Esta semana, el gobierno islámico decidió que finalmente aceptará los exhortos enviados por la Justicia argentina por el caso AMIA. No es que acepte los cargos o piense en extraditar a los ocho ex funcionarios reclamados. Por el contrario, trabajan con la idea de enviar sus exhortos.
› Por Martín Piqué
“Esta semana Irán recibió los pedidos de Nisman (Alberto, fiscal de la causa AMIA). Por primera vez en forma oficial, aceptamos los exhortos que nos había enviado la Justicia argentina. El miércoles enviamos una carta oficial para mostrar una señal de la buena voluntad del gobierno de Irán.” El director para las Américas de la Cancillería persa, Ahmad Sobhani, es un funcionario de mucho poder en la República Islámica. Fue embajador en Venezuela, donde conoció a Hugo Chávez, y ahora es el número dos del ministro Manucher Mottaki. Si Sobhani convoca a un grupo de periodistas argentinos a una reunión fuera de agenda significa que se viene un anuncio importante vinculado con el caso AMIA. O que Irán considera importante. El pronóstico se confirma cuando Sobhani cuenta que detrás de la puerta de su despacho lo espera el encargado de negocios de Suecia (el sueco representa los intereses de Washington luego de que Irán y Estados Unidos interrumpieran sus contactos). “Es la primera vez que aceptamos recibir los exhortos”, remarca el iraní. Teherán ni siquiera había aceptado el trámite formal de recibir los escritos que reclaman la detención de ocho ex funcionarios (Interpol se negó a ubicar a tres en la lista roja que solicita las capturas).
La aceptación de los escritos firmados por el fiscal Nisman no significa que Irán acepte el contenido del dictamen, por el contrario. La acusación señala a ocho ex funcionarios (entre ellos el ex presidente Akbar Hachemi Rafsanjani), diplomáticos y empleados de la embajada de Irán en Buenos Aires de planificar y organizar el atentado. Es un simple trámite, aunque imprescindible para que ambas partes puedan preparar el terreno para la discusión de fondo. El gesto es una señal política de Irán en un momento nada fortuito: esta semana se cumplen 13 años del atentado a la mutual judía que causó 85 muertos. En el acto por el aniversario estará el presidente Néstor Kirchner. Hace quince días, el mismo Kirchner dejó trascender ante los familiares de las víctimas que podría denunciar a Irán durante su discurso anual ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. “No tiene ninguna importancia”, aseguró el canciller Mottaki en una entrevista con periodistas argentinos, entre ellos Página/12.
Las relaciones entre Irán y la Argentina están en su peor momento con la acusación que Nisman firmó en octubre. Los iraníes están enojados con la Justicia argentina pero también con la Casa Rosada. Aseguran que el dictamen es poco sólido, “le falta documentación” y responde al objetivo político de aislar a Teherán y colocarlo en el Eje del Mal. “Hace poco volví a leer el dictamen de Nisman, lo leí en farsí. Tiene muchos errores, muchas informaciones falsas. Dice que participó un guardia de la Revolución cuando en ese momento no existía la Revolución. Y los testigos son del MKO (siglas en inglés de la organización disidente Mujaidines del Pueblo). Ellos mataron a mi padre cuando tenía una tienda de electrodomésticos. Su único pecado había sido poner una foto de Jomeini. También mataron a los kurdos del norte de Irak”, asegura Sobhani. “¿Cómo el gobierno de Argentina aceptó hablar con esas personas, que son asesinos?”
Varios dirigentes de la República Islámica también se dedican a rebatir las acusaciones argentinas desde hace días. En la tarea coinciden el director del diario oficialista Kayhan y un dirigente joven que perdió a su padre en los primeros años de la República Islámica. El primero se llama Hossein Shariatmadari y es presidente del grupo de diarios Kayhan, nombrado por el mismo ayatolá Jomenei. “En ningún sistema judicial se toma como prueba a alguien que es opositor al otro, salvo que se presente documentación innegable. Ustedes están poniendo a testigos que son confesos y que mataron a siete mil iraníes. ¿Dónde vieron en el mundo que un juez se apoye en la opinión de un grupo terrorista?”, cuestiona ante Página/12. Se trata de un hombre muy cercano a Jomenei, eso equivale al escalón más alto del poder.
Lo mismo dice Yavad Hashemi Neyad, fundador de una ONG que agrupa a familiares de víctimas del MKO. “Yo no soy alguien que conozca en particular el tema. Somos una ONG a la que le interesa en particular el tema MKO. Son los que alegan y acusan a Irán ante la Argentina. ¿Cómo van a ser del MKO los testigos de la Justicia argentina?”, se indigna Neyad. Con discurso de cuadro político, reparte copias del informe del Departamento de Estado de EE.UU. con la lista de organizaciones que consideran terroristas. Ahí aparece la sigla del MKO. Los testigos que cuestionan los funcionarios iraníes son Hamid Reza Eshaghi y Mohammad Mohaddessin; los dos aparecen profusamente citados en el dictamen de 801 páginas. Los funcionarios creen que los testimonios de los disidentes no pueden ser tomados como prueba válida porque conformarían “un grupo terrorista”.
Los iraníes se mueven con una lentitud estudiada. Lo ilustra una frase que pronunció ante este diario el canciller Mottaki. “La diplomacia no es solamente velocidad de respuesta, no solamente es velocidad de transferir una información.” Pareciera que los siete mil años de historia influyen sobre el carácter de los persas y en lo que tardaron en recibir los exhortos con los pedidos de captura. El trámite se pudo concretar el miércoles, cuando el encargado de Negocios argentino en Teherán, Mario Quinteros, y el cónsul Sebastián Zavalla se presentaron en el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Islámica. El edificio es una réplica de lo que fue la ciudad de Persépolis, cuyas ruinas aún pueden verse.
Sobhani sugiere que Irán, además de contestar los requerimientos del fiscal argentino, está pensando en redactar sus propios exhortos para enviar a Buenos Aires. “Nosotros tenemos derecho a preguntar también. Si vamos a recibir exhortos y responder, podemos preguntarles también a ellos”, dice ante los periodistas argentinos. La intención de los iraníes sería pedir precisiones sobre la forma de recolección de pruebas, de testimonios; creen que así dejarán al descubierto deficiencias de la investigación.
Sean altos funcionarios como Sobhani, editores de diarios o jóvenes dirigentes alineados con el Islam, los iraníes muestran una sintonía muy fina en el tema AMIA. En los últimos seis días han aprovechado la presencia de una comitiva de periodistas argentinos para transmitir su opinión una y otra vez. Saben que Kirchner podría lanzar una acusación ante la ONU pero no parecen demasiado inquietos. “Para denunciar a un Estado en los foros internacionales hace falta documentación. Pronto se va a saber la verdad. Apóyense en la documentación”, se aventura a aconsejar Shariatmadari, que cuenta que tiene todos los dientes postizos. “Me los rompieron uno por uno en la época del sha, también me sacaron las uñas de los dedos.” Detrás se ve un mapa de Irán, un planisferio y los consabidos retratos de Jomeini y Jatami. Estos son los hombres que deciden en la Revolución Islámica.
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