“Si el presente es lucha, el futuro es nuestro.” La frase del Che caminaba ayer por Parque Patricios, donde se lanzó una agrupación juvenil del kirchnerismo, que tiene entre sus referentes al nieto recuperado Juan Cabandié. Se llama GEN, que es un acrónimo de Generación por la Emancipación Nacional. La integran militantes de distintas agrupaciones estudiantiles, barriales o culturales. La mayoría bordea los treinta y varios son hijos de desaparecidos o de ex presos políticos de la dictadura. “Nuestros viejos tenían un proyecto político claro. Más allá de que nosotros somos nosotros, nos identificamos con la lucha política que encararon”, planteó Cabandié, en diálogo con Página/12.

“Con muchos hijos de desaparecidos, hemos discutido mucho tiempo un proyecto político y lo que hizo Kirchner nos abrió un campo de posibilidades. No podemos perder la oportunidad de vincular los derechos humanos del pasado y el presente”, sostiene Cabandié. El joven al que León Gieco le dedicó una canción (“Yo soy Juan”) descubrió en enero de 2004 que sus padres eran Damián y Alicia, y que estaban desaparecidos. Dos meses más tarde hablaba de ellos frente a una multitud en el acto en el que se recuperó la ESMA, donde él nació.

En junio de ese año, Alicia Kirchner lo convocó para trabajar en el Ministerio de Desarrollo Social. Hoy preside el Consejo Federal de Juventud. Este año, fue candidato a legislador porteño por el Frente para la Victoria. En los mentideros políticos del kirchnerismo se dice que Cabandié forjó una relación estrecha con el hijo del Presidente, Máximo Kirchner. Sin embargo, el grupo que se lanzó ayer no reconoce padrinos políticos.

La agrupación, que se presentó frente a un centenar de jóvenes (y no tanto) y del candidato a senador y ministro de Educación, Daniel Filmus, la integran grupos de militantes universitarios, barriales, culturales o de derechos humanos, como Garra, Azucena, el grupo Oriente –una escisión de El Mate– o NBI, una agrupación independiente de Derecho. Además de Cabandié, tiene como referentes a Gustavo Vaca Narvaja, hijo del dirigente de Montoneros Fernando Vaca Narvaja, y algunos militantes que provienen de H.I.J.O.S. Capital, como Eduardo De Pedro (“Wado”) o Carlos Pisoni.

“Acá se encuentran más que dos generaciones: los que vienen militando en los noventa en las facultades y los que de 17 o 18, que comenzamos a militar del 2001 para adelante, como una nueva camada. Los milicos trataron de cortar esta relación entre las generaciones y no lo lograron”, reflexiona, Pablo Giles, otro de sus integrantes. Pablo es hijo de Jorge Giles, un ex preso político que, actualmente, es director del INAP.

Con tan sólo 22 años, Pablo proviene de Forjando, un grupo que tiene inserción en la Villa 21. “La idea es no quedarnos en un asistencialismo vacío, sino darle contendido a nuestro trabajo”, sostiene. “Lo que nos moviliza es una identidad, que la vemos reflejada en la militancia de nuestros viejos. El nombre se corresponde con eso: tratamos de ser la generación que le siga a la gloriosa juventud de los setenta”, plantea.

GEN se suma a la corriente de agrupaciones juveniles que intentan lograr masa crítica y presencia política dentro del kirchnerismo. Otras corrientes, como Juventud Presente, Compromiso K y el MUP, harán su propio acto de presencia el martes en el Teatro del Cubo.

El fenómeno de los jóvenes kirchneristas tiene su llegada también en las listas de Frente para la Victoria. Allí aparecen compitiendo en Capital y en la provincia la nieta recuperada Victoria Donda, de Libres del Sur, la directora de Juventud, Mariana Grass, y Nicolás Trotta, de los jóvenes K.

“En nuestra identidad confluyen el peronismo revolucionario y la izquierda nacional. En GEN pensamos en la formación de cuadros juveniles, que tenga una formación específica”, destaca Cabandié, que describe los “diez mandamientos políticos” de la agrupación: se trata de propuestas para medio ambiente, salud, o economía, como un gravamen sobre la renta financiera o la depuración de los jueces de la dictadura.

Como una forma de bromear sobre esos “10 mandamientos”, la invitación al acto tomó la forma de la receta de un medicamento –el GEN 10, “comprimidos recubiertos de liberación prolongada”– que se completaba con una contraindicación: “Ante cualquier inconveniente reclame un choripán, un vaso de vino y una moneda de oro”.