Aunque el suspenso se mantendrá hasta el final –el misterio es una estrategia útil para distraer en estos casos–, en la Casa Rosada anoche aseguraban que el Presidente no viajará a Ushuaia para encabezar el acto por el 25º aniversario de Malvinas. En lugar de Kirchner iría el vice Daniel Scioli, acompañado por el canciller Jorge Taiana y el ministro del Interior, Aníbal Fernández. Sin embargo, ese anuncio podría cambiar durante el fin de semana. Ayer a última hora, y ante una pregunta de Página/12, desde la secretaría general de la Presidencia contestaron con absoluta ambigüedad. “Todavía no se sabe si va a viajar. Se va a esperar hasta último momento”, aseguró un colaborador de Oscar Parrilli.

Durante toda la jornada, desde el Gobierno salieron señales contradictorias sobre la participación de Kirchner en el homenaje a los ex combatientes. Al mediodía, unas declaraciones del gobernador fueguino, Hugo Cóccaro, alimentaron la expectativa de los veteranos del sur. “El Presidente enfrenta todos los días manifestaciones en la Plaza de Mayo y no le va a escapar a una marcha de docentes en Ushuaia”, dijo. Horas después, un cable de la agencia oficial Télam informó que Kirchner no viajaría a la capital fueguina y que lo reemplazaría Scioli.

A pesar de las idas y vueltas sobre el viaje, en Tierra del Fuego cumplieron con todos los pasos necesarios para recibir al mandatario. En la capital fueguina están los efectivos de la custodia presidencial, de Casa Militar y de Ceremonial. Desde la intendencia de Ushuaia siguieron con las obras para mejorar la fachada del monumento a los caídos en la guerra, que está ubicado sobre la orilla del canal de Beagle. Las actividades parecían anticipar que Kirchner, a pesar de todo, viajaría a Ushuaia para conmemorar el Día del Veterano de Guerra.

Desde el principio en el Gobierno monitorearon con atención el clima político que acompañaría al acto. Se habían enterado de que los gremios docentes de Tierra del Fuego y Santa Cruz estaban preparando una protesta paralela a la actividad oficial por el 25º aniversario de Malvinas. La primera reacción de la Rosada fue que Kirchner viajara a Monte Caseros, Corrientes, en lugar de la conflictiva Ushuaia. La alternativa no había caído muy bien en los centros de combatientes. De hecho, desde esas agrupaciones se habían comunicado con el Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación Fueguina (Sutef), que pensaban reclamar por la continuidad de las paritarias, y con los afiliados al gremio de salud pública, que cumplieron tres días de paro en hospitales, para pedirles que no entorpecieran el homenaje a los caídos en las islas.

En nombre de sus compañeros, el titular del centro de ex combatientes en Ushuaia, Osvaldo Hilliar, salió a explicar la posición de los veteranos. “Les pedimos respeto para un acto que representa el sentir de todos los argentinos”, afirmó. A pesar de la gestión de los centros de soldados, el Gobierno está evaluando por su lado si conviene que Kirchner viaje a Ushuaia o si el homenaje debería quedar a cargo de Scioli. Para justificar la indefinición hasta el último momento, la Rosada encontró una excusa perfecta: centros de ex combatientes de todo el país invitaron a Kirchner a concurrir a sus actos, por lo que el mandatario podría cambiar el destino de su viaje sin muchos contratiempos.

De cualquier manera, el titular de los veteranos de Malvinas de Ushuaia acrecentó ayer las expectativas de que Kirchner, finalmente, viaje a esa ciudad. “Se resolverá con el paso de los días”, dijo, enigmático.