Dom 25.03.2007

EL PAíS

La UCR votó ir con Lavagna y que el vice sea suyo, sin internas

La maratónica Convención Nacional terminó ayer de madrugada, con Stolbizer retirándose y el arreglo con Lavagna aprobado. Falta elegir un candidato a vice, pero sin ir a internas.

› Por Eduardo Tagliaferro

Al grito de “adelante radicales, adelante sin cesar”, la Convención Nacional de la UCR aprobó en la madrugada de ayer respaldar la candidatura de Roberto Lavagna. Las voces cansadas de 196 convencionales, que a las 2 y media de la mañana entonaron la marcha en el Teatro Colonial de Avellaneda, pusieron el broche a una decisión anunciada. Además de la alianza con el ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y de Néstor Kirchner, los convencionales votaron un programa de gobierno para la coalición y la reforma de la carta orgánica para entablar negociaciones con otras fuerzas políticas. Los radicales quieren que el candidato a vicepresidente sea uno de ellos. No se decidió ayer y tampoco habrá comicios internos para resolverlo. Se definió que lo elijan los convencionales nacionales. Para evitar otra reunión formal se ideó un mecanismo que contempla que el mismo día y a la misma hora, en cada una de las capitales provinciales, los convencionales elijan un candidato. Con los datos que lleguen de cada provincia, la mesa de la Convención consagrará al elegido. Algo que podría ocurrir entre mayo y junio.

El nombre del mendocino Ernesto Sanz es el preferido por las autoridades del Comité Nacional para acompañar a Lavagna. Tampoco se descarta al bonaerense Federico Storani, por ahora preocupado en conseguir el primer puesto en las boletas que elijan diputados nacionales por Buenos Aires.

Todas las decisiones se realizaron a mano alzada y de manera unánime. No fue el cansancio el motor del consenso. Una hora antes de la votación, los seguidores de la bonaerense Margarita Stolbizer se retiraron del recinto en el que se desarrollaba el debate. No fueron pocos los que temieron que el cruce de las barras y el enfrentamiento verbal se fuera de madre.

Los seguidores de Stolbizer insistieron en afirmar que el radicalismo tenía muchos dirigentes de peso como para tener candidatos propios. El bonaerense Gerardo Milman fue el portavoz más duro de los convencionales de Stolbizer. Aunque la bonaerense insistió en decir que impugnará judicialmente la Convención, ya que varios convencionales se habían acreditado de manera irregular, las autoridades partidarias recordaban ayer que del cónclave participaron cuatro veedores judiciales.

“Por el ruso, por Amaya, la derecha que se vaya”, fue el cántico que entonaron los seguidores de Stolbizer para retirarse del salón. El ruso, Sergio Karacachoff, uno de los fundadores de Franja Morada, fue asesinado por la Triple A. Amaya, diputado nacional hasta el momento del golpe de Estado, no sobrevivió a las torturas que recibió en los penales de la dictadura y falleció en el hospital de Villa Devoto en octubre de 1976.

Fue en la medianoche el punto más alto de los cruces verbales. A partir de allí cada uno de los bloques se fue encerrando en sus puntos de vista y hasta hubo momentos para que mostraran coincidencias. Cuando dieron las doce de la noche, un convencional presentó un proyecto para recordar a las víctimas de la dictadura. Se votó y se realizó un minuto de silencio. Luego de los 60 segundos, los convencionales de uno y otro sector demostraron que hay símbolos que todavía los hacen vibrar juntos. “Alfonsín, Alfonsín”, fue el grito que dominó en el antiguo y derruido Teatro Colonial. Todos se pusieron de acuerdo con reivindicar al ex presidente.

A la una comenzó a cerrarse la maratónica sesión. A instancias del titular de la Convención, Adolfo Stubrin, 15 oradores desistieron de hablar. En clara minoría, los cincuenta y ocho convencionales alineados con Stolbizer dejaron el salón. A las dos de la mañana, los cordobeses insistieron en proponer que el radicalismo debería llevar candidatos propios. El intendente de Villa General Belgrano fue muy crítico de la alianza con Lavagna. Luego de hacer un repaso por los diferentes cónclaves partidarios por los que desfiló, destacó que desde hace siete años escucha a la gente de su ciudad. Otro convencional recordó el encuentro en el que Ricardo Balbín y Arturo Illia se reconciliaron. Comentó que en esa cena se lamentaron de no haber hablado personalmente para evitar enfrentamientos. La moraleja estaba clara. El convencional instaba a evitar una ruptura con los radicales K. Muchos hilos todavía están sueltos en ese bordado.

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