El gobernador Miguel Saiz, flamante vencedor en las elecciones rionegrinas, tiene la voz afónica y grave. Es la voz de un fumador empedernido. Han pasado menos de 24 horas desde que las urnas le dieran la reelección y todavía se le nota la euforia. En la noche del domingo, las cámaras lo mostraron exultante, sobre los hombros de un simpatizante, con la típica campera beige de cuero tan común entre los radicales (la solía usar Fernando de la Rúa). Muchas cosas pasaron desde entonces. Se levantó temprano en General Roca, su patria chica, atendió a algunos medios y cerca del mediodía se sumó al pequeño convoy de autos que lo llevó hasta Viedma. En la capital lo esperaba su compañero de fórmula y buena parte de su gabinete. Se reunió con sus colaboradores en una zona de chacras en la entrada de la ciudad, conocida como Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (Idevi). Allí se armó una caravana que lo acompañó unos diez kilómetros hasta el centro. Luego respetó la tradición de todo candidato triunfante: se subió a un palco y habló a la multitud que se había concentrado en la plaza San Martín, frente a la Casa de Gobierno.

Lo que siguió fue una conferencia de prensa en el Salón Gris de la gobernación. Ha sido un día muy largo. Pero el triunfo compensa cualquier cosa. Incluso el ajetreo de una jornada interminable. El efecto de la victoria comienza a notarse. Sus colaboradores reconocen que algo cambió desde que se conocieron los resultados. “El gobernador está agrandado. Ahora los radicales K no van a ir a Mendoza sólo a sacarse la foto con el Presidente, ahora van a negociar”, confía a un asesor que frecuenta los despachos del gobernador y sus ministros. Sin embargo, cuando llega el momento de la entrevista con Página/12, Saiz evita el triunfalismo y cuida sus palabras. “Nosotros (por los gobernadores K) pretendemos que el candidato a vice sea de la concertación. Y dentro de la concertación, el radicalismo de las cinco provincias que gobernamos y muchos intendentes de todo el país mantenemos una posición unánime: queremos que sea Julio Cobos”, dice.

–¿Cuál fue la razón de su triunfo?

–Gobernar cada día al lado de la gente. Eso es lo primero que meritúa la gente de una gestión. Y en nuestro caso no sólo se aprobó a un gobernador sino también a su equipo, a sus colaboradores.

–¿Qué importancia tuvo en la elección el peso de la imagen de Kirchner? Su rival, Miguel Pichetto, indudablemente intentó presentarse como la opción kirchnerista más auténtica.

–Fue importante pero no decisivo. Acá lo importante es la concertación programática, que tiene que ver no sólo con el presente de Río Negro sino con el presente y el futuro de la Argentina en los próximos 25 años. La elección de Río Negro es sólo una anécdota, importante para nosotros, pero una anécdota al fin. En Río Negro se aprobó una gestión y eso es importante, porque creemos que la realidad de la gente se modifica sólo desde el gobierno. Además, nosotros desde 2003 vimos que el camino era la concertación con otros sectores, sindicales y políticos, y nos presentamos como Concertación para el Desarrollo.

–¿O sea que ustedes se anticiparon con la concertación al Presidente?

–Ya en el 2003 fuimos la Concertación para el Desarrollo. Aquella vez nos aliamos con el MID, la Democracia Cristiana, el PI, el partido Sur de Bariloche, que luego se fue con el Frente para la Victoria. Convocamos a dirigentes justicialistas, incluso nuestro subsecretario de Trabajo, Ricardo Ledo, es un dirigente peronista. La convocatoria a otras fuerzas políticas no es nueva para nosotros.

–Usted habla de la concertación programática, ¿cuál sería el programa de ese acuerdo?

–Hay grandes temas que en la Argentina es necesario resolver, sobre los que el electorado debe saber cuál es la posición de cada partido. La ley de Hidrocarburos, la de Educación, la cantidad de miembros de la Corte, la coparticipación. En los temas centrales debe hacer cierto trazo grueso que permita que la gente sepa qué piensa cada fuerza y cómo votar.

–Hablando de temas judiciales, ¿qué piensa del caso Skanska? La Cámara Federal ordenó ampliar la investigación a otras obras públicas, algunas en el Sur, ¿qué opina?

–Por la campaña no he seguido el tema muy puntualmente. Es correcto que la Justicia investigue. Si hay responsables, que los juzgue y castigue. Así la ciudadanía sabe qué pasó y quiénes estaban involucrados. Aunque le aclaro que en la potestad de elegir funcionarios que tienen un gobernador o un presidente uno puede equivocarse. Uno no tiene el ADN de la honestidad. Nadie tiene la seguridad de que no haya alguno que se vaya a hacer el pícaro.

–¿A usted le pasó con algún funcionario suyo?

–He tenido la suerte de que no. No me ha pasado pero uno no está exento.

–Le pregunto entonces por una presencia polémica. En la conferencia de prensa en la que se anunció su victoria, lo acompañaba Daniel Sartor, ex ministro de Fernando de la Rúa. Algunas denuncias periodísticas probaron que cobraba un plus por desarraigo que no respetaba el tope legal que entonces regía para los sueldos de funcionarios.

–Usted lo ha dicho. Fueron denuncias periodísticas. No hubo ninguna condena, ni siquiera hubo un proceso. Tampoco nos podemos guiar por estas denuncias porque entonces cualquiera puede decir cualquier cosa. En la campaña nuestros adversarios nos acusaron de preparar un fraude con la confección de los padrones. ¡Como si fuera tan fácil hacer trampa en una elección!

–Hablando de denuncias que se mencionaron durante la campaña, ¿qué pasó con la desaparición de Otoño Uriarte? ¿Qué responsabilidad tiene en el caso?

–Recién leía un diario nacional que no es Página/12, que hablaba de un secuestro. Hay una desaparición de una persona. Lo está investigando la Justicia con independencia y con la policía como brazo coadjutor. Si están pensando que Río Negro es el único lugar donde desapareció una persona... Desapareció una persona, es una cosa seria. Pero tantos desaparecidos hay en otras provincias donde no hay gobernadores radicales... El senador (por Pichetto) dijo que el gobernador conocía una escucha telefónica (N.de la R.: se refiere a una grabación en la que estarían involucrados el subcomisario de la seccional 8ª de Choele Choel, Moisés Rodríguez, y el suboficial César Cayumil. Allí se habla de “una chica para fichar”, que “está rebuena” y la respuesta es “le preguntamos al subco”.) cuando él la sacó del propio expediente judicial. El senador dijo que hubiera puesto preso al policía. ¿Qué quiere que hagamos? ¿Que le pegue un tiro en la plaza? En Río Negro la única que mete preso es la Justicia.

–¿Qué particularidades tiene la UCR rionegrina para ganar todas las elecciones cuando en el resto del país pasa todo lo opuesto?

–El radicalismo rionegrino tiene vocación de poder y además, cuando está en el poder lo sabe ejercer.

–Río Negro es una provincia muy endeudada. ¿Qué responsabilidades tienen las anteriores administraciones de su propio partido?

–Todas las responsabilidades. Pero también hay que recordar en qué contexto se dio el endeudamiento. Porque acá, a pesar de la ola privatista, se logró reabrir Hipasam y se mantuvo el tren patagónico, que tiene certificación de calidad ISO 9000. Debe ser el único servicio público con esa certificación de calidad. Tampoco íbamos a echar empleados públicos y aumentar la tasa de desocupación. Se dice que Río Negro está endeudada pero la deuda la tiene concentrada exclusivamente con la Nación. Además, a las provincias nos aplicaron el 1,40 más CER más intereses. Hubo quita para todos menos para las provincias. El propio Presidente explicó que en los fondos de ATN hay más de 300 millones que pertenecen a las provincias y están sin repartir. ¿Por qué no aplicarle al índice de coparticipación para luego afectarla a la deuda que tenemos con Nación? Nuestra deuda ronda alrededor de 1200 millones de dólares, el 33 por ciento de nuestro PBI.

–Tras los triunfos de radicales K en Catamarca y Río Negro, ¿se acrecientan las chances de Julio Cobos para ser el candidato a vicepresidente de la concertación?

–Nosotros pretendemos que el candidato a vice sea de la concertación. Y dentro de la concertación, el radicalismo de las cinco provincias que gobernamos y muchos intendentes de todo el país mantenemos una posición unánime: queremos que sea Cobos.

–Algunos lo mencionan a usted también como probable candidato a vice.

–Tengo una conducta en mi vida y es respetar los compromisos que firmo. A mí me han votado para ser gobernador hasta el 2011 y ese es el compromiso que tengo con la ciudadanía.

–¿Qué piensa de la candidatura de Lavagna, que también tiene apoyos radicales?

–En primer lugar, no es un hombre del radicalismo. Y si tengo que elegir entre dos peronistas, déjenmelo elegir a mí y no me lo impongan. Tampoco veo que tenga tanta diferencia con el Presidente, si fue su ministro estrella.

–Quienes lo apoyan, incluso el propio Lavagna, aseguran que él garantiza la continuidad del modelo económico implementado con Duhalde pero combinado con mayor respeto de las instituciones y menos hegemonismo.

–Sí, claro, y yo soy rubio y de ojos celestes. Esas son definiciones que se usan para salir en la fotografía. Pero no son temas estructurales.