Mar 30.07.2002

EL PAíS  › PIGNANELLI NO ES UN “NOTABLE”, PERO LO MERECE

“El país es casi una fiesta”

“El país es casi una fiesta”, declaró anoche el presidente del Banco Central, Aldo Pignanelli, en una inesperada y llamativa interpretación de la realidad económica. El funcionario precisó que esa fue su respuesta en una conversación que tuvo ayer con Eduardo Duhalde, al darle su opinión sobre la situación del país. El insólito espíritu festivo de Pignanelli está basado en que “los bancos están ganando depósitos, hay cierta estabilidad en las cuentas a la vista”, se registra “una mejora en la situación fiscal”, hay “un saldo favorable en la balanza comercial” y “hace 70 días que el tipo de cambio es estable”. Más aún, manifestó que “si nos comparamos con otros países de la región” como “Brasil, Uruguay y Chile”, la Argentina “es casi la perla negra”, y luego se corrigió, “la perla blanca” de América latina.
Con tanto entusiasmo, el presidente del Banco Central olvidó el desempleo y la pobreza records, entre otros datos catastróficos, que se dieron a conocer apenas la semana pasada. Pero su mensaje desbordante de optimismo tuvo por intención limar asperezas con Roberto Lavagna, quien ayer le propinó tres cachetadas al conseguir que los expertos del FMI descartaran sus ideas. Pignanelli consideró que “en tres semanas podemos estar en condiciones de firmar el acuerdo” con el FMI. Y dijo que “hay buenas posibilidades de firmar un acuerdo interesante”, que “no sólo” contemple “la renovación de los vencimientos” con los organismos de este año, sino también “creemos que pueden ingresar” fondos frescos.
En un reportaje que concedió al canal Todo Noticias, el titular del Central se alegró de que el dólar haya mantenido su cotización en los últimos 70 días, situación que atribuyó a la “política monetaria muy restrictiva” del BCRA, al “frente fiscal que está muy bien y es un logro del Ministerio de Economía” y a la posibilidad de un acuerdo inminente con el FMI. Más adelante recordó que en su entrevista de hace tres semanas con el director gerente del FMI, Horst Koehler, este le pidió que transmitiera a Duhalde que “ellos ayudarán a la Argentina bajo su administración y que luego, con el nuevo gobierno, habrá un acuerdo de facilidades extendidas a cuatro años y con fondos frescos”.
La próxima semana llegará al país el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O’Neill, acompañado por su segundo, John Taylor. Al respecto, Pignanelli sostuvo que cuando estuvo con Taylor “me pidió extender la reunión de media hora a una hora”. Tal vez fue para que le explicara más en detalle su teoría de por qué la Argentina es una fiesta, interpretación que no deja de ser interesante. El titular del Central afirmó que Taylor le dijo que “el gobierno de Estados Unidos está dispuesto a colaborar con Argentina, incluso con ayuda material”.
Lejos de una referencia tan amigable a las autoridades económicas de Estados Unidos, el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, respondió a las declaraciones de O’Neill cuestionando que los fondos que presta el FMI a la Argentina se vayan a Suiza. Aunque pareció un tipo por elevación a Carlos Menem por su cuenta en ese país, Atanasof afirmó que “para su tranquilidad (la de O’Neill), los fondos no van a ir a ninguna cuenta en Suiza”. Por otra parte, el funcionario anticipó que el Gobierno apelará el fallo judicial que declaró inconstitucional el decreto contra los amparos. “Son miles los jueces que hay en Argentina y otros tantos los fiscales, y por ello habrá que esperar la opinión de la Justicia en su conjunto” antes de dar por caído ese decreto.

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