El juez federal de Rawson Hugo Sastre, que investiga la causa de espionaje ilegal en la base Almirante Zar de Trelew, completó las indagatorias de los 15 marinos imputados. Tras un año y medio en el que la causa se vio trabada en múltiples ocasiones, el magistrado tiene ahora diez días para resolver la situación procesal de los acusados. Esta semana se presentó el último y más renuente de los involucrados: el capitán de Navío Gustavo Leopoldo Ottogalli, que hasta hace poco revistaba como subsecretario de Relaciones Institucionales de la Armada. Su abogado, Oscar Salvi –ex defensor de Carlos Menem y ex juez de la dictadura– presentó una nueva recusación al juez. “No voy a declarar porque no están dadas las garantías de imparcialidad”, fue todo lo que dijo Ottogalli.

El marino es una de las principales autoridades involucradas en la causa y consiguió demorar su indagatoria durante más de un año. Fue citado junto con el resto de los militares en marzo de 2006, cuando la Justicia encontró sus firmas en los ficheros de inteligencia política que fueron descubiertos gracias a la denuncia del cabo Carlos Alegre ante el CELS. Entre ellos, había fichas de la ministra de Defensa, Nilda Garré, de políticos locales y seguimientos por los actos de la masacre de Trelew.

Alegre estaba asignado a la oficina de inteligencia de la base –llamada “la Casita”–, pero se negó a hacer espionaje interno. En un reportaje publicado por Página/12, Alegre contó que fue hostigado por las autoridades de la base por no participar. Incluso aseguró que el actual número dos de la Armada, Benito Rótolo, le reprochó que hubiese hecho la denuncia, con estas palabras: “Por tu culpa, la Marina se está hundiendo”.

La Justicia allanó la base Almirante Zar y la de Puerto Belgrano, donde también hallaron documentos de inteligencia ilegal. Entre la última tanda de indagados, otro cabo, Luis Alberto Sánchez, confirmó que existía una red de inteligencia. Además, dijo que reportaba al comando de operaciones de la Armada, a cargo del contraalmirante Eduardo Luis Aviles. Tanto Aviles, número tres de la Armada, como el director de Inteligencia, vicealmirante Pablo Rossi, fueron separados de sus cargos cuando se conoció el caso. Luego el Gobierno decidió cerrar las oficinas de inteligencia de cada base.

En lenta procesión, fueron indagados los cinco marinos implicados en “la Casita” de Trelew y sus oficiales superiores.

Ottogalli hubiera debido declarar a comienzos del año pasado, pero poco antes un recurso judicial paralizó convenientemente la causa. Lo presentó la Armada, por orden de su jefe, Jorge Godoy. En el escrito argumentaron que en los allanamientos se había extraído un sistema de codificación de secretos militares. Un planteo en línea con la estrategia de los marinos imputados, que se negaron a declarar para no “violar secretos militares” y consideraron inconstitucional el decreto presidencial que los libró de la obligación de guardar secreto.

La causa se frenó nuevamente cuando los abogados defensores recusaron a Sastre. Finalmente, la Cámara de Comodoro Rivadavia rechazó sus planteos y las indagatorias reiniciaron este mes. Se presentaron cuatro marinos, entre ellos, otra de las principales autoridades, el capitán de Navío Carlos Vázquez, que se negó a declarar y presentó un descargo. Hasta que le tocó el turno a Ottogalli. Pocos días antes, Salvi pidió una postergación, que fue rechazada por el juez. El ex defensor de Menem alegó que su defendido no pudo viajar porque la respuesta le llegó con poco tiempo. Sastre volvió a citarlo y lo indagó el miércoles pasado.

En los dos días previos debieron comparecer el capitán de Navío Jorge Alberto Janiot y el ex jefe de la Base Almirante Zar, Félix Médici. Ambos eran de las máximas autoridades del área: Médici dijo que nunca le interesó hacer inteligencia, sino que su vocación era la aviación. Y que mientras estuvo a cargo no hizo absolutamente nada. Janiot también sostuvo que no participó del espionaje ilegal. Tras extensas demoras, la causa que golpeó a la Armada podría derivar en el procesamiento de los imputados.