le atribuye mantener una negociación con un abogado que representaría a Irán en el expediente del atentado. El rumor incluye la supuesta existencia de una escucha telefónica en la que ese letrado, Juan Martín Cerolini, o uno de sus asociados, mantuvo un diálogo con una persona de la Embajada de Irán y le dijo que ya tiene arreglado el apartamiento de Martínez Burgos del caso AMIA. Tras el sorteo correspondiente, la investigación de este incidente quedó en manos de Rodolfo Canicoba Corral, justamente el juez que está a cargo de la causa del atentado.

El caso es extraño, ya que la supuesta escucha no aparece, no se sabe cómo se realizó y menos todavía si tiene alguna legalidad, ya que debería existir una orden judicial para realizarla. Aun así, el incidente tiene una serie de ingredientes asombrosos:

- Martínez Burgos firmó y redactó en gran parte el dictamen de 800 páginas en el que se fundamenta el pedido de captura contra ocho funcionarios iraníes, incluyendo el ex presidente y el ex canciller.

- El fiscal acompañó a su coequiper a la sede central de Interpol, en Lyon para insistir en que los pedidos de captura tengan la categoría de alerta roja.

- En la versión que se hizo trascender no se entiende de qué manera podría el fiscal jugar a favor de Irán. Se dice que apartándose de la causa, pero Martínez Burgos ya manifestaba ese deseo desde hace tiempo, aunque por problemas personales, no por discrepar en la acusación contra Irán.

- El fiscal conoce al abogado Cerolini desde hace 20 años, cuando ambos estudiaron juntos en la facultad. Mantienen una amistad, sus familias e hijos se conocen y los dos dicen que han hablado muchas veces del caso AMIA. El abogado iba a ser designado por Teherán en la causa del atentado, designación que hasta ahora no se concretó.

- Aun si existiera la escucha telefónica, es difícil que sea una prueba, ya que podría ser un alarde de poder y eficiencia de un abogado que quiere ser contratado por un cliente adinerado.

Uno de los aspectos más extraños del caso es que la versión perjudica a todos. A Irán, porque aparecería coimeando a un fiscal. A Cerolini, porque sería el instrumento de esa coima. A Martínez Burgos, porque es acusado de negociar con los iraníes. A la propia pesquisa del atentado porque uno de sus dos fiscales está siendo investigado por una maniobra grave. Lo concreto es que hasta el momento no aparecieron elementos que sostengan la denuncia. Canicoba Corral se encontrará con un problema de difícil solución: el único elemento es un recorte del diario Ambito Financiero, en el que se publicó la versión original. Martínez Burgos ofrecerá una serie de testigos, entre ellos su coequiper, Nisman.

La agrupación Memoria Activa (MA) le pidió ayer al procurador Esteban Righi que designe dos fiscales para fortalecer la investigación del caso AMIA. Uno para que reemplace a Martínez Burgos que, según MA debe apartarse del expediente, y el otro para acelerar los tiempos de la pesquisa.

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