Sáb 05.05.2007

EL PAíS  › CRISTINA KIRCHNER CRITICO A D’ELIA SIN NOMBRARLO

“Disparates son disparates”

Desde Washington, la senadora dio a entender que no acordaba con las afirmaciones del dirigente piquetero sobre el atentado a la AMIA. D’Elía dijo que en el Gobierno desmintieron las declaraciones.

Podría haber estado hablando del piquetero Luis D’Elía o de tantos otros que suelen hacer declaraciones frente a los medios, en mesas redondas o en actos públicos. Dichas en Washington, acompañada por miembros del Comité Judío Americano y a la agencia judía de noticias, el destinatario de las palabras de Cristina Fernández de Kirchner parecía tener nombre y apellido. “Los disparates son disparates, pongámonos contentos de estar en un país donde tenemos el derecho de decir disparates”, respondió la primera dama cuando contestó una pregunta de una agencia noticiosa que tampoco formulaba nombres propios.

Los dichos de D’Elía en la Feria del Libro, donde acusó a la derecha israelí de haber participado en un “complot” que derivó en el atentado contra la mutual judía en Buenos Aires, el 18 de julio de 1994, no pasaron inadvertidos para la poderosa comunidad judía de los Estados Unidos. Antes que Cristina Kirchner hiciera una parábola sobre los disparates, el cónsul argentino en Nueva York, Héctor Timerman, ya se había manifestado “defraudado” por las opiniones de D’Elía.

La respuesta que ayer realizó Fernández de Kirchner fue más elíptica que la de Timerman. “Un país donde alguien puede decir lo que se le ocurra, o algún concepto disparatado, es un país en el que me interesa seguir viviendo”, dijo la senadora. Para que no quedaran dudas, redondeó su idea y concluyó: “Me interesa un país en el que cualquiera pueda decir el disparate más terrible y sin embargo no ser castigado”.

En Buenos Aires, D’Elía aseguró que el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, lo llamó “por expresa indicación de Cristina, para desmentir esas declaraciones. Se limitó a decir que no estaba de acuerdo conmigo, pero me respetaba mucho”, dijo el líder piquetero consultado por radios locales.

D’Elía aprovechó la ocasión y fue más allá. Planteó sus propias diferencias con la primera dama. “No estoy de acuerdo en este punto, pero también tengo por ella todo el respeto del mundo y es mi candidata”, dijo. Acorde con los tiempos actuales, D’Elía incluso vio una conspiración detrás del rebote periodístico que produjeron las declaraciones de la senadora. “Si es un operativo, les salió mal”, concluyó.

En los pasillos de la Rosada, cercanos al despacho de Parrilli, aseguraban que en la comunicación telefónica el funcionario se limitó a dar sus propias opiniones y que en ningún momento habló en nombre de Cristina Fernández de Kirchner. “En lo que yo leí, no hablaba de vos”, repiten que fue la frase que Parrilli le transmitió a D’Elía.

La polémica que se inició con la visita de D’Elía a la Feria del Libro promete continuar en Buenos Aires. Por lo menos así lo adelantó la directora para Latinoamérica del American Jewish Committee, Dina Sieguel.

En su último día de gira por Estados Unidos, Fernández de Kirchner recorrió el Museo del Holocausto de Washington. Lo hizo acompañada por el presidente de la AMIA, Luis Grynwald, otros directivos de la mutual judía y el vocero Miguel Núñez. Frente a una foto de una escuadra nazi móvil, el guía explicó: “Iban en avanzada matando judíos en el frente y también comunistas y gitanos”. Al final del recorrido, una sala dedicada al genocidio muestra una foto de Darfur, donde fueron asesinadas más de un millón de personas en Africa. “El genocidio nunca puede ser una preocupación sólo de un país. Donde hay un genocidio el mundo entero debe preocuparse”, dice un cartel.

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