En uno de sus viajes al exterior más comentados por la diplomacia de la región –por tratarse de un tema delicado, y justo en el país de un presidente muy cercano, Hugo Chávez–, la senadora Cristina Fernández habló anoche en el aniversario de la Confederación Israelita de Venezuela (CAIV). Lo hizo en el auditorio Jacobo y Sofía Mishkin de la Sociedad Hebraica local, ante mil personas y con el presidente de la CAIV, Fredy Pressner, y su secretario, David Bachenneiner, en el palco. También estaba la embajadora del gobierno español para la comunidad judía, Ana Salomon. Los tres hablaron antes de Cristina Kirchner, quien hizo el último discurso en su condición de “oradora distinguida”. “Tenemos responsabilidades institucionales y en Latinoamérica levantaremos no sólo la voz, también la acción concreta ante cualquier atisbo de antisemitismo”, se comprometió desde el escenario.

En su discurso, CFK recordó los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA y subrayó que la obligación de los gobernantes es “construir la multilateralidad”. “Aseguran que los atentados contra la Embajada de Israel y contra la AMIA eran antisemitas. No es así, fue un atentado contra todos los argentinos”, corrigió. “En el construir la paz hay distintas responsabilidades. Los que tenemos responsabilidades institucionales tenemos la obligación de construir la multilateralidad”, exhortó. Luego vendría el párrafo más estudiado del discurso. “Necesitamos una ONU que nos contenga a todos, que sus decisiones sean respetadas cuando nos son favorables y también cuando no”, dijo. Era una mención a las Naciones Unidas justo cuando su Consejo de Seguridad acaba de anunciar más sanciones contra Irán.

La esposa de Kirchner habló después de las palabras de Pressner y Bachenneiner. “Siempre he admirado la terquedad histórica del pueblo judío por el honor que hace a la memoria, la verdad y la justicia”, dijo. Hubo aplausos. Poco antes le habían expresado el agradecimiento de la comunidad judía local por su actuación como legisladora en el seguimiento a la investigación del atentado a la AMIA. “Nunca olvidaré este reconocimiento de la comunidad judía venezolana”, confesó CFK.

Apenas entró a Hebraica, pasadas las 21, la senadora le entregó una copia del documental Atentado a la AMIA. Los jóvenes que preservaron la memoria al titular de la CAIV, Freddy Presner. Entonces le contó a Presner que la película había sido filmada con el auspicio de la Fundación IWO (Instituto Judío de Investigaciones) y la Universidad de Lomas de Zamora. A poco de empezar el acto, el dirigente judío Eliezer Rotkopf pidió “un reconocimiento al presidente de la Argentina, Néstor Kirchner, por exigir la extradición de los nueve iraníes que perpetraron la tragedia de la AMIA que enlutó al mundo entero”. Cualquier mención a Irán era delicada en ese contexto, ya que Chávez tejió una estrecha relación comercial con el gobierno iraní de Mahoumd Ahmadinejad. Los venezolanos tampoco tienen una excelente relación con Israel. Aunque el propio Chávez aclaró que no compartía la negación del Holocausto que se rubricó en un congreso religioso en Teherán, Caracas tuvo varios cortocircuitos diplomáticos con Israel. Hasta hubo acusaciones cruzadas de espionaje.

El rebenque y Bolívar

“Tiene inteligencia, carisma y mucho coraje. Es admiradora de Eva Perón, más evitista que peronista.” Los elogios que Chávez le dedicó a Cristina Kirchner al mediodía fueron escuchados por cientos de mujeres que llenaban el Teatro de la Academia Militar. Participaban del primer Encuentro hacia la Plataforma Unitaria de la Mujer Venezolana. Allí aplaudieron las palabras que Chávez le dedicó a la senadora. “La saludamos con un abrazo y le damos la bienvenida”, dijo. Aclaró que tenía el tiempo justo porque debía encontrarse con la senadora en el Palacio de Miraflores. En ese momento, CFK y el resto de su comitiva miraban el acto desde las pantallas del hotel Gran Meliá Caracas.

La gira de CFK continuará por México. Había comenzado en Quito, donde la primera dama quedó fascinada por la arquitectura colonial, y siguió en Caracas desde el viernes a la noche. Según la agenda, no tenía planificado entrevistarse con Chávez. Pero era previsible que terminara reuniéndose con él para evitar que su visita fuera leída como un cortocircuito entre ambos gobiernos. Y así sucedió.

La argentina se vio con el bolivariano en la Casa de Gobierno a las 15.15 (16.15 de la Argentina) con el canciller Jorge Taiana. Junto a Chávez estuvieron su ministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro, y el embajador en Buenos Aires Arévalo Méndez Romero. Trascendió que la senadora le regaló a su anfitrión un rebenque de plata, y Chávez una pintura al óleo y una biografía de Simón Bolívar.

En todo momento se notó un clima décontracté. Cuando recibió su regalo, el venezolano dudó si se trataba de un rebenque o una chaira para afilar cuchillos. “Me tienes que dar una moneda para no pelearnos”, bromeó entonces la esposa del Presidente. “¿Pelearme con Cristina? Sería terrible, perdería yo con ella. Toma una moneda de cien bolívares”, retrucó Chávez a pura sonrisa. A su turno, cuando el bolivariano dedicó los libros (le obsequió otro ejemplar a Taiana) y estampó su firma, su invitada descubrió que usaba la mano izquierda. “¿Eres zurdo?”, le preguntó. “Soy zurdo completo”, fue la respuesta.

Tras la reunión, argentinos y venezolanos compartieron un almuerzo en el mismo Palacio. Entre sorbos y bocados, Chávez explicó su idea de conformar un “Partido Socialista Unido de Venezuela”, al que deberán integrarse todas las fuerzas partidarias que lo apoyan. A su turno, CFK le dijo al venezolano que la región está viviendo un momento histórico y que los procesos electorales están originando un “nuevo sistema de ideas” que desplazará al “dogma neoliberal”. “Fue un encuentro muy bueno y cordial en el marco de las relaciones amistosas entre Argentina y Venezuela”, lo describió Taiana ante unos pocos periodistas.