“Y seguían buscando debajo de cada desesperación...”, escribió un chico en una de las láminas. Otro recortó una cartulina en forma de pañuelo y puso “...salieron todas por todos”. En la Escuela Nº 6 Martín Rodríguez, las paredes del patio se transformaron en el primer apoyo para el homenaje a las Madres de Plaza de Mayo por el Día del Coraje Civil. La escenografía anticipaba que todo estaba pensado para ese regalo de los chicos y los maestros que incluía la “Marcha de la bronca”. La supervisora de Música del Distrito Escolar, María Teresa Bernasconi, había prohibido que los alumnos cantaran la letra porque “no era adecuada para su edad evolutiva”. “Cuando el acto estaba terminando, llegó el autor (Miguel Cantilo) y hasta vinieron los cocineros para cantar”, contaba Nora Cortiñas, una de las cinco madres de Línea Fundadora que se volvía a emocionar con el relato.

La directora de la escuela, Silvia Bruña, se las ingenió para gambetear la censura y le pidió al coro de adultos de un centro que funciona en el mismo edificio de Anchorena al 400 que entonara “Bronca cuando ríen satisfechos/ al haber comprado sus derechos/ Bronca cuando se hacen moralistas/ y entran a correr a los artistas/ Bronca cuando a plena luz del día/ sacan a pasear la hipocresía...” Frente al patio colmado de pañuelos blancos, alumnos, maestros y padres, la directora destacó el valor de la solidaridad, de la lucha, de la dignidad de estas mujeres.

“Yo no tuve la oportunidad de que mis hijos les pongan el guardapolvo blanco a sus hijos.” Despojada, irrefutable, Nair Amuedo, una de las Madres de Plaza de Mayo, conmovió a todos. “El trabajo de los docentes en esa escuela es lo más maravilloso que vimos últimamente. Con una escenificación sencilla, los chicos fueron representando las distintas etapas de nuestra búsqueda. Los niños sabían lo que estaban haciendo, no eran monitos bailando o repitiendo como loritos. Vemos que a través de treinta años empieza a florecer la conciencia, el Gobierno ha abierto la posibilidad de esta memoria, nos faltan la verdad y la justicia”, abundó Nora Cortiñas.

La presidenta de Madres-Línea Fundadora, Marta Vásquez, dijo “nunca estuve tan cerca de mis hijos”. Mirta Baravalle y Carmen Loréfice también participaron del encuentro junto con Eduardo Nachman de HIJOS, Claudio Altamirano de la Dirección General de Educación de la cartera educativa porteña y los supervisores escolares Felipe Muía y Pascual Pereylonge fueron parte de los invitados al homenaje en el Día del Coraje Civil. El año pasado, ese día fue incluido en el calendario escolar para recordar los 30 años de la primera vez que las Madres marcharon alrededor de la Pirámide de Mayo para pedir por sus hijos desaparecidos.

La única ausencia notoria fue la de la supervisora Bernasconi, la mujer que había cuestionado a la directora por el repertorio elegido. La “Marcha de la bronca” y “A las Madres de Mayo” de Ismael Serrano fueron tachadas por la supervisora. “Me dijo que esas dos canciones no las iba a permitir porque los chicos tienen que cantar otro tipo de letras, de la esperanza”, contó Bruña y recreó el diálogo con Bernasconi:

–Si quiere cantamos “La felicidad” –le dije y me contestó que ese tipo de acto no era conveniente porque la había llamado un papá quejándose porque se estaba hostigando a los chicos para que cantaran esas cosas.

La supervisora dejó constancia en actas –como corresponde– de su oposición y prohibición. La directora se atuvo a la norma y convocó a los adultos para entonar las letras “peligrosas”. Pero, una vez lanzadas la memoria y la emoción las voces salían de todas las gargantas. Cuando llegó Cantilo, alguien le alcanzó una guitarra y la emblemática marcha consiguió el único bis de la jornada. Bernasconi se privó de escuchar a todos gritar “No puedo ver/tanta mentira organizada/ sin responder con voz ronca/ mi bronca/ mi bronca/ Bronca sin fusiles y sin bombas/ Bronca con los dos dedos en Ve”.