EL PAíS
› ALFONSIN Y ROZAS SE OPONEN A EXPULSAR A DE LA RUA
Autocrítica sin guillotina
El presidente de la UCR, Angel Rozas, y el ex presidente de la Nación Raúl Alfonsín coinciden en que la Convención partidaria haga una fuerte autocrítica de la gestión de Fernando de la Rúa.
Todo indicaría que Fernando de la Rúa tiene un problema menos. Porque según dejaron trascender cerca de la conducción del radicalismo, las varias propuestas de expulsión partidaria del ex presidente no tienen posibilidades de prosperar por falta de consenso interno. Básicamente, el obstáculo lo pondrían el presidente de la UCR, Angel Rozas, y Raúl Alfonsín, que no quieren saber nada con una sanción disciplinaria tan grave contra De la Rúa. Más bien, imaginan una gran catarsis en la próxima reunión de la Convención Nacional, donde quieren que se analice la abortada gestión delarruista con un fuerte tono autocrítico. Pero no más.
Pocas horas después de que aquel ya famoso helicóptero se llevara a De la Rúa de la Casa Rosada luego de renunciar, los pedidos para que la conducción radical le aplicara al flamante ex presidente la pena más grave de las previstas en el código de conducta comenzaron a acumularse en la mesa de entradas de la sede de Alsina. Primero fue un sector de la UCR porteña –al que pertenece el ex presidente– que hizo una asamblea de la que participaron dirigente como el legislador Agustín Zbar. Luego también nucleamientos sindicales como los Trabajadores de Rosario también reclamaron la intervención del Tribunal de Conducta.
Pero el fin de semana se dio el mayor paso en ese sentido cuando un sector del radicalismo bonaerense anunció que también se pondría a trabajar en ese sentido. El diputado Leopoldo Moreau dijo que De la Rúa se merecía la expulsión por “traicionar” la plataforma de gobierno por la que fue electo. Moreau anticipó que dos de sus habituales aliados –el titular de la UCR bonaerense, Federico Storani, y el diputado Jesús Rodríguez– ya habían iniciado el proceso del pedido de expulsión y que varios convencionales bonaerenses elevaron una nota a la conducción que encabeza el entrerriano Sergio Montiel para que convoque al Tribunal de Conducta que debe estudiar el tema.
Se sabe que estos reclamos preocupan a De la Rúa, quien desde el reducto de descanso en el que convirtió su quinta de Pilar monitorea las posibilidades reales de esas iniciativas. Por suerte para él, los mensajes que recibió fueron tranquilizadores, sobre todo de parte de Alfonsín quien, si bien ya no es el presidente del partido, todavía maneja los resortes de su funcionamiento. Alfonsín y Rozas comparten esta posición, que es la de permitir que la próxima reunión de la Convención Nacional sirva para que los delegados hagan el descargo por todo lo que tuvieron que tragarse durante los dos años de gestión de De la Rúa, pero evitando que alguien quiera avanzar más allá.
Incluso, cerca de Alfonsín, preferían centrarse más en las debilidades de los acusadores que del acusado. “Durante dos años avalamos todas las medidas que tomó De la Rúa, pero si no dieron el resultado previsto no podemos decir ahora que su gobierno no fue nuestro gobierno”, analizaba un dirigente cercano a Alfonsín. Sobre el dedo acusador de Moreau, decía que justamente el diputado fue uno de los primeros en pedir que De la Rúa aceptara la candidatura presidencial cuanto todavía no se había largado.