“Si el acuerdo que anunció la empresa fuese cierto, no hubiésemos hecho un paro, ¡sino una fiesta!”

Tras varios días de discusión interna y asambleas, los empleados de los subtes porteños decidieron no hacer un nuevo paro, en principio hasta la semana próxima. A partir de hoy, en cambio, y hasta mañana, abrirán los molinetes de las principales estaciones de trenes en los horarios picos como parte del plan de lucha. La medida se anunció ayer a la noche en una conferencia de prensa y se da en medio de una durísima puja salarial con la concesionaria de los trenes, la UTA y el Gobierno. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, adjudicó el conflicto “a una interna gremial”.

“Lo primero que queremos decir es que nosotros rechazamos el aumento del 16,5 por ciento o 20 por ciento que la empresa dice que nos dio la semana pasada, porque si nos hubiese dado realmente ese dinero, no estaríamos haciendo paro”. Francisco Ledesma es delegado de la Línea D de subterráneos, y uno de los que anoche estuvieron en el hall de la cooperativa del Hotel Bauen, donde se hizo la conferencia de prensa.

De acuerdo con el resultado de la asamblea de los trabajadores del subte, ayer resolvieron dos puntos. Por un lado, suspender de momento el anuncio del paro previsto originalmente para el miércoles o jueves de esta semana. Y, en segundo lugar, liberar los molinetes de los subtes. Así, entre las 7 y las 10, y de 17 a 20, estarán abiertos los molinetes de las estaciones cabeceras de las cinco líneas de Subte y del Premetro. Lo mismo sucederá en estaciones con flujo de pasajeros importante como Facultad de Medicina o en aquellas con conexiones con otras empresas de trenes o de combinación de subtes como sucede en Once, Palermo y Diagonal Norte.

La empresa anoche se tomó la noticia con calma: a nadie se le escapa que se trata de los horarios de más pasajeros, pero también de mayor recaudación. Del millón de usuarios de subtes por día que hay en la ciudad, unos 250 mil viajan en el horario pico de la mañana y otro tanto lo hace en la tarde. “Para saber cuánto vamos a perder, simplemente hay que hacer la cuenta: cantidad de pasajeros por el valor del boleto”, razonaba anoche Lucila Maldonado, vocera de la compañía.

El conflicto entre los trabajadores del subte y Metrovías tuvo un punto de inflexión con el paro del jueves pasado. Aun así, las negociaciones entre los sectores no empezaron en ese momento sino en marzo. Desde entonces, los delegados cuentan once reuniones oficiales con la empresa a instancias del Ministerio de Trabajo y otras tantas entre las partes. En esas negociaciones fueron acercando posiciones pero no cerraron el acuerdo.

Los trabajadores pidieron una actualización de categorías, la reincorporación del 2 por ciento de antigüedad perdido durante la dictadura, la incorporación de dos sumas fijas no remunerativas al sueldo básico y un aumento general de 20 por ciento. Una parte de los acuerdos se consiguió. Parte de la rejerarquización y el blanqueo de las dos sumas fijas que van de 460 a 560 pesos, según la categoría. No lograron en cambio el aumento de 20 por ciento, el punto que tiene frenada la negociación. La empresa asegura que lo dio, pero los trabajadores lo niegan. El aumento se aplicó a todo el salario, dicen, y en los hechos resulta de un 9 o 10 por ciento porque una parte ingresó al básico y lo perdieron con los descuentos. En la compañía no comparten, lógicamente, esa evaluación. Anoche aseguraron que “están cerradas las negociaciones”. Y que manejarán las decisiones de los próximos días en conexión con el Ministerio de Trabajo.