EL PAíS › LAS PROPUESTAS DE LOS CANDIDATOS A JEFE DE GOBIERNO PORTEÑO
Los tres principales postulantes para gobernar la ciudad de Buenos Aires expusieron, a pedido de Página/12, sus proyectos sobre las inundaciones, el tránsito, la seguridad, la basura y la vivienda, entre otros temas.
¿Qué obras cree que son necesarias para que Buenos Aires no se inunde?
¿En cuánto tiempo se pueden hacer?
¿Qué soluciones propone para mejorar el tránsito en la ciudad?
¿Cómo piensa resolver el problema crónico de la basura, las calles y veredas sucias?
¿Tiene un plan para los recolectores informales o cartoneros?
¿Cómo se va a resolver el problema de vivienda, especialmente el de las villas?
¿Deben seguir construyéndose torres o los barrios de Buenos Aires tienen que preservar sus casas bajas?
¿Cuál es su idea respecto de la futura policía de la ciudad? ¿Traspaso o creación de una fuerza propia?
Al margen de la policía, ¿cómo se resuelve el reclamo de seguridad?
Al margen de estos temas, ¿cuál es su principal objetivo de gobierno si llega a ser electo?
Para resolver el problema de las inundaciones hay que terminar las obras que ya están planificadas en el Plan Director de Ordenamiento Hidráulico de la ciudad y que ya tienen financiamiento. Son siete obras importantes de las cuales la principal es el ensanchamiento del arroyo Maldonado y que incluyen además trabajos en los arroyos Vega y Medrano, el saneamiento del Cildáñez, que desemboca en el Riachuelo, y la instalación de válvulas esclusas en las desembocaduras del Río de la Plata para que el río no ingrese en la ciudad cuando hay sudestada y permitan el drenaje de los desagües pluviales. Estas obras van a estar terminadas en los primeros dos años de gobierno.
El eje de la política en materia de tránsito va a ser favorecer el transporte público para desalentar el transporte privado. En primer lugar, nuestro objetivo es construir 10 kilómetros de subte por año, de manera que en cuatro años, el 80 por ciento de los porteños tengan una línea de subte a cinco cuadras de su casa. También vamos a sacar los colectivos de las calles para que vayan por carriles exclusivos en las avenidas, y en algunas avenidas vamos a promover el funcionamiento de tranvías o trolebuses. Además, vamos a impulsar la creación de un boleto único para viajar en tren, colectivo y subte.
Como el problema de los colectivos es muy complejo, ya que se superponen varias jurisdicciones (hay 150 líneas, de las cuales solo el 10 por ciento empieza y termina en la ciudad) vamos a impulsar la creación de un Ente Metropolitano de Transporte para planificar las modificaciones que sean necesarias. Porque hoy si se aumenta la frecuencia de trenes en algunas líneas, colapsan los pasos a nivel. En este aspecto, lo último que vamos a hacer es aumentar la tarifa de los peajes de las autopistas. Además, hay que construir la Autopista Ribereña, cuya traza deberá ser subterránea para no crear una barrera entre la ciudad y Puerto Madero.
Para resolver el problema de la basura, en principio, hay que cumplir con la Ley de Basura Cero. Cada porteño genera 1,5 kilos de basura por día, 4500 toneladas diarias, de las cuales el 37 por ciento es reciclable. Todo esto se está enterrando en los rellenos del Gran Buenos Aires, que están colapsados. Vamos a instrumentar un progresivo crecimiento de la clasificación en origen (en los domicilios) para que de esa manera se termine la separación en la calle que hacen los cartoneros. También vamos a controlar más a las empresas, porque se les está pagando por zona limpia pero hoy las calles están sucias.
Vamos a impulsar la organización de los cartoneros en cooperativas o microemprendimientos para que ellos reciclen la basura en un lugar cerrado y no lo tengan que hacer en la calle. Hoy solo hay una planta de clasificación. El Estado debe financiar la instalación de galpones y la compra de máquinas para el reciclado porque esta actividad favorece el medio ambiente.
Pensamos brindar 20.000 soluciones habitacionales por año, la mitad mediante contrucciones (el Estado nacional sólo financia 7500 viviendas por año, el resto lo financiará la Ciudad) y la otra mitad mediante créditos para vivienda. De esa manera, en cuatro años se reduciría a la mitad el déficit habitacional. En cuanto a las villas, no serán erradicadas sino urbanizadas. Por supuesto, hablamos de las villas históricas, y no de los asentamientos precarios como los ubicados bajo las autopistas, cuyos habitantes tendrán otro tipo de solución habitacional.
La construcción debe pasar por una estrategia de planeamiento urbano, el uso de la tierra en base a las necesidades de los vecinos y no a la lógica del mercado inmobiliario. Hay que tener en cuenta por supuesto las necesidades de crecimiento de la ciudad. Pero el impacto ambiental de la presencia de las torres, el impacto paisajístico, de contaminación visual y de calidad de vida, tiene que ser evaluado comuna por comuna. La ciudad tiene que avanzar hacia un proceso de heterogeneización de los barrios. En las última décadas pasamos a ser una ciudad con especializaciones: barrios donde está la cultura, barrios comerciales, industriales. Para ir al teatro o para hacer trámites hay que ir al centro. Tenemos una ciudad embudo, que obliga a la movilización permanente. Nuestra idea es que los barrios tengan todos los servicios y una diversidad de actividades. La ciudad ideal es donde todas las cosas se pueden resolver caminando.
Nuestra idea es el traspaso de la policía. No imaginamos tener dos policías en la ciudad. Los 17.0000 efectivos de la Federal van a constituir la nueva policía y hay que aprovechar el traspaso para formarla. Porque tenemos 23 provincias que tienen policía propia y no resolvieron el problema de la seguridad. No es una solución automática. Además, hay que compatibilizar el territorio de las comisarías con el de las comunas. Y al mismo tiempo, planteamos convertir a la Guardia Urbana en una policía de tránsito.
La policía es solo una parte del problema de la seguridad. Hay una parte grande tiene que ver con la marginación, con la exclusión, con la existencia de lugares de difícil acceso para las fuerzas de seguridad, el problema de la droga. También hay mejoras urbana que contribuyen, como la mayor iluminación, la poda de árboles y la organización de redes comunitarias de seguridad.
Generar condiciones de vida digna y mejorar la calidad de vida de todos los porteños, teniendo como objetivo principal de las políticas de Estado que Buenos Aires vuelva a ser una capital cultural y del conocimiento de la región y, al mismo tiempo, que los beneficios del crecimiento económico y el progreso cultural, a diferencia de los ’90, se distribuyan en forma igualitaria. Hoy tenemos el doble de mortalidad infantil en el sur de la ciudad que en el norte, tres veces más desocupación, dos veces más pobreza. Los jóvenes tienen el doble de desocupación que los adultos, la mujeres tienen más desocupación y peores condiciones de trabajo que los hombres. Eso solo se resuelve con una fuerte intervención del Estado y una decisión política que plantee que el objetivo central es la igualdad.
Buenos Aires se convirtió en una ciudad inundable por la desidia de nuestros gobernantes. Como medida inmediata y constante hay que mantener limpios los conductos principales, como también los arroyos entubados y los sumideros. Vamos a construir conductos secundarios nuevos y alcantarillas, instalar retardadores hidráulicos en lugares especiales, colocar válvulas contra el reflujo del agua. La obra de mayor envergadura será poner en marcha un sistema de protección contra sudestadas en la zona norte a través de la formación de un lago regulador frente a la Costanera que nivelará el flujo de agua cuando se produzcan grandes lluvias.
En primer lugar hay que construir al menos 10 kilómetros de subte por año y realizar playas de transferencias cercanas a las estaciones más periféricas para que los automovilistas dejen allí sus vehículos. Por supuesto que el solo tendido de vías no alcanza si no se aumentan considerablemente las frecuencias, como nosotros proyectamos. Otro punto importante será soterrar las vías de los ferrocarriles que dividen a la Ciudad en fragmentos. La Ciudad debe tener el control del transporte público para rediseñar los itinerarios de los colectivos. Hay que buscar vías para evitar que los camiones de gran porte crucen la ciudad y que solamente los de hasta 7 toneladas hagan la tarea de carga y descarga.
Con contenedores todo se hará más fácil, vamos a disponerlos en cada esquina de la Ciudad y separando los residuos en origen y disposición, lo cual debe estar acompañado por una campaña de concientización y difusión. Esto es fundamental porque es necesario que la gente separe la basura entre húmedos y secos. También vamos a crear plantas de reciclado que den trabajo a los recuperadores informales. Hasta que el sistema nuevo esté funcionando plenamente será fundamental controlar que las empresas recolectoras cumplan con los horarios establecidos para evitar que perros y roedores rompan las bolsas.
Por supuesto, vamos a crear lugares especiales, como existen en todas las ciudades importantes del mundo, para que puedan reciclar los residuos con todas las garantías de seguridad e higiene. Ellos colaborarán con una ciudad más limpia, sobre todo hoy que con la reactivación cada vez son más chicos los que recogen la basura en la calle. Creando las condiciones en lugares cerrados evitaremos que la basura esté desperdigada y que los recolectores y los vecinos estén expuestos a enfermedades e infecciones.
Con respecto de las villas, hay que urbanizarlas, abriendo calles, llevando hasta esos barrios los servicios básicos de electricidad, agua, cloacas, gas, etc., es decir, que el Estado tiene que entrar en esos lugares en los que hoy no puede ingresar. Luego lotear los terrenos y construir casas con planes de la Ciudad que podrán pagar de acuerdo con sus posibilidades económicas. Para la clase media el Banco Ciudad extenderá una línea de créditos hipotecarios blandos.
Somos partidarios de que los barrios conserven sus perfiles. Para eso, es necesario crear una comisión entre profesionales y vecinos para que se defina la fisonomía de cada barrio.
Para tener una ciudad autónoma, como su nombre lo indica, pedimos el traspaso de la policía metropolitana. La policía debe estar a las órdenes del poder ejecutivo local. De esta forma podemos aprovechar los recursos de acuerdo con las necesidades y requerimientos de cada barrio o zona. Queremos una policía adecuadamente equipada, profesional y bien remunerada que se sienta orgullosa de proteger a los vecinos y que los vecinos confíen plenamente en su fuerza.
Con inclusión social. Dando becas a los chicos para que terminen el colegio, creando las condiciones para que las empresas den el primer empleo a los jóvenes recién egresados.
La urbanización de las villas constituye otro punto fundamental en la lucha contra la inseguridad para evitar que los vecinos que viven allí sean rehenes de los delincuentes, especialmente ahora con los narcotraficantes que se han apoderado de esos barrios. Vamos a confeccionar el Mapa del Delito con la participación de los vecinos para aplicar todos recursos del estado sobre aquellas zonas con problemas.
Que Buenos Aires recupere su esplendor. Donde la cultura, la educación y el pleno empleo sean un distintivo de nuestra ciudad. Donde podamos caminar a cualquier hora de la noche sin temor de ser asaltados. Donde los abuelos salgan a tomar mate a las veredas sin miedos a ser golpeados o asesinados. Donde los chicos jueguen al fútbol o anden en bicicleta. Donde los turistas recojan los mejores recuerdos y recomienden nuestra ciudad a otros extranjeros. Una ciudad que invite a volver a aquellos que se marcharon desencantados a otros lugares.
Hemos ideado el Plan Director de Ordenamiento Hidráulico. Una inversión de más de 500 millones de dólares que permitirá, gradualmente, alcanzar en todas las cuencas de la ciudad un nivel de protección contra las inundaciones, similar al que tendrá la Cuenca del Maldonado -que ya está en proceso de licitación pública internacional-. A partir de las obras de la Cuenca del Maldonado se quintuplicará el nivel de protección contra las inundaciones. El Plan también incluye la construcción de sumideros, con el objetivo de incrementar la capacidad de captación y conducción de agua proveniente de las lluvias y mejorar los niveles de escurrimiento de la red pluvial de toda la ciudad. Por otro lado, está en proceso de construcción la estación de bombeo en la desembocadura del arroyo Vega. Al margen de las obras, es necesario también un cambio de conducta de los vecinos para afrontar el problema. Todos tenemos que colaborar y no dejar la bolsa de basura afuera si hubo un alerta meteorológico y tratar de ensuciar menos, no sólo para el bien del Estado, sino para el bien de cada uno.
Hemos presentado un Plan Integral de Tránsito. Planificamos tres tipos de estacionamientos subterráneos para desalentar el ingreso al centro y evitar congestiones: playas de disuasión, estacionamiento para gente que viene de afuera de la ciudad; playas para residentes –que ya empezamos a licitar–. Tendrán capacidad para miles de vehículos y un precio diferencial por ser vecino, con modalidades de alquiler hasta 30 años. Y, playas ubicadas antes de ingresar al micro y macro centro. El ingreso y egreso de la ciudad, de oeste y norte-sur va a ser exclusivamente con carriles y en algunos casos con exclusividad para los colectivos.
Estamos haciendo inversiones fuertes, como por ejemplo la vuelta del tranvía en Puerto Madero, y tenemos proyectada la incorporación de colectivos articulados que son más angostos y amplios.
Además continuamos con la ampliación de la red de subtes y la llevaremos al doble en los próximos tres años.
La higiene urbana está sensiblemente mejor. Estamos poniendo muchos más servicios, hemos llegado a un buen acuerdo con las empresas para que pasen más seguido. Hemos reglamentado la Ley de Basura Cero para tener la ciudad más limpia. Se trata de un plan para reducir progresivamente los residuos que se disponen en los rellenos sanitarios, con medidas orientadas a separar y reciclar la basura. Iniciamos también el proceso de contenerización de la ciudad. Ya se incorporaron 12 mil nuevos contenedores en todos los barrios y continuarán colocándose. Todo esto hará posible que hacia fines de año comencemos todos los vecinos con la separación de residuos húmedos y secos.
El de los cartoneros es un tema que estamos ordenando nuevamente con sensibilidad pero con rigor. Ya hemos inaugurado una planta procesadora de residuos en Bajo Flores y seguiremos inaugurando cinco más para que las tareas se puedan hacer allí dignamente y en condiciones adecuadas. Además, la utilización de los contenedores permite la división de basura entre húmeda y seca, lo que facilita la tarea de las personas que se dedican a separar el cartón. La situación social exige que ordenemos esto: debemos insistir en que la tarea de reciclaje y reparación no se haga en la calle.
Hemos elaborado un Plan Integral de Urbanización de Villas, que prevé construcción de viviendas nuevas, urbanización con apertura de calles, espacio público e infraestructura. Además comprende el mantenimiento de las viviendas que están en condiciones de ser recuperadas, la subdivisión de tierra en lotes individuales y entrega de escritura individual. Lanzamos además, el crédito para la vivienda de clase media. Y ya hay más de 2000 familias, es decir, casi 10 mil personas, que ya empezaron el ahorro que en 10 meses les permitirá comprar la casa propia.
Ni una cosa ni la otra. La ciudad necesita una planificación. Y es un pilar fundamental el tema del Plan Urbano Ambiental que ya hemos enviado a la Legislatura en marzo. Es la ley marco general de cómo planificamos cada uno de los barrios. Qué barrio puede tener alta densidad de construcción, qué barrio menos. Es la piedra basal a partir de la cual discutiremos las eventuales modificaciones al Código de Edificación.
Debo aclarar que una cosa es el control y otra la restricción. Los controles en las construcciones son parte de un procedimiento normal que lleva a cabo el Gobierno de la Ciudad. En este último tiempo los hemos intensificado. En cuanto a las restricciones en las construcciones, en este momento rigen para cinco barrios de la ciudad a través del Decreto 220/2007 y por ahora no se prevé extender estas medidas a otros barrios.
He decidido que el 24 de junio se convoque a consulta popular al pueblo de la ciudad de Buenos Aires para saber si está de acuerdo o no en que tengamos policía en la ciudad. Es la única manera de que el pueblo muestre lo que pide a gritos, esto es pedirle al pueblo que se exprese. En diez años de autonomía, la consulta popular –tanto que se dijo que tenía que ser utilizada para que el ejercicio de la democracia sea más pleno– nunca fue utilizada. Será la primera vez que se recurra a esta posibilidad que otorga nuestra Constitución. Como ciudad explicaremos frente al Congreso, ante la Justicia y donde haga falta para tener la totalidad de los elementos necesarios para ejercer cabalmente la autonomía.
Planteamos la creación de una policía propia que se ocupe de verificar, controlar, supervisar y hacer que se cumplan las normas de la ciudad de Buenos Aires. Queremos otorgar todo lo que permita dar convicción a los vecinos de que hay un Estado que defiende sus derechos.
Contestada en la 7.
No soy reduccionista, la realidad es compleja. Hay varias propuestas y acciones que ya están en marcha para mejoras en salud, educación, justicia, cultura, tránsito, planificación y todas las problemáticas que conciernen a nuestra querida ciudad y sus vecinos. Todas estas iniciativas son parte de nuestras ganas de construir y habitar la ciudad que imaginamos. Es un asunto de Estado y un deber básico del gobernante mejorar la vida de los pueblos.
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