Había empezado la semana siendo tapa del New York Times. No fue una buena semana. Seguramente por eso eligió no estar en la tapa de los diarios de mañana junto al necrófilo Herminio Iglesias. Carlos Menem decidió ayer levantar el acto que tenía previsto para esta tarde en Avellaneda. Sus allegados lo informaron burocráticamente, pero la decisión tiene que ver con una discusión (¿cuántos impresentables soporta el entorno del ex presidente?) que divide al bunker del riojano.
El comando de campaña del ex presidente y precandidato presidencial fue por demás parco. Informó que se postergaba el acto previsto para hoy en Avellaneda por “no estaban garantizadas las condiciones de seguridad”. Herminio no pudo, por ahora, darse el gustazo que sí le cupo a Luis Patti dos semanas atrás: compartir un palco con Menem.
Ese acto y el fallido de hoy fueron urdidos por el jefe de campaña, el ex secretario general de la Presidencia Alberto Kohan. Eduardo Bauzá, otro eterno allegado de Menem, se oponía al acto: “Puede haber quilombo”, explicó a sus allegados y ejemplificó: “Hasta al propio Kohan lo están escrachando” recordando un incómodo episodio padecido por el ex secretario general esta misma semana en Santa Fe.
Bauzá, quien se encuentra cerca del senador Eduardo Menem, viene hablando de “bajar el perfil” del ex presidente y de proponer “caras nuevas”. Caras que no sobraron en el acto con Patti en Tigre donde sí estuvieron los tradicionales rostros de Claudia Bello, Matilde Menéndez, Adelina D’Alessio de Viola y Alberto Lestelle.
Tan desautorizado como Kohan quedó el flamante operador menemista en la provincia de Buenos Aires, el ex diputado Alberto Pierri. Avellaneda era su primera movida en territorio duhaldista. Cerca de Pierri niegan el traspié y le atribuyen una importancia estratégica a futuro. “Pierri viene a colaborar y supervisar el acto eleccionario en la provincia, porque reconocemos la estructura, conocimiento y experiencia que tiene en el ámbito bonaerense”, justificaron. “Pierri no viene a desplazar a nadie, viene a sumar y colaborar”, sostuvo un dirigente menemista. En tanto, voceros del propio ex diputado aseguraron que para él la tarea “es todo un desafío”. “Menem nunca pudo armar una estructura en Buenos Aires y quiere que Pierri se ocupe de eso, a través de los conocimientos y contactos que mantiene vigentes en el territorio bonaerense, siempre esquivo al desembarco menemista”, abundó un allegado al ex legislador.
Lo cierto es que, contra lo que predicaban Kohan y Pierri, prevaleció el sector más moderado del entorno menemista –Kohan, Eduardo Menem y el recién regresado de Oxford Carlos Corach– que teme que el ex Presidente deteriore su figura si se obstina en aparecer rodeado de “piantavotos” como Herminio. “Esto no parece la campaña de un estadista que vuelve al ruedo sino el tren fantasma” exageró, en toda la frase, un conspicuo integrante de ese sector.
Menem tendrá un día descansado; Herminio volverá al freezer en el que viene conservándose desde hace años. No habrá cajones quemados ni nuevas menciones al ex presidente en la tapa de los diarios. Una portada del New York Times por semana es bastante.