Jue 08.08.2002

EL PAíS  › UNA EXPLICACION POR LA ALIANZA CON RICO Y MOYANO

“La Argentina somos todos”

Adolfo Rodríguez Saá explicó ayer su programa en la Universidad de Belgrano. Habló sobre la deuda, el corralito y la creación de fuentes de trabajo, pero la primera pregunta fue sobre su alianza bonaerense.

› Por Luis Bruschtein

”Si usted habla de una nueva política, ¿cómo se entiende su alianza con Moyano y Rico?” fue una pregunta bombazo del público. Adolfo Rodríguez Saá dudó apenas un segundo: “También son ciudadanos argentinos –balbuceó–; la Argentina somos todos, pero además de ellos hay miles de candidatos jóvenes que los medios no mencionan”. El público de la Universidad de Belgrano escuchó ayer con atención al candidato presidencial pero no dio señas de dejarse seducir a pesar de los esfuerzos del puntano, que desplegó con entusiasmo su programa de gobierno: dos millones de nuevos puestos de trabajo en los primeros meses, rediscusión de toda la legislación argentina en seis meses y rediscusión de la deuda externa ante el tribunal internacional de La Haya, entre otros puntos.
El candidato llegó puntual ayer a la mañana a la sede de la UB donde lo aguardaban dos auditorios llenos de estudiantes, profesores y público en general. Era la segunda fecha del ciclo “Ideas para una nueva República” en el que exponen los candidatos presidenciales. En la primera etapa participaron Patricia Bullrich y Ricardo López Murphy.
Rodríguez Saá, de impecable traje, explicó que se trata de “refundar la República, no de un maquillaje superficial o de un nuevo y perverso Pacto de Olivos”. Y se preguntó: “¿Qué necesita un país marginal como el nuestro para pertenecer al primer mundo?” Con entusiasta retórica fustigó a dos de sus posibles competidores: “¿Basta con dolarizar la economía, como propone Carlos Menem volviendo a recetas milagrosas? ¿Es suficiente con reimplantar las reglas de juego éticas, como impulsa la diputada Elisa Carrió?” Y llevó la estocada a fondo: “Cada una de estas respuestas engañosas esconden la intención de mantener el status quo en el país”.
El público de la UB lo escuchaba en silencio, pero reticente, lo cual parecía que encendía más el ánimo del orador para seducirlo. “Proponemos democratizar la información sobre la deuda, una negociación pública y establecer un plazo teórico de finalización, que no debe exceder el esfuerzo de una generación.” Esta frase motivó la reacción de un señor mayor que le gritó: “Para que después quedemos fuera del mundo, como pasó con el default”. La moderadora advirtió entonces que no permitiría ese tipo de intervenciones, pero Rodríguez Saá quiso responder: “No es cierto que hayamos quedado aislados, durante mi efímera presidencia, como dicen los medios, hablé con las autoridades del FMI, de los Estados Unidos, los bancos de todo el mundo estaban abiertos para los argentinos, lo único que pedían era un plan económico sustentable”. El hombre del público insistió: “pero no hay financiamiento”, ante lo cual la moderadora decidió que continuara la exposición del candidato.
Rodríguez Saá apuntó en su programa el “acceso a la revolución tecnológica” y “terminar con la exclusión”. “Necesitamos una moneda fuerte, con salarios fuertes, debemos anclar el peso con relación al dólar y generar una nueva moneda ligada a los valores del Mercosur”. Con respecto a la deuda señaló que es necesario dilucidar cuánto se debe, cuál es la deuda legítima y la que no y dirimir este tema en el tribunal de La Haya. Tras lo cual encaró el problema de la corrupción y la seguridad jurídica: “Hay que declarar la caducidad de toda la legislación argentina, hay miles de leyes que amparan la corrupción, y darle un plazo de seis meses al Parlamento para que las ratifique o no”. “Hay que sacar del presupuesto todas las partidas sospechosas de alimentar la corrupción estructural en el Estado”. Calculó que esas partidas rondarían los seis mil millones de pesos con los cuales impulsará un plan de construcción de 150 mil viviendas en seis meses para dar trabajo a un millón de personas. A esto le sumó planes sociales, pero “no para que la gente se quede en su casa”. Con esa asignación, explicó, “un millón de desocupados forestarán todas las rutas del país”.
Con la vocación del político nato que trata de seducir hasta las puertas, “el Adolfo” se esforzó por explicar que una segunda moneda implicaría menos emisión que la del actual gobierno, que los bancos debendevolver el dinero del corralito y explicar la forma en que lo harán y que es posible generar desarrollo sin pedir financiamiento externo. “Muchos candidatos podrán decir lo que piensan, pero nosotros vamos por fuera del sistema y lo que pensamos lo hacemos en forma eficiente, como está comprobado en San Luis”. Pero más acostumbrado a los discursos de corte tecnocrático de los últimos años, el público parecía poco dispuesto a dejarse convencer por propuestas que, desde ese lugar, sonaban a “populistas”.
Las preguntas apuntaron primero a Rico y a Moyano y luego a su disputa en el Partido Justicialista. “Soy justicialista y quisiera ir con el justicialismo a un Frente Nacional y Popular”, explicó, pero dudó de que la interna fuera transparente. “Las internas son entre pares –indicó–, así el que pierde se subordina al ganador.” Señaló, en ese sentido, que el planteo de Menem no es nacional y popular, como es el contenido del peronismo, por lo cual se plantearían propuestas antagónicas.
Al final, cuando se le preguntó por la persona que lo acompañará en la fórmula electoral, respondió que prefería que fuera “una mujer y joven” y se explayó sobre la importancia de la participación de la mujer. A lo que una señora desde el público emitió un misterioso: “pero usted no tiene buena fama en ese sentido”. Fue la única expresión que el candidato prefirió ignorar.

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