Lun 03.09.2007

EL PAíS  › TRAS LA MEDIANOCHE SOLO SE HABIA ESCRUTADO EL 30 POR CIENTO DE LAS MESAS

Voto a voto por la gobernación cordobesa

Al cierre de esta edición, el oficialista Juan Schiaretti se imponía con el 40 por ciento de los votos sobre el 32 por ciento de Luis Juez. Pero aún no se conocían datos sobre la ciudad de Córdoba, bastión del juecismo. Los dos candidatos se adjudicaron el triunfo. Relegado, con el 23 por ciento, resultaba el candidato radical, Mario Negri.

› Por Miguel Jorquera
desde Córdoba

La pelea era cabeza a cabeza. Sólo 15 minutos después de cerrados los comicios –mientras miles de cordobeses todavía permanecían en las escuelas esperando para votar– el vicegobernador Juan Schiaretti y el intendente Luis Juez, apoyados en sus propias encuestas en boca de urna, ya se calzaban el traje de nuevo gobernador de Córdoba y salían a proclamarlo. Pero, al cierre de esta edición, los candidatos de la oficialista Unión por Córdoba y del opositor Frente Cívico y Social todavía seguían contando los votos. A las 22, y cuando recién se conocía el resultado del 10 por ciento de las 5987 mesas, colapsó el sistema informático del centro de cómputos montado en la junta electoral. El reinicio del recuento electrónico se hizo aún más lento y las dudas aumentaban. Casi a la medianoche, sólo se conocía el 23 por ciento del escrutinio: señalaba un triunfo de Schiaretti con 43 puntos sobre 28 de Juez, aunque sin mayores datos de la ciudad de Córdoba, el bastión juecista. Al cierre de esta edición, los cordobeses se acostaban sin conocer quién será su nuevo gobernador. Nadie reconocía la derrota.

Sin embargo, a esa hora, en el bunker de Juez se festejaba el triunfo en la capital y en departamentos estratégicos del interior provincial, como Punilla y Colón, reductos del compañero de fórmula oficialista, Héctor “Pichi” Campana. En el comando de Schiaretti se insistía en el triunfo propio, en los porcentajes de las encuestas en boca de urna y reconocían algunas derrotas en el interior. Pero festejaban haberse alzado con Río IV, territorio opositor.

Ni bien se cerraron los comicios, a las 18, una encuesta en boca de urna realizada por la Universidad de Córdoba, sobre 12 mil casos en toda la provincia, daba ganador a Juez por dos puntos (38,4 a 36,5 por ciento) y desataba la algarabía de los seguidores del Frente Cívico y Social, en el hotel Sheraton. Diez minutos después, desde el hotel Interplaza, llegaba la réplica: “Nuestros datos son que ganamos 40 a 36 por ciento. Tenemos tres boca de urnas que lo confirman”, dijo el jefe de campaña de Schiaretti, el diputado nacional Carlos Caserio, quien llamó a celebrar frente a la casa de Gobierno desde las 20.30. Pero, llegada la hora, nadie festejaba allí. A las 22, ni el gobernador estaba en la gobernación.

Sin embargo, para entonces Schiaretti ya había dicho varias veces a los periodistas que era “el nuevo gobernador”. A veinte cuadras, lo mismo hacía Juez, aunque el intendente de la ciudad de Córdoba reclamaba “mesura” y repetía que “hay que esperar que se abran las urnas”. Desde 1983 que los cordobeses no vivían un “empate técnico” entre dos candidatos que prolongaban la incertidumbre sobre quién reemplazará a Juan Manuel de la Sota.

La inquietud ya había aflorado desde temprano. Una hora antes del cierre de los comicios, las caras que se veían en los bunkers del oficialismo y de su principal competidor reflejaban las tensiones desatadas por los datos que manejaba cada uno. Diez minutos antes de las 18, la aparición de Juez provocaba el revuelo periodístico. “Voy a un despacho de mayor comodidad y privacidad”, dijo escuetamente, contrariando su habitual verborragia. Detrás de él salió el candidato a intendente del juecismo. “Les pido a mis fiscales que no se muevan de las urnas. Que se queden ahí hasta el recuento final. Que aguanten lo que haya que aguantar, hasta el final, hasta que salga el telegrama. La elección a gobernador es tremendamente pareja. Que no nos operen”, dijo Daniel Giacomino. Y hasta pidió “extender el comicio”.

La réplica llegó rápidamente desde el bunker delasotista. “Vamos a ganar por siete u ocho puntos. Soy el nuevo gobernador de Córdoba”, dijo Schiaretti, que no quiso ampliar los datos y hasta se quejó de la actitud “guaranga” de los periodistas “porteños” que pretendían sacarle mayor información.

Pasadas las primeras horas, la única certeza era el triunfo juecista en la ciudad de Córdoba, que transformaba al radical Giacomino en el continuador de la gestión de Juez en la municipalidad. Según los datos del Ceop, Giacomino –ex viceintendente y actual diputado nacional– obtenía el 44,7 por ciento por sobre el radical Ramón Mestre (hijo) con el 19, sobre Olga Riutort (Movimiento de Acción Vecinal) con el 17 y Roberto Chuit (UPC) con el 14. Para la Universidad Nacional de Córdoba, Giacomino habría obtenido el 42,1 por ciento, seguido por Mestre con el 21,4, Riutort el 17,1 y Chuit el 14,2.

En ambos casos, Giacomino obtenía los más de 20 puntos de diferencia que necesitaba en la capital para “emparejar” la diferencia que Schiaretti sacaría en el interior provincial y Juez -–según sus propios números– superaba el caudal electoral de su propio “pollo” a la intendencia. El oficialismo reconoció la victoria “esperada” del Frente Cívico y hasta que la UCR relegaba al tercer y cuarto puesto a los divididos candidatos peronistas que proponían el voto a Schiaretti. Pero nada decían sobre la diferencia de votos que favorecía al juecismo.

En el radicalismo, la arremetida final de Mestre “salvó la ropa” de una nueva derrota y un porcentaje de votos que no alcanzó para colocar a la UCR en un proceso de “recuperación” que proponía su candidato a gobernador, el diputado nacional Mario Negri, en medio de las acusaciones de Juez de haber “pactado con De la Sota” para restarle votos al Frente Cívico y así menguar sus posibilidades en la elección.

Mientras crecía la incertidumbre por el resultado, quedaban relegadas las definiciones políticas que los candidatos habían repetido a la hora de votar. Allí, Schiaretti se había mostrado alineado con el kirchnerismo, le adjudicándole su posible victoria “al trabajo de Unión por Córdoba y a la política del Presidente”, aunque propondría una relación de otro tipo entre el Gobierno y la provincia. Por su lado, Juez había vuelto a distanciarse del kirchnerismo: “No me pregunten por Cristina. Los cordobeses tenemos cosas más mundanas en las que preocuparnos. Hoy en Córdoba se elige gobernador”. De todos modos, en el bunker juecista volvió a mostrase la diputada nacional kirchnerista Patricia Vaca Narvaja y a la noche llegaba Aníbal Ibarra, el ex jefe de gobierno porteño y aliado del jefe de gabinete, Alberto Fernández. Pero la preocupación seguía concentrada en el conteo de votos.


Juecismo en la capital

El candidato a intendente de la capital de Córdoba por el Frente Cívico y Social –la fuerza de Luis Juez–, Daniel Giacomino, se impuso en los comicios que se celebraron en simultáneo con la elección a gobernador. Según los cómputos al cierre de esta edición, el juecista Giacomino obtenía el 41,6 por ciento de los votos. En el segundo lugar se ubicaba el delasotista Roberto Chuit con el 20 por ciento. En el tercer lugar aparecía la ex mujer de De la Sota, Olga Ruitort, con el 16,58 por ciento mientras que el radical Ramón Mestre (h), quedaba cuarto con el 15,8 por ciento. Giacomino sostuvo que la gente “se expresó a favor de una continuidad”. “La gestión de (Luis) Juez tuvo sus errores, pero éste es un proceso que arrancó del subsuelo y ahora estamos en los cimientos”, agregó el candidato del oficialismo. Giacomino consideró que el caudal de votos obtenido en su favor se debió a que “la gente confía y sabe que somos gente honesta y sabemos cómo gobernar” y, al referirse a sus adversarios políticos, anunció que “voy a convocar a todos para trabajar por la ciudad”. Giacomino había quedado al frente de la intendencia cuando Juez se dedicó a la campaña.

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