EL PAíS
› DEMANDA CONTRA UNA ABUELA EN CORDOBA
Juicio contra la memoria
Sonia Torres culpó al ex interventor de una secundaria de señalar a su nieta secuestrada, algo ya probado en un juicio. Mañana se sabrá el fallo en la querella que le inició.
› Por Mónica Gutiérrez
“Eran niños que no entendían qué estaba pasando, que en sueños llamaban a sus madres. Muchos de ellos no tenían ni la sombra de una barba en su rostro. Uno me dijo una vez: ‘Voy a morir sin haberme enamorado nunca, sin haber dado un beso a una piba. Debe ser lindo saber cómo es el amor...’” Así recordó Graciela Geuna, sobreviviente de La Perla, en el libro de Roberto Reyna, a los estudiantes de la Escuela Manuel Belgrano secuestrados en el más siniestro campo de concentración instalado por los militares en Córdoba durante la dictadura. Tránsito Rigatuso, director del colegio entre el ‘74 y el ‘76, no fue un personaje menor en la trágica desaparición de los jóvenes. Hasta un fallo judicial lo señala como quien señaló a los chicos ante el Tercer Cuerpo de Ejército. Pero Rigatuso denunció por calumnias a la abuela de Plaza de Mayo Sonia Torres, por haberlo dicho. La querella derivó en un juicio que concluye mañana, cuando se conozca el fallo.
A partir de 1970 se inauguró en el Belgrano un nuevo plan de estudios con el que se pretendía inculcar el sistema de “libertad responsable”. Las autoridades incentivaron a los chicos a elegir delegados para el entonces Club Estudiantil, que luego pasó a ser el Centro de Estudiantes. La participación de los jóvenes se hizo premisa en el colegio hasta que en 1974 llegó la intervención de Tránsito Rigatuso, representante de la derecha del justicialismo, de la mano de Oscar Ivanissevich, por entonces ministro de Educación del gobierno de Isabel Perón.
Acompañado de su secretario académico Hugo Lafranconi (hoy vocal del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba), implementó el miedo y la intimidación como normas en la escuela y a poco de su llegada comenzó a perseguir a los delegados estudiantiles. Más de una vez llamó a sus padres y los amenazó con entregar los nombres de sus hijos “a las fuerzas de seguridad”. Rigatuso dejó el cargo a la semana del golpe, pero la siniestra eficacia de su gestión quedó plasmada en las muertes y secuestros que ocurrieron entre el ‘76 y el ‘78, cuando Córdoba conoció su propia y larga “Noche de los Lápices”.
Silvina Parodi, la hija de Sonia Torres, estaba embarazada de siete meses cuando fue secuestrada, en la tarde del 26 de marzo del ‘76, junto a su marido, Daniel Orozco. Había egresado del Belgrano dos años antes y con Daniel estudiaban Ciencias Económicas, mientras esperaban al hijo que finalmente nació en cautiverio y que hoy su abuela busca sin tregua. Otra de las víctimas, Gustavo Torres, había dejado de ir a la escuela en 1976, por consejo de sus padres. Con 16 años, militaba en la Juventud Guevarista y fue sacado de su casa el 12 de mayo, cuando lo vieron por última vez.
Jorge Nadra militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) desde el Centro de Estudiantes del Belgrano. No dejó su pasión política cuando ingresó a la Facultad de Medicina. En la madrugada del 3 de julio lo llevaron de su casa de barrio Poeta Lugones. Pablo Schmucler egresó del Belgrano con la promoción ‘74. Del Centro de Estudiantes pasó a formar parte de la agrupación Montoneros, hasta que fue desaparecido después de un procedimiento en enero de 1977.
Claudio Román, con 16 años, era delegado de quinto año del Belgrano. Fue uno de los expulsados “a punta de pistola” del colegio y más tarde, el 27 de julio, lo secuestraron en su casa. “Fue fusilado y su cadáver, acribillado y quemado con cigarrillos, fue entregado a los padres, que se fueron finalmente del país”, recordó el abogado Claudio Orosz, ex alumno, cuando testimonió en el juicio. Oscar Liñeira había comenzado sus estudios de ingeniería electrónica después de egresar del Belgrano, en el ‘75, con uno de los mejores promedios. Desde su lugar de trabajo fue llevado por paramilitares el 8 de julio de 1976.
Raúl Castellanos era estudiante de Ciencias Económicas cuando fue secuestrado, en plena calle, en julio del ‘76. También fue visto en LaPerla por sobrevivientes, pero no supieron más de él. Fernando Avila había sido dirigente estudiantil en el Belgrano. Desde el golpe, la casa de sus padres en Córdoba sufrió dos allanamientos de los que se salvó. Se mudaron a Buenos Aires y el 24 de febrero de 1978 salió de su casa, a las cinco de la tarde, y nunca más volvió.
Walter Magallanes “fue el que tuvo el incidente con el celador Zanón en 1974, le dio una trompada”, relató Orosz. El “Negro” era uno de los líderes de la UES, fue secuestrado en la calle en diciembre y llevado al campo La Perla. Graciela Vitale y Daniel Bachetti se enamoraron en el Belgrano y se casaron antes de terminar el secundario. Al poco tiempo se mudaron a Buenos Aires y en enero del ‘77 vieron nacer a su hija Patricia. El 13 de mayo fueron secuestrados en su casa por un grupo de tareas.
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