Jorge Ceballos, dirigente de Libres del Sur, dejará su puesto en el Gobierno. La situación en los otros movimientos sociales K.
› Por Martín Piqué
“Tenemos que hablar.” La frase suele escucharse cada vez que una relación de pareja se vuelve impredecible. Son esos momentos de encrucijada: ambas partes aceptan un cambio profundo y se llega a la reconciliación, o se viene, inexorable, la ruptura. Esa podría ser la mejor metáfora para describir la actualidad de la relación entre el Gobierno y los principales movimientos K. Tras la negociación por las listas electorales, las organizaciones sociales comprobaron que la Rosada había decidido apoyarse sobre todo en la estructura del PJ. También, que había optado por favorecer a unos cuantos intendentes impidiendo que en sus distritos florecieran listas alternativas o colectoras. Hubo pocos lugares para los movimientos sociales, que además vieron reducidos sus espacios por la incorporación de socialistas y radicales K. Quizás el hecho que mejor resume el estado de la relación sea lo que sucedió con el subsecretario de Capacitación Popular del Ministerio de Desarrollo Social, Jorge Ceballos. Dirigente de Libres del Sur, Ceballos pugnaba por la intendencia de La Matanza. Esperaba obtener una colectora para postular a Cristina Kirchner y competir con el intendente Fernando Espinoza. El Gobierno le negó esa alternativa. Tras varios días de silencio, Ceballos decidió renunciar a su cargo. Lo anunciará mañana desde el Hotel Bauen.
Para entender la evolución de los procesos muchas veces es necesario separarse de la coyuntura. A partir de esa premisa se podría concluir que la tendencia general marca un progresivo alejamiento de las organizaciones sociales de la gestión del Estado. Lo que había empezado en 2003, con la incorporación de los movimientos de desocupados a funciones ejecutivas, parece estar involucionando. En el último año y por distintas razones se fueron Luis D’Elía (Federación de Tierra y Vivienda) de la Subsecretaría de Tierras y Angel “Lito” Borello (Comedor Los Pibes) de la coordinación de Políticas Sociales del gobierno porteño. Ahora quien se aleja es Ceballos, fundador de Barrios de Pie. El dirigente ya aclaró que piensa hacer campaña por CFK desde el llano.
Cordobés, pero instalado desde hace mucho tiempo en Buenos Aires, Ceballos había comenzado a recorrer La Matanza desde hace más de un año. Su expectativa era competir contra el intendente Espinoza, hombre de confianza del titular de la Cámara de Diputados y candidato a vicegobernador, Alberto Balestrini. Hasta hace una semana, cuando cerró la inscripción de candidaturas, cerca de Ceballos se respiraba cierto entusiasmo. No esperaban un triunfo pero sí desembarcar en el municipio más poblado del país. Incluso decían conocer algunas encuestas que oscilaban entre el 2 y el 7 por ciento de intención de voto (números que con el probable efecto arrastre de la candidatura de CFK imaginaban elevándose al 10 o 12 por ciento). Pero las presiones de Balestrini, nuevo hombre fuerte del PJ bonaerense, pudieron más.
Ceballos se convirtió así en el único funcionario de Alicia Kirchner que quiso pelear una intendencia y no recibió la bendición para competir con una colectora. Sí la consiguieron el secretario de Comunicación Social, Fernando Gray, y el de Coordinación, Carlos Castagnetto. El primero competirá por Esteban Echeverría, el segundo por La Plata. Esa excepcionalidad no cayó bien en Libres del Sur. Además de la lista para Ceballos, ese movimiento había pedido dos diputaciones nacionales para el asesor de Cancillería Isaac Rudnik y el dirigente porteño Humberto Tumini. Ninguno lo logró. Sólo fue incorporada la hija de desaparecidos Victoria Donda, militante de esa agrupación y de buena relación con Estela Carlotto. “La renovación política es una necesidad imprescindible de este modelo y no se puede hacer apoyándose sólo en el PJ”, cuestionó Tumini.
Los demás movimientos K tampoco derrochan entusiasmo. En el Movimiento Evita, que encabeza Emilio Pérsico, sus dirigentes consideran que la negociación por las listas no los perjudicó ni los favoreció demasiado. “Kirchner siempre nos paga con nuestra moneda, nunca con la moneda de él”, dijo Pérsico a Página/12. Según esa interpretación, los espacios se lograron por méritos propios y no por la intervención del Presidente. Se trata de las candidaturas a diputado nacional de Adela Segarra y Juan Pablo Cusa (está séptimo en Capital y no entrará). Sin embargo, las apuestas están concentradas en la pelea por dos municipios: La Plata, donde el secretario de organización, Santiago Martorelli, apoya a Pablo Bruera, y Lomas de Zamora, donde compite Fernando “Chino” Navarro.
El panorama para la FTV es bastante curioso. A pesar de que D’Elía abandonó el Gobierno en medio de la polémica por su visita a la embajada de Irán, su organización obtuvo más espacios que en 2005. “Para nosotros la negociación fue buena. En la anterior metimos un diputado provincial y ahora van a entrar dos más”, analizó D’Elía ante Página/12. Los nombres en cuestión son Adriana Tolosa y Alicia Sánchez, responsable de la mujer de la FTV y esposa de D’Elía. Un capítulo aparte merece el Frente Transversal del diputado Edgardo Depetri. Con muy buena llegada al Presidente, Depetri obtuvo un lugar para Sandra Cruz en la lista de diputados provinciales. Cuando le preguntan por la relación entre el Gobierno y los movimientos sociales, Depetri no ahorra críticas pero muestra cierta comprensión. “El Gobierno no ha profundizado la renovación institucional y la construcción de una fuerza propia, pero la prioridad era llegar a octubre ganando en primera vuelta. Por eso integró a todos los sectores dándoles prioridad a los intendentes del conurbano”, dijo a este diario.
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