EL PAíS › ARMADOS EN CAPITAL, MINISTROS EN EL RUEDO, NOMBRES CONOCIDOS
Con los candidatos de Capital definidos, los cálculos, sondeos y ensayos se concentran en vices y legisladores. Rinaldi, Cerruti, socialistas diversos y medio gabinete figuran en las planillas. El factor Ginés –una cuestión de estilo–, Olivera y Lilita.
› Por Diego Schurman
Los vientos del conflicto patagónico no fueron los únicos que movilizaron a la Casa Rosada. También hubo cierto desasosiego por la indefinición de los candidatos a legisladores que acompañarían a Daniel Filmus en la elección porteña. Se hicieron sondeos que incluyeron a Felisa Miceli, Carlos Tomada y Nilda Garré. Puertas adentro, aseguran que los ministros de Economía, Trabajo y Defensa no medían mal y no se descarta que alguno de ellos termine integrándose a la lista. Pero Ginés González García les sacó algunos puntos de ventaja.
Alberto Fernández terminó convenciendo al ministro de Salud hace una semana. Pero la voracidad mediática pudo contra el hermetismo del jefe de Gabinete y lo que se esperaba transformar en un anuncio sorpresa terminó siendo una conferencia de prensa cantada en el café Homero Manzi, en Boedo. Que el Gobierno haya puesto dos ministros a jugar por el cetro porteño revela la necesidad de dar envión a una fórmula oficial que crece muy lentamente, más allá del entusiasmo y el estímulo que el pintoresco militante social Salomón Filmus, de más de 70 años, prodiga a su hijo en momentos de aprestos de campaña.
Además de cierta cadencia allegro ma non troppo que Ginés suele poner a sus presentaciones, de él esperan el papel de seductor de la clase media progre. El ministro conlleva públicamente el atractivo de cierta transgresión con sus políticas de salud reproductiva y sus propuestas de despenalización del aborto. Habrá que decir también que, como buen peronista, su radio de amistades es laxo e incluye a los nunca bien ponderados “gordos” de la CGT, acaso el sector que, si bien no el único, se ha ganado con creces el mote de “sindicalismo-empresario”.
Ginés no oculta su militancia peronista y es factible que eso lleve tranquilidad al PJ distrital respecto del futuro armado de la boleta del Frente para la Victoria. Son muchos los que temen una pérdida de identidad partidaria a manos de un proyecto de transversalidad. Aníbal Ibarra ya les cerró las puertas comunicando por lo bajo que en su lista de candidatos a legisladores no habrá justicialistas. Por eso éstos aguardan que el ministro de Salud –o mejor dicho, Alberto Fernández– los contemple.
Hablando de peronismo, no hubiese estado de más que el repudio a los carteles de Baldomero Alvarez de Olivera se extendiera a toda la dirigencia política. En vísperas de la conmemoración del golpe militar, el intendente de Avellaneda desplegó afiches con la consigna “30 mil peronistas” (por los 30 mil desaparecidos) que encontró voces de rechazo, “por sectario y generador de odios”, únicamente en organismos de derechos humanos, y en un puñado de diputados, entre ellos el también sindicalista Edgardo Depetri.
Volviendo al armado electoral, hace aproximadamente diez días Alberto Fernández se subió a su Peugeot gris y puso primera rumbo a la casa de Susana Rinaldi, en el barrio de Belgrano. La reunión no fue a solas. También discurrieron dos representantes del socialismo. La cantante no es una advenediza. Asume su pertenencia al partido de Alfredo Bravo desde mediados de los ’90. Incluso lo secundó en la lista de senadores porteños del ARI en el 2001. Por aquella experiencia como candidata, estuvo a un tris de llegar al Congreso. Había muerto Bravo y debía asumir en su lugar. Pero un llamativo fallo de la Corte de conjueces le birló la banca. Lo que la voluntad popular había otorgado al socialismo quedó finalmente en manos de la justicialista María Eugenia Leguizamón.
Ahora el jefe de Gabinete y del PJ porteño busca integrar a La Tana en un armado de centroizquierda. Aunque su métiere es la ciudad de Buenos Aires, le hizo una oferta lo suficientemente amplia. Y esto incluye la posibilidad de concederle un lugar expectable a nivel nacional. Rinaldi admitió a Página/12 la avidez oficial por tenerla en sus filas. “Alberto Fernández vino a mi casa y hablamos. Es cierto que hubo una propuesta y quedé en contestar. Antes me voy a tomar un tiempo y es bueno esperar que ese tiempo acordado se cumpla. Es lo único que por ahora voy a decir”, contestó apacible, aunque evidentemente rendida a un compromiso de reserva.
La peregrina propuesta se extendió a otras figuras de fuerte compromiso social, como es el caso de Teresa Parodi, quien nunca ha trepidado a la hora de resaltar la gestión de Kirchner. También hubo flirteos con el ex fiscal Pablo Lanusse, renuente a incursionar nuevamente en política, según dice, por razones “personales”.
La doble Nelson
La idea de la Casa Rosada de atraer como un imán a todo el entramado de centroizquierda busca garantizar una polarización con la fórmula Mauricio Macri-Gabriela Michetti. Sin proponérselo, Elisa Carrió le está haciendo un favor al kirchnerismo porteño, ya que en sus filas hay aroma a cisma.
El acuerdo para integrar a Patricia Bullrich atizó la prédica rupturista de María América González, quien amaga con encolumnarse detrás de la candidatura de Claudio Lozano. Por otro lado, Pablo Failde coquetea con el actual líder comunal Jorge Telerman, mientras que Fernando Cantero asume como propia la postulación de Enrique Olivera que impulsa Lilita si no surgiera otra mejor propuesta. Carrió busca una figura rutilante, pero por ahora la cosecha fue magra. Le ha negado el envite Jorge Lanata. Y esta semana corrió la versión de que habría hecho lo propio Nelson Castro.
Alejandro Guevara, productor del periodista, negó la especie. “Hace 20 años que trabajo con él. Si hubiera existido la propuesta nos hubiésemos reído junto. La única verdad es que nunca le ofrecieron nada”, informó a Página/12. El rumor de la oferta y posterior negativa cierra a los intereses de la mesa chica de la Casa Rosada, que no comulga con las opiniones de Castro y además detesta a Carrió.
Pero cerca de Lilita también se cuecen habas: esta semana dejaron trascender una sórdida disputa entre Fernando Sánchez y Maximiliano Ferraro por la sucesión de la banca de diputados que Carrió dejó libre con su renuncia. “No sé quién dio esa información, pero es una imbecilidad porque trabajan juntos y son las dos personas de la Capital en las que más confía Carrió”, cortó por lo sano Matías Méndez, vocero de la referente del ARI. Méndez aseguró a este diario que la lotería de nombres no surge de las filas del partido de Carrió. En ese sentido, se negó al juego de verdad-mentira sobre supuestas ofertas de candidaturas. Apenas admitió la existencia de “una excelente relación y un buen diálogo” con el ex presidente del Banco Central Alfonso Prat Gay, a quien muchos asignaron el calificativo de “tapado” de Lilita.
La Casa Rosada confronta públicamente con Macri, pero piensa todo el tiempo en Carrió y en Telerman. Con Lilita se disputan al socialista Héctor Polino. Alguna vez el Gobierno lo tentó sin éxito con la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación. Ahora la oferta se adaptará a las necesidades del distrito porteño. Con Telerman el tironeo fue por Norberto La Porta. Hoy los contendientes han cesado la puja, apiadándose del histórico dirigente, quien está agobiado por una enfermedad. A la hora de levantar el trofeo socialista, el jefe de Gobierno exhibe al titular de ese partido en el distrito, Roy Cortina, mientras que el kirchnerismo se vanagloria de contar con el respaldo de Raúl Puy. En rigor, Puy –el primer socialista en hablar de la concertación plural– estará en la lista de legisladores que Ibarra presentará en la ciudad, acompañando la boleta que lleva a Filmus y Carlos Heller como candidatos a jefe y vicejefe de Gobierno.
De entre los que prometen entrar en la pole position, sólo a Telerman le falta definir a su compañero de fórmula. “Clausurado lo de La Porta y también lo de Terragno, crece la posibilidad de Cerruti”, evaluó ante Página/12 un alto funcionario del gobierno de la ciudad. Además de ministra, Gabriela Cerruti cobija en Desarrollo Humano a numerosas organizaciones sociales, muchas de ellas de reconocida militancia kirchnerista. Pero aún no hay nada definido, ya que Telerman aspira a tender un puente de plata con el ARI.
El secretario de Hacienda, Sergio Beros, habría sido uno de los que tomó contacto con Olivera para persuadirlo de integrar una fórmula común con el jefe de Gobierno. La prudencia de Carrió, quien hace rato evita aquella consideración que supo hacer de Telerman como un exponente de la interna del PJ porteño, alienta esperanzas. Si bien se niega tajantemente la existencia de una reciente comunicación entre Telerman y Carrió, con la misma fuerza se reconocen conversaciones entre un hombre del gobierno porteño y legisladores del ARI, en particular con Failde. Raúl Fernández, secretario general de la ciudad, es uno de ellos. Para saber el final de las negociaciones habrá que esperar hasta el 10 de abril, fecha tope que su puso Lilita para definir las candidaturas de su partido.
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